Viernes 14 de abril, un Movistar Arena explotado y un solo deseo: ver en vivo una vez más a Dillom despidiendo Post Mortem, uno de los discos más interesantes del trap argentino. Arrancó a las 21 horas puntual cumpliendo el horario programado, como lo hacen las obras teatrales, y es que los shows de este artista tienen mucho de eso, con listado de temas organizados para sostener una línea estética que se marca con las luces, visuales y el vestuario del músico.
Un ejemplo claro fue el inicio: personas de negro dejan un cajón funebre. Luego con visuales nuevas ilustran la historia de Demian, un niño que asesina a sus amigos en un campamento, y el cantante sale posterior a eso del cajón. Los músicos, como siempre vestidos de Boy Scouts representando a los amigos de Demian y Dillom con su camisa a cuadros para las primeras canciones.
Así comienza el show con las canciones mas oscuras del álbum, en donde Demian toma protagonismo. La obra de este rapero parte de jugar con el absurdo y el emo en partes casi iguales. Como si quisiera bajar el peso de lo que cuenta, sus frases cortan la pesadez de la historia justo cuando nos puede resultar demasiado duro con unas líneas superfluas o a la inversa, un tema completamente banal pasa a tener cierres de mucha densidad emocional, con bases que van cambiando de estilos pero que en general están pensadas para funcionar en vivo con la banda que lo acompaña.
El recital fue una celebración de Post Mortem, que de manera meteórica llevó al artista de tocar en Niceto a llenar un Movistar Arena en menos de dos años. Además, el año de tocar juntos la banda y Dillom se nota, construyeron durante la presentación momentos para cada músico, se les da espacio de protagonismo sin opacar a la figura principal y se nota que construyeron química para seguir girando juntos.
El show tuvo dos momentos que muestran el reconocimiento que está teniendo Dillom en la comunidad musical: con los Miranda subiendo a tocar Dos, el tema que sacaron junto al rapero, y Andrés Calamaro subiendo a cantar Input output con Dillom y la banda.
Pero el rapero jamás olvida sus raíces y amigos, por el show pasaron Broke Carrey, Muere Joven y Sara Malacara, parte de su grupo de artistas, la Rip Gang, donde también están Taichu, Odd Mami, Quentin, No duermo, Evar, Rama y Kuribo. Artistas que no sólo se dedican a la música; sino que incluye street art y audiovisuales.
Es que más allá de la música lo importante del mensaje de este artista es la construcción de comunidad, lo bueno del trabajo colectivo, de la solidaridad y la reciprocidad. Ver cómo previo al show todos los miembros del grupo felicitaban a Dillom por el logro de tocar en el Movistar y cómo todo el tiempo están compartiendo las fechas y el arte de los otros, me parece un elemento a celebrar en estos tiempos que intentan reafirmar el individualismo.
El cierre del show con los miembros de la RipGang llevando a Dillom en el cajón fúnebre vestido de traje es el resumen perfecto de la idea y estética de Post Mortem, de la construcción de hermandad que quieren dejar estos artistas a futuro. Y un gran moño para este inicio de cierre de gira por un disco que va a quedar para la posteridad.
Pedro Pallero