La epidemia de dengue 2024 está adquiriendo una magnitud impresionante en nuestro país. Los contagios aumentaron 11,3 veces con respecto al 2022-2023 y también aumentaron las internaciones y la mortalidad. El calentamiento global y las lluvias de este año favorecieron el aumento de casos, pero el Estado pudo haberlo previsto y no lo hizo. Otra vez como con Covid19, la vacunación no está al alcance de la gente.
Desde 1997 que tenemos brotes epidémicos de dengue en el país, pero este 2024 la situación epidémica es cualitativamente peor. En las primeras 10 semanas los casos son 11,3 veces más que el año pasado, superando los 120.000 casos denunciados o conocidos, sin contar obviamente los asintomáticos u oligosintomáticos que no llegan al servicio de salud.
Múltiples son los factores que hicieron que la epidemia de dengue haya pegado un salto monumental e incluso se haya adelantado en dos meses con respecto a los años previos. Uno fundamental es la regionalidad, ya que Brasil presenta también cifras alarmantes desde hace más de un año, a lo que se agregan brotes en Paraguay. De conjunto en estos tres países ya murieron más de 600 personas. Otro factor importantísimo y del cual el responsable mayor es el propio sistema capitalista, es el calentamiento global, así los veranos son cada vez más intensos mientras que los inviernos más breves y leves. Con ello aumenta la replicación viral dentro de los mosquitos, aumenta la permanencia y ciclos de reproducción de los mismos. Esta situación llevó a que este año no hubiera en el norte argentino ningún cese en la propagación de la enfermedad, de modo que no se cortó la endemia durante el invierno 2023.
Las lluvias de este verano, muchísimo más abundantes que en los años anteriores también colaboraron (ya escribimos al respecto en un anterior artículo, cuando advertíamos que las condiciones que llevaban a la proliferación y multiplicación del mosquito común, no portador del virus, eran los mismos que favorecerían la proliferación del Aedes Aegypti) parar que proliferaran más mosquitos. El movimiento de gente durante el verano entre distintas provincias también favorece el aumento de los contagios, primero infectándose las hembras de Aedes al picar un contagiado poco sintomático, para luego ir a infectar a una persona sana de esa nueva provincia. Hoy ya 19 de 24 jurisdicciones tienen casos autóctonos, incluyendo provincias cuasidesérticas como Mendoza, donde ya hay más de 70 casos denunciados.
La situación actual de la epidemia
Como ya dijimos los casos se multiplicaron este año de forma exponencial, más de 11 veces respecto a las cifras del anterior. Los 120.000 casos corresponden fundamentalmente a las provincias del centro y norte del país, con Buenos Aires y Chaco liderando. Mientras en el noreste los casos están momentáneamente bajando, en el centro del país siguen aumentando. Llegando incluso como dijimos a provincias de clima seco.
Otro dato importante es el adelanto de la epidemia. Normalmente el repunte venía en febrero y llegaban al pico a fines de marzo. Este año ya empezaron a aumentar en diciembre y todavía no está claro cuándo será el pico. Lo que sí es probable es que no desciendan durante el invierno, si como en el 2023 las condiciones de “calorcito invernal” se repiten.
La mortalidad es mayor también en este brote, 79 fallecidos hasta ahora, comparado con los 65 fallecidos en todo el brote 2022-2023. No hay datos aún sobre si la enfermedad está adquiriendo formas más graves, y no parecen haber grupos de riesgo particularmente expuestos como pasó con Covid 19, salvo las reinfecciones o recaídas que claramente representan un muchísimo mayor riesgo de formas graves y mortalidad.
En general sólo el 40% -44% de las personas fallecidas tenían comorbilidades como diabetes, enfermedades consuntivas o debilitantes o edad muy avanzada. De modo que la enfermedad puede afectar cualquier edad y aún a personas saludables.
Los déficits del Estado y la debilidad del sistema de salud
Desde los medios de comunicación nos intentan vender que la epidemia de este año está agravada por circunstancias ajenas al control y posibilidades del gobierno. Se trataría del aumento del calor y las lluvias excesivas. En todo caso la culpa es de la gente descuidada, ya que al tratarse de un mosquito esencialmente doméstico, los responsables seríamos nosotros que no cuidamos que en el interior de las casas no haya recipientes con agua almacenada.
En realidad, como dijimos, ya se sabía que este año el brote podía ser muy superior y se hizo poco y nada en campañas de concientización durante el invierno, duplicando los esfuerzos, asesorando a los vecinos y fundamentalmente previniendo las inundaciones que terminan inundando casas y multiplicando los mosquitos en las mismas. Pero también en los barrios y villas de emergencia donde los basurales pegados a casas y pasillos, con charcos, gomas, etc. son la regla y es el Estado quien debiera limpiar, asegurar el drenaje de calles, acequias, pozos, etc.
Y fundamentalmente el Estado, ese mismo que Milei quiere desmantelar por completo, es el responsable de haber debilitado el sistema de salud pública luego de la pandemia de Covid 19, en donde se bajaron las guardias, los cargos de enfermería y demás profesionales, el mantenimiento de los servicios críticos. Hoy ya empieza a haber saturación de guardias por consultas. Y advertimos que de continuar creciendo la epidemia, cosa más que probable, aumentarán las recaídas y reinfecciones, con lo que consecuentemente se multiplicarán los casos graves. Y está demostrado que para ello es imprescindible contar con un sistema de salud fuerte, que contenga y estimule la consulta precoz y la atención rápida y eficaz para prevenir enfermedad más grave y muertes. Poco se ha hecho en todas estas medidas por parte del Estado, como denuncian los científicos del Conicet hace unos meses y la propia OPS al referirse a los estados de la región en general.
Otra vez vamos a discutir la vacunación
Hace 4 años desde la izquierda insistimos una y mil veces con la necesidad de la vacunación masiva, accesible y gratuita contra el Coronavirus. Al principio todos, incluyendo la prensa salieron a atacarnos con mil y un argumento falaces. La historia nos dio palmariamente la razón, lo único que bajó la epidemia fue la vacunación masiva.
Así las cosas, no dejaremos de insistir en que estamos ante una situación similar y urgente. De nuevo llegando tarde. Hace ya casi un año que los efectores de salud pública vienen solicitando la compra masiva de la vacuna. Incluso hubo un pedido expreso de los legisladores de la zona norte del país a fines del año pasado. Hoy nos encontramos ante un panorama similar a cuando con el Covid, con un gobierno que no reconoce la vacunación en el calendario nacional para que la misma sea masiva, accesible y gratuita. Hoy la vacuna cuesta entre $ 80.000 y $ 100.000 la dosis y muchas veces no se consigue ni siquiera pagándola. Se buscan excusas argumentando que todavía no está claro a qué grupos de riesgo vacunar, si es en zonas endémicas o cuáles. Otra vez la sarasa dilatoria que ya vivimos en la pandemia.
Los datos son contundentes: el laboratorio Takeda de Japón sacó la vacuna hace ya más de dos años. Como la del Coronavirus es hecha con un serotipo, pero con el agregado genético de los otros dos serotipos en circulación. Ya hay datos disponibles que afirman que la vacunación baja el 61% los casos sintomáticos y el 84% las hospitalizaciones; esto, al igual que con Covid19, no logra prevenir el 100% de las infecciones o contagios pero sí muy actúa de manera muy eficaz sobre los casos graves y sintomáticos, ni qué hablar que es imprescindible para los que ya cursaron la enfermedad, para que su posible reinfección no sea letal. Es por eso que ya fue aprobada por toda la Unión Europea y por el Reino Unido.
Hacemos responsable una vez más a Milei y su achicamiento del Estado, a su muletilla de que “no hay plata” de las consecuencias en vidas humanas de la falta de vacunas. Insistimos una y mil veces más en que la más efectiva y eficiente protección para este tipo de epidemias virales es una rápida y masiva vacunación. En principio sobre los sectores más expuestos y acto seguido de todo el universo pasible de ser vacunada, que hoy por hoy son todos los mayores de 4 años.