Volvió Alberto por cadena nacional, solo por un rato. A un año del comienzo de la pandemia y lejos del aire profesoral de sus primeros mensajes, se limitó a una suerte efeméride sanitaria. Luego de un breve balance exitista (posibilista) de su gestión, se despachó con el diagnóstico ya conocido de la segunda ola que se viene y casi una confesión de parte que tendremos que enfrentarla no solo sin posibilidades de inmunidad comunitaria, sino con dificultades para completar la vacunación de la población de riesgo. No hubo novedades a la hora de las propuestas. Se mantienen los ejes centrales de la política oficialista: apertura económica a la medida de las patronales, circulación sin restricciones y ninguna modificación del rumbo sanitario.
Los tres problemas
El presidente reconoció tres problemas que se combinan peligrosamente y sobre los que vienen alertando, con matices, las diversas corrientes de epidemiólogos y especialistas, pero no planteó ninguna salida.
- Se viene la segunda ola. Hay una meseta alta y prolongada de casos, con tendencia al crecimiento, que marca que no se ha cortado la circulación del virus. Se viene la época de temperaturas más frías y hay un marco latinoamericano muy desfavorable. En dos o tres semanas se está pronosticando un crecimiento sostenido de contagios, la llamada segunda ola.
- Hay escasez de vacunas. Fernández reconoció que, a pesar de que se firmaron contratos por 65 millones de dosis, “hasta el momento llegaron al país solo el 6 por ciento de las que hemos contratado”. Dijo que son “muy optimistas” aunque… “aún no contamos con las dosis suficientes”. La realidad es que se viene administrando la miseria, se vacunó con ambas dosis apenas poco más del 1,1% de la población. Si bien se avanzó en el equipo de salud y se comenzó con los grupos de riesgo, recién se vacunó el 12% de los mayores de 70 años. Alberto Fernández, se excusa con que el problema es “global”. Pero no tomó medidas para garantizar producción pública y masiva, respetó las patentes farmacéuticas e incluso hizo oídos sordos también a los reclamos internacionales para limitar los derechos de propiedad de las multinacionales.
- Las mutaciones nos acechan. La variante Manaos y otras potencialmente más virulentas, agravan el panorama en que se inscribe la segunda ola. Alberto lo señala, pero no hace nada.
Elogios cínicos
El presidente volvió a referirse a lxs trabajadorxs del equipo de salud, pero no a sus condiciones laborales y menos a sus salarios. “Nuestra voluntad política ha sido acompañada por el enorme compromiso de los trabajadores de la salud”. Basta de hipocresía. Si bien gran parte del sector ha sido vacunado, no se han modificado las condiciones y el medio ambiente de trabajo de exposición al riesgo y desgaste laboral. Y los salarios en una mayoría siguen por debajo de la línea de pobreza. Solo falta que vuelvan a pedir aplausos. Ante el agravamiento de las condiciones sanitarias, hay que reforzar el cuidado del equipo de salud.
Otra vez la responsabilidad individual
El discurso presidencial finalizó con un llamado a mantener la responsabilidad individual. “…necesito pedirle a toda la sociedad que tenga responsabilidad, La pandemia no terminó, debemos extremar los cuidados para que el COVID no nos vuelva a aislar”. Otra vez sin anunciar una sola medida social o sanitaria desde el Estado para enfrentar a la ola que se viene. Siguen llamando solamente a la responsabilidad individual, mientras se mantiene la política aperturista en general y la vuelta a las aulas no solo se hace sin los protocolos y las condiciones que reclaman lxs docentes, sino que ha agravado la circulación social y en el transporte público notablemente.
Medidas de emergencia que proponemos
Mientras reclamamos que ya mismo se intensifique y masifique la vacunación y se refuerce el sistema de salud con presupuesto, personal e infraestructura para preparar la contingencia que se viene, hay que avanzar en medidas que, entre otras que conforman un programa alternativo obrero y popular, venimos reclamando desde el MST y el FITU. Muchas de ellas compartidas por sectores sindicales y sanitarios combativos.
- Testeo masivo, rastreo de casos y donde sea necesario volver a fases más estrictas, acorde a la evolución de la pandemia.
- Vacunas para todes. Hay que suspender la ley de patentes, declarar de utilidad pública los laboratorios privados y que el Estado invierta todo lo necesario para garantizar la vacunación masiva, que debe ser obligatoria, universal y gratuita. A la vez, asignar todos los recursos necesarios al desarrollo de la producción pública.
- Sistema único estatal universal y gratuito de salud. Todos los recursos deben estar en función de la atención pública. Para eso hay que estatizar al sector privado y junto a las obras sociales integrar un sistema único y estatal de salud, con participación y control de sus trabajadorxs.
- Nombrar el personal del equipo de salud necesario, con salarios y condiciones laborales dignas. Se necesita triplicar el presupuesto para salud pública Hace falta un aumento de salarios acorde a la canasta familiar, respeto al régimen de licencias y reconocimiento profesional a la enfermería en todos los distritos.
- Ayuda social universal. El gobierno, pese al panorama social no piensa siquiera en restablecer el IFE. Asimismo, aumento general de salarios, jubilaciones y planes sociales actualizados en forma automática. Prohibir despidos y suspensiones.
- Ni un peso más a la deuda externa. No pago soberano de capital e intereses. Anular los acuerdos con el FMI y para evitar toda nueva fuga, nacionalizar el sistema bancario y el comercio exterior. Anular el IVA e instaurar un verdadero y fuerte impuesto impuesto a las grandes fortunas, bancos y terratenientes.