domingo, 24 noviembre 2024 - 01:18

Documentar. Raymundo Gleyzer y el arte del cine militante

Raymundo Gleyzer, cineasta, periodista y militante revolucionario, fue secuestrado y desaparecido el 27 de mayo de 1976 frente al Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA) a manos de paramilitares de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. En conmemoración de Raymundo, en 2001 se instituyó el Día del Documentalista en Argentina.

Raymundo había militado en el PC de Argentina para luego pasar al PRT en 1971. Más allá de las diferencias políticas entre la estrategia del foco guerrillero que militaba Raymundo y la organización de la clase obrera defendida por nuestra corriente, saldadas por la historia, vale reivindicar su impronta clasista y crítica de la conciliación de clase, distinta de expresiones como Cine Liberación impulsada por los peronistas Pino Solanas y Octavio Gettino.

Gleyzer dirigió películas etnográficas, como Ceramiqueros de Traslasierra (1965) y Pictografías del Cerro Colorado (1965) antes de su primer largometraje: México, la revolución congelada (1971). El documental fue prohibido en la Argentina, y logró estrenarse recién en 1973.

En 1974 el grupo Cine de la Base filmó Me matan si no trabajo, y si trabajo me matan, sobre la huelga obrera en la fábrica INSUD, donde los trabajadores morían por contaminación por plomo en la sangre. También dirigió “Las AAA son las tres armas” , cortometraje basado en la carta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar.

Pero quizás su obra más importante sea Los Traidores, de 1972, filmada y exhibida clandestinamente.

Antes de escribir esta nota me tomé la tarea de ver “Los traidores” otra vez. Hacía tiempo que la había visto, y por ahí algunas escenas se borran o detalles se olvidan. Gleyzer realiza esta película mezclando el registro documental con lo ficcional hecha con obreros, no actores.

Es una película que nos recuerda tanto con la realidad actual que cada tanto me encontraba diciendo sola “nahh bueno…”. Pero más allá de los comentarios que yo pueda hacer sola te invito a que vuelvas a verla, y si no la has visto, que la veas.

A mi parecer es una excelente mirada de lo que era la clase obrera del momento, pero sobre todo, de los dirigentes sindicales. Los burócratas, los carneros, los matones, los que confiaban, los que esperaban, los que militaban en contra de lo que decía la dirección del sindicato. Una dirección que acordaba con el empresariado para armar listas de los trabajadores opositores para despedirlos. ¿Te suena algo? Porque yo me aturdí.

Me veo fuertemente tentada a escribir y citar escenas completas de las charlas entre los trabajadores. Análisis políticos de cuadros, de militantes de base, de simples obreros que develan gran claridad no sólo política sino también de vida…”si no hay vencedores ni vencidos, es empate”.

Mirala, porque en los tiempos que corren detectar personajes y sus roles es fundamental. Los burócratas cambian, se transforman, se acomodan pero los papeles muchas veces se repiten. Como siempre: son los peores. Pero también están los otros, los que pelean, se organizan, perseguidos, marcados y con una sed de organizarse envidiable, sí, envidiable.

En un momento determinado de la película y diría en un momento justo del relato narrativo entra una canción que hoy escuche con otros oídos y por ende con una cabeza distinta de la Emi de otras épocas y note algo particular… La marcha de la bronca dice en un momento “No puedo ver tanto desastre organizado sin responder la voz ronca…de bronca”, te invito de nuevo a que la veas y particularmente que la escuches porque hay algo en esa canción que le falta y que la película muestra…y lo dejo ahí.

Con los ataques al INCAA y a lla cultura de conjunto del gobierno liberfacho de Milei, rememorar épocas oscuras no es solo por el simple hecho de mantener vivas las llamas de lo que fue nuestro cine en una época determinada de la historia. También es necesario recordar para entender que hay fórmulas que no son nuevas, son viejas con otros nombres. Y entender que de ese lado se hicieron experiencias y aprendizajes pero de nuestro lado también se hicieron. Con aciertos y errores, se hicieron.

Compañeros como Raymundo nos enseñaron que donde querían silencio, había un grabador para tomar sonido, donde querían ocultar la realidad, había una cámara para filmar las políticas atroces de un gobierno fascista, donde habían mentiras y calumnias, habían guionistas para narrar la verdad. Y la verdad es que aunque los traidores están por todas partes, los que luchamos, les guste o no les guste, también estamos…

Link “los traidores”:

https://play.cine.ar/INCAA/produccion/7551

Emilse Matus, Directora de sonido

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