Este lunes 10 de julio el Ministerio de Economía pagó a los bonistas privados acreedores de la deuda externa otros U$S 1.022 millones. Son títulos que provienen del canje que, con el aval de Máximo, realizó el ex ministro Guzmán en 2020. En momentos de extrema tensión por la falta de dólares en la economía vuelven a bajar las reservas. El FMI no hizo ninguna objeción, ya que entre las cláusulas del acuerdo con el gobierno argentino funge como contralor del pago del país de todas sus acreencias externas.
Los bonos pagados por el gobierno, en gran parte a fondos buitres como Blackrock o Pimco, corresponden a vencimientos semestrales de interés de los bonos reestructurados por Guzmán. En aquella operación bendecida por el kirchnerismo en su momento, se reconoció la casi totalidad del capital nominal de esos bonos que se cotizaban a un 20% o 30% de su valor en el mercado financiero. Otra gran estafa contra el pueblo argentino.
Su pago ha significado un nuevo sacudón para las reservas netas, que actualmente son negativas, en una situación donde la fragilidad de las cuentas públicas expone al gobierno –aún sin el cierre de una larga negociación con el FMI- a la posibilidad de una nueva corrida cambiaria especulativa.
Un editorial de Ámbito Financiero reflexiona que “es una buena señal por parte del Gobierno haber avanzado en el pago, porque la declaración de un incumplimiento podría agravar la situación macro, preocupa la dificultad actual para un cumplimiento muy inferior a los que están por venir.”[i]
La “advertencia” es que el pago de vencimientos de cupones y amortizaciones irá creciendo en los próximos años de manera exponencial, hasta llegar a picos de obligaciones por U$S 14.000 millones en el año 2031. Cifras realmente impagables, que de acuerdo a lo firmado con el FMI son de cumplimiento obligatorio so pena que se caiga todo el financiamiento externo del país.
Sin reservas: un acuerdo “cerquita” con el FMI que no llega nunca
En las últimas horas el superministro y candidato Sergio Massa ha vuelto a señalar que el acuerdo que su equipo está negociando con los funcionarios del Fondo esta “cerquita”. Algo que viene repitiendo usando distintas palabras desde hace varios meses, cuando comenzó esta larga negociación.
Luego de los últimos pagos al Fondo, de lo invertido en pagar importaciones e intervenir en el mercado cambiario para evitar un salto en el valor de la divisa, las reservas están bajando en forma abrupta. Pese al uso de parte del swap con China para convertir yuanes y pagar parte de esos compromisos, la aguda falta de dólares por la merma de exportaciones de la sequía hace que las reservas no paren de bajar.
Cuando asumió Massa “las reservas brutas del Banco Central (BCRA) eran US$37.332 millones”. Luego logró subirlas “a US$44.166 millones. Sin embargo, ese nivel duró poco. La semana pasada, las reservas brutas del Banco Central cerraron en US$26.612 millones y las reservas netas están en niveles negativos en más de US$ 6.000 millones”[ii]. Están apelando a los encajes en dólares que garantizan los depósitos de los particulares que no deberían tocarse.
Parece, de acuerdo a algunos analistas, que el presupuesto del ministro con el Fondo bajó abruptamente. De sus intenciones al comenzar la negociación, de que le adelanten todos los desembolsos previstos por el organismo para este año –unos U$S 10.000 millones-, ahora se conformaría con que le acepten el waiver (perdón) por no haber cumplido casi ninguna de las metas pactadas y le terminen pagando los U$S 4.000 millones, que deberían haber entrado el pasado mes de junio, sin mayores condicionamientos extras. Los más optimistas hablan hasta de la posibilidad de que le adelanten el desembolso de septiembre.
El gobierno necesita para poder cubrir los vencimientos con el FMI que vencen a fin de mes -unos U$S 3.400 millones -cerrar esta negociación en curso. Sin embargo, entre los motivos que lo impedirían se encuentra una importante presión de los funcionarios imperialistas para que aumente la magnitud del recorte en el gasto fiscal y produzca una devaluación importante que achique la brecha cambiaria. Algo que en medio de la campaña electoral sería mortal para las aspiraciones del ministro candidato, por más buena voluntad que venga teniendo. Por eso ahora ha “radicalizado” su discurso y dice que hay que cambiar este acuerdo porque es “inflacionario”. Con una proyección del 140% anual parece que se apioló un poco tarde…
Además, ahora habla de “sacarse al Fondo de encima”; pero después de pagarle, por lo que insiste que hay que juntar los dólares necesarios para tal efecto. Si la plata del FMI no aparece antes de fin de mes, el gobierno tendría que pagar usando los yuanes chinos, con lo que llevaría las reservas netas al récord de U$S 10.000 millones negativas y a liquidar gran parte de este recurso -que ha significado más endeudamiento- que le ha permitido hasta ahora cierto margen de maniobra en una situación muy complicada. La otra opción que barajan los economistas sería no pagar y entrar en mora. Pero esto paralizaría de inmediato el financiamiento de otros organismos internacionales y de la propia China, socia importante del Fondo.
En los últimos días se barajaron variantes devaluatorias “que no se noten”, como sumar fuertes impuestos a las importaciones y otras variantes, que hasta ahora no prosperaron ya que entre otras cosas es muy difícil devaluar en forma importante sin que se note y se traslade rápidamente a los precios.
También se anunció en las últimas horas, que estaría viajando a Washington una delegación integrada por altos funcionarios de Economía y el Banco Central: Gabriel Rubinstein, Leonardo Madcur, Lisandro Cleri y Jorge Carrera serían de la partida.
El horno no está para bollos
En el Ministerio de Economía se prenden velas para que el índice de inflación de junio salga con un 6 por delante, para intentar mostrar que pueden desacelerar el ritmo inflacionario, que de acuerdo a varias consultoras podría bajar por la falta de ajuste de los precios regulados el mes pasado y por la baja en el ritmo del consumo. “La fragilidad de la situación” no es solo una frase utilizada y repetida por los analistas económicos.
Se afirma que el FMI esperaría el resultado de las PASO antes de hacer alguna concesión importante sobre las condiciones del acuerdo en curso. Incluso incorporaría referentes de la oposición a la rueda de consultas del organismo.
En lo inmediato, el viernes pasado tuvimos una muestra de “la fragilidad” de la situación. Massa, si bien no ha podido juntar las reservas exigidas, sequía de por medio, ha hecho grandes esfuerzos por ajustar el gasto público en niveles récords. Como parte de esos esfuerzos demoró los pagos de subsidios pactados con los empresarios del transporte automotor. Estos no les pagaron el aumento a los colectiveros y así se detonó un paro masivo en el AMBA, que dejó en forma sorpresiva a 4 millones de usuarios sin colectivos. Hecho que además uso Cristina para explicar que el subsidio beneficia a todos los empresarios de este país, a los cuales el Estado –o sea los impuestos que pagamos todos- les permite que los trabajadores no reclamen más aumentos para llegar todos los días a sus trabajos.
Romper con el FMI
Unión por la Patria volvió a prometer en su último acto de campaña en la inauguración del gasoducto Néstor Kirchner un futuro promisorio para todos los argentinos. Algunos analistas señalan un panorama económico mejor para el año que viene, de la mano de una buena cosecha, los ahorros de energía como producto del gasoducto y un horizonte de exportaciones del sector, sumado a la posible baja en las tasas de interés internacionales y al creciente aumento de la inversión extranjera en áreas de extracción minera (litio) y petrolera. Mientras, el panorama para la inmensa mayoría de los argentinos de a pie aparece cada vez más complicado.
Es que, aunque la economía capitalista se recupere un tanto, está muy fresco el importante rebote del 2021 y 2022, que mantuvo los salarios deprimidos y produjo una enorme transferencia de riqueza hacia los sectores más poderosos de la economía.
Los niveles de endeudamiento por los acuerdos con el FMI y otros organismos, sumados a los bonos de la deuda externa –sin tener en cuenta los enormes vencimientos de la deuda en pesos-, preanuncian fuertísimas medidas de ajuste en los presupuestos del Estado para cumplir esos fraudulentos compromisos.
No hay dos programas distintos entre los principales candidatos. Más allá de los diferentes discursos electorales, hay uno solo. El único programa opuesto a tanta entrega y miseria, que plantea romper con el FMI y los bonistas buitres, nacionalizar la banca, defender el salario y los recursos naturales del país es el que sostenemos desde el Frente de Izquierda Unidad.
Apoyá a los que apostamos por desarrollar una gran herramienta política que incluya a todos los que luchan contra esta condena a la que nos quieren someter las coaliciones tradicionales, sumate a quienes queremos agrupar en forma amplia a todos los que quieran luchar para vencer este brutal plan de ajuste fondomonetarista que están aplicando y que prometen profundizar ni bien concluya el proceso electoral. Agrúpate con quienes conformamos la lista “Unidad de los luchadores y la izquierda” (MST-PO) en estas PASO del 13 del agosto.
[i] “Bonos en dólares: el mercado celebra el pago de cupones, pero hace una advertencia”, Ámbito Financiero 10/07/2023.
[ii] “’Terreno desconocido’: la advertencia de los economistas acerca de la munición disponible para frenar al dólar”, La Nación 10/07/2023.