Desde la llegada de Javier Milei al poder, la economía real vive un colapso que golpea de lleno a trabajadores y pequeñas empresas. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) reveló que, entre diciembre de 2023 y agosto de 2025, se perdieron 276.624 puestos de trabajo registrados y desaparecieron 19.164 empresas empleadoras, lo que equivale a casi 30 cierres por día.
Un país que se achica
La contracción del empleo formal es una de las más profundas desde 2001. La cantidad de trabajadores registrados cayó de 9,85 millones a 9,58 millones, dejando al descubierto el impacto directo del ajuste libertario sobre la vida cotidiana.
La pérdida equivale a más de 430 trabajadores expulsados del mercado laboral cada día.
Mientras Milei reivindica su “motosierra” como virtud, la realidad muestra que el ajuste no recae sobre la casta sino sobre el conjunto de los asalariados. De hecho, el 99,6 % de las compañías que cerraron tenían hasta 500 empleados, es decir, eran pequeñas y medianas empresas.
Los sectores más golpeados por la recesión
El derrumbe del empleo se concentra en áreas estratégicas:
Administración pública y servicios sociales: –86.982 trabajadores
Construcción: –76.292
Transporte y almacenamiento: –59.838
Industria manufacturera: –55.941
Son sectores que dependen de la inversión pública, del consumo interno y de un Estado presente. El retroceso simultáneo en todos ellos evidencia un modelo económico que achica el Estado, paraliza obras, destruye industria y desarma la logística del país.
Una paradoja del ajuste: cierran pymes, pero las grandes destruyen más empleo
Aunque casi todos los cierres son de pymes, el 68 % de los puestos perdidos proviene de grandes empresas. La recesión, la falta de crédito, la caída del consumo y los tarifazos afectan incluso a firmas que en condiciones normales mantienen planteles estables.
El resultado es un país con menos actividad, menos empresas y un mercado laboral que se derrumba a velocidad histórica.
El costo social del experimento libertario
Milei prometió que su plan de shock sería doloroso pero breve. Sin embargo, a 20 meses de gestión, los números muestran un deterioro profundo y persistente.
Lejos de la recuperación que pregona el oficialismo, la economía está sufriendo un proceso de desindustrialización acelerada, pérdida de capacidades productivas y destrucción de empleo formal. Un modelo que no combate a la casta sino que empobrece a trabajadores y desmantela el entramado productivo del país.



