Cuando observamos los últimos números de las tasas de desempleo y desocupación, resulta evidente que afecta y se acentúa por clase social. Sin embargo, no es solo uniendo desempleo y clase como el capitalismo actual empobrece a la población.
Desde los estudios en discapacidad se puede dilucidar que el desempleo va hacia una clase social y también hacia determinados cuerpos. La discapacidad nos permite descubrir que no se pueden justificar los índices de desempleo en una clase social como una simple consecuencia natural. Hay una intencionalidad política no reconocida que tiene el lujo de mostrarse como remedio del mal que provoca.
Hay una frase muy repetida que a pesar de ser inexacta nos coloca en buena posición, dice “la pobreza genera discapacidad y la discapacidad genera pobreza”. A este círculo vicioso algo lo activa. Y no es simplemente alguna barrera o mala actitud del resto de la sociedad. Hay algo estructural.
Sabemos que la discapacidad no es algo biológico que padece un cuerpo sino que es una construcción social. Es decir, que su valor negativo no es algo directo, sino que lo es en función de una sociedad donde el trabajador ideal tiene un conjunto de capacidades y dispone de un cuerpo funcional a la maquinaria capitalista. El que no tiene ese cuerpo será marginado, sufriendo consecuencias como el desempleo.
También, si recurrimos a la teoría materialista, podemos pensar que esta discriminación en el desempleo tiene una causa material: las relaciones sociales de producción. En otras palabras, el trabajo actual requiere de un trabajador extremadamente precarizado con un cuerpo “sano, bello y bueno” lleno de energía para la explotación.
El desempleo no es algo cuya solución dependa de reformas, asistencia o algún reconocimiento demagógico. Es necesario tocar los criterios aceptados para la exclusión del trabajo de grandes grupos de la sociedad, repensar lo considerado como productividad en clave anticapitalista, desarmar las jerarquizaciones de trabajo y la distribución de un poder que necesita zonas muy empobrecidas para funcionar.
Con todo esto, podemos plantear de manera desafiante que no hay desempleo en discapacidad. Aunque las cifras sean del 67% de desempleo entre las personas con discapacidad una correcta lectura de estas estadísticas nos llevan a otras conclusiones:
1. El desempleo es una situación del ciudadano. Encontrar esta diferencia con los demás índices de desempleo de la población muestran que algo específico ocurre en función de la categorización persona con discapacidad. El tema sería la discapacidad y no el desempleo.
2. La ciudadanía plena está muy en duda cuando intersecciona con discapacidad, es decir, hay que ser ciudadano pleno para que el desempleo sea una situación individual. Entonces no es una situación del ciudadano, sino una problemática con la ciudadanía de las personas con discapacidad.
3. Este índice se toma en la población “activa” por lo que hay una contradicción entre el tratamiento real (incumplimiento de derechos, falta al reconocimiento ante la ley, libertades fundamentales, mitos de improductividad, dificultad para ser empleado y dependencia, etc.) y esta consideración de “activa”.
4. El desempleo define al empleo como el trabajo que hace un ciudadano a cambio de un salario. Además de todo lo dicho, sabemos que desde las políticas públicas asistencialistas a las instituciones de subempleo segregado hacia las personas con discapacidad, en todas el salario está ausente y es reemplazado por subsidios, pensiones, peculios, etc.
5. Esto que llaman desempleo tampoco genera esa competencia entre desempleados por conseguir empleo, ni el aprovechamiento de esta necesidad por los empleadores.
Sintetizando, no hay desempleo en discapacidad. Tampoco hay una simple discriminación, porque los empleadores no llegan a tener que apartar, rechazar a las personas con discapacidad de sus ofertas de empleo. Hay algo peor, una forma de organizarnos, ordenarnos, producir y vivir que excluye decididamente a cualquier persona cuyo cuerpo o funcionamiento no sea el estrictamente normal. Considero que debemos dejar de llamar desempleo a esta crueldad.
Marcelo Gil
Referencias:
*Estudio Nacional sobre el Perfil de las Personas con Discapacidad. Resultados definitivos 2018 Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)
*Barnes, Colin. “Las teorías de la discapacidad y los orígenes de la opresión de las personas discapacitadas en la sociedad occidental”. En Discapacidad y sociedad, comp. por Len Barton. Madrid: Ediciones Morata, 1998.
*Oliver, Colin. “¿Una sociología de la discapacidad o una sociología discapacitada?”, en Discapacidad y Sociedad comp. por Len Barton, Madrid: Morata, 1998, 34-59.
*Ferrante, Carolina. “Sociedad de cuerpos, discapacidad y capitalismo en América Latina. La vigencia de la tragedia médica personal”.