Lo afirmó Gerry Rice, vocero oficial del Fondo, contradiciendo las demandas que el kirchnerismo viene utilizando como argumentos de campaña para que se extiendan al doble los tiempos del futuro acuerdo. También señaló que las conversaciones entre Guzmán y la titular del FMI, Kristalina Georgieva fueron “muy productivas”. Los K pretenden mostrarse como los más combativos contra el imperio, mientras Guzmán pacta la entrega, un repetido teatro electoral en medio de la ya lanzada campaña.
En sus declaraciones este vocero del FMI ratificó que lo que negocia el gobierno argentino es un Crédito de Facilidades Extendidas bajo su formato tradicional a 10 años y que los reclamos de los funcionarios argentinos por bajar la sobretasa y acceder a un monto mayor que el que corresponde al país el reparto de los Derechos Especiales de Giro (DEG), se tratan como un tema aparte y que no hay “fecha específica”- ni apuro- para seguir con esas conversaciones[i] .
En torno a esta última posibilidad, ante el reclamo del ministro de economía de que pueda otorgársele al país parte de los DEGs que no acepten las grandes potencias, la respuesta fue que si bien el Fondo contempla la creación de un futuro fondo fiduciario que permita los prestamos entre países miembros del organismo, es “prematuro” indicar si la Argentina podría acceder al mismo. Estas categóricas definiciones obligaron al gobierno a reconocer que entrarían a un crédito de facilidades extendidas a 10 años, con la pretensión de renegociar el acuerdo en un futuro (incierto), si surgiera otro crédito con mejoras condiciones.
La discusión de fondo, como indican varios analistas, la tuvo Guzmán con Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de EEUU, que es quién tiene el peso de la decisión dentro del FMI, ya que es su mayor accionista. En el dialogo con Yellen, “distante” y “protocolar”, según fuentes de Washington, EEUU se abría ofrecido a ayudar a la Argentina en un plan anti inflacionario y de crecimiento, solo después de que el país acuerde con el Fondo. Una señal de la dureza en de los mandamases imperialistas, fue la presencia en esta entrevista de David Lypton, el ex número dos de Christine Lagarde, cuando esta aprobó el mega préstamo de 57.000 millones de dólares a Macri[ii].
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional se espera para después de las elecciones. Sus “condicianalidades”, esto es las exigencias del FMI, que a través del Crédito de Facilidades Extendidas que negocia Guzmán, monitoreará la economía nacional durante los diez años del acuerdo, son conocidas: reforma previsional, reforma laboral y fiscal. En ministro ya adelantó que no se entrará en default con el organismo, lo cual indica (aunque el kirchnerismo haga otra propaganda, declaración del Senado mediante), que le pagarían los vencimientos de este año con los 4.400 millones de dólares en DEG que entrarían en agosto al país.
Como el tero, en campaña, el Frente de Todos pone el grito en un lado y el huevo en otro
Mientras se realizaba la “operación Venecia” de Guzmán, Máximo Kirchner sostuvo en el Parlamento: “¿Ustedes creen que se puede pagar en 10 años el préstamo del FMI?”. Dichos que recientemente volvió a recordar la diputada cristinista Fernanda Vallejos en un reciente panel sobre la deuda externa argentina, recordando además la pretensión kirchnerista de un crédito a 20 años. En aquellas declaraciones Máximo, “oponiéndose” al DNU de Fernández que cedió a leoninas exigencias de Pfizer y los laboratorios norteamericanos, señaló también: “si un laboratorio nos hizo cambiar el andamiaje legal que había votado el Congreso, ¿cómo vamos hacer con el Fondo Monetario Internacional?”. El Senado, presidido por su mamá, Cristina, acaba de aprobar ese DNU y su ministro de economía ha encaminado el crédito bajo el formato exigido por el FMI.
Es que las promesas y mentiras varias de campaña electoral duran poco en estos tiempos. La proyección inflacionaria anual que se conoce luego del índice del 3,2 % de inflación de junio, supera el 50%, con lo cual la promesa de que “los salarios le ganen a la inflación” esta cada vez más lejana. Dichos como que fue “exitoso” el viaje de Guzmán al G20 de Venecia, que hacen falta para intentar contener un dólar en aumento, son cada vez menos creíbles, hace faltan declaraciones anti imperialistas para compensar la dura realidad que le depara el gobierno del Frente de Todos a los trabajadores y sectores populares.
Si para muestra basta un botón, los salarios siguen un 22% atrasados, los jubilados siguen perdiendo poder adquisitivo y los desocupados salen a la calle todos los días exigiendo asistencia. Una asistencia ya recortada por Guzmán que, para hacer buena letra con el FMI, recortó en estos primeros meses el gasto social del presupuesto, en una proporción mucho mayor que la exigida por el organismo.
En sus conversaciones con Yellen, Guzmán habría señalado, que al menos 24.000 millones de los 44.000 millones dólares de lo recibido por Macri, fueron fuga directa de capitales. Un argumento que se usa en campaña y que derivó en una causa penal del gobierno. Mientras tanto sigue arreglando como vamos a pagar esa estafa con más hambre, miseria y dependencia del país.
La derecha de Juntos por el Cambio, en tanto, se divierte mostrando las inconsistencias de los dichos del gobierno, mientras apura a Guzmán para que cierre cuanto antes con el Fondo.
No hay salida con estas dos variantes de la dependencia argentina. Solo acompañando las propuestas del MST en el FITU de dejar de pagar esta fraudulenta deuda externa y romper con el FMI, se podrá desarrollar un programa al servicio de las necesidades de las mayorías de los trabajadores y el pueblo.
[i] Los Derechos Especiales de Giro, se tratan de un crédito especial del organismo para paliar la emergencia económica que produce la pandemia. Serán girados en los próximos meses 650.000 millones de dólares a sus países miembros. A la Argentina le corresponderán 44.000 millones. La “sobretasa” que paga el país por el crédito que nos librará el FMI, se aplica a los países que superan en sus créditos, la cuota establecida por los estatutos del mismo. Esta sobretasa significa para el país el pago de 1.000 millones de dólares anuales extra en un futuro nuevo acuerdo crediticio.
[ii] Editorial de Marcelo Bonelli publicado en Clarín del 16/07/2021.