El nivel de agua está en su nivel más bajo de los últimos 25 años. Indignación y preocupación ante el avance de la ganadería en las islas, el desarrollo inmobiliario y el “sobredragado”.
Según un reciente informe del “Instituto Argentino del Agua” el caudal del Río Paraná se encuentra en el nivel más bajo de los últimos 25 años en el territorio nacional y lo mismo sucede río arriba, en Brasil. Uno de los motivos claves que explica dicha situación es la escasez de lluvias en el último año. Según expertos dicho fenómeno es síntoma del cambio climático y la deforestación anárquica en la región y a escala planetaria.
“La tendencia climática, con horizonte en el 31 de agosto, no permite esperar una mejora sostenida en las lluvias regionales, además de niveles inferiores a los medios correspondientes al otoño e invierno”, señalan desde el instituto. Y advierten que “se espera el escenario más crítico de la historia registrado: en 1944”.
La magnitud de la crisis hídrica ya es noticia nacional e internacional. Según el presidente del instituto, Juan Carlos Bertoni, el Ministerio de Obras Públicas de la Nación se encuentra en comunicación constante para evitar que se ponga en riesgo el funcionamiento de las bombas el abastecimiento de agua para consumo humano. Las alarmas se encienden con el pasar de las horas y las nuevas mediciones que indican que se estaría por superar las cifras de bajante de los últimos 51 años pero ahora de manera sostenida en el tiempo, un suceso nuevo y que imposibilita las mediciones sobre su durabilidad.
Es tal la gravedad de la situación que el río Grande, que es el principal afluente del Paraná, está en el año más bajo de toda su serie histórica en 91 años. Una situación que además pone en serias complicaciones el suministro eléctrico debido al bajo caudal de los embalses y que supera considerablemente los bajos índices registrados en el 2020.
Los pronósticos a futuro no son muy alentadores, según un informe dado a conocer por National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) se anunció oficialmente el fin del fenómeno de La Niña, con un 67% de probabilidad de que las condiciones neutrales continúen durante el invierno. El problema es que el mismo pronóstico muestra que La Niña podría volver a estar presente sobre finales del 2021 e inicios del 2022.
Los caranchos de la crisis climática
La lógica de la ganancia capitalista por sobre la vida humana y la naturaleza no tiene límites éticos ni morales, a los empresarios y sus socios políticos solamente les importa facturar y en grande. No es de extrañar que en plena crisis hídrica y ambiental los terratenientes y especuladores inmobiliarios se estén beneficiando económicamente ante la mirada cómplice de las autoridades gubernamentales de turno.
Mientras la ley de humedales sigue cajoneada en el Congreso Nacional, por responsabilidad directa del Frente de Todos que se niega a debatirla, en las redes sociales la organización socioambiental El Paraná No Se Toca dio a conocer imágenes sobre la construcción de terraplenes ilegales sobre los humedales, uno de los tantos que han sido construidos tiene una extensión de siete kilómetros y se encuentra en cercanías a la ciudad de Rosario aunque su jurisdicción específica es en Victoria (Entre Ríos).
Los empresarios de la agroindustria que aprovechan la bajante para incendiar la vegetación, construir terraplenes ilegales en las islas y de ese modo extender la frontera de la soja o trasladar animales y librarse del pago de impuestos o controles. La destrucción de humedales y de biodiversidad es lamentablemente una constante en estos días en el Delta del Paraná.
Además de las afectaciones en la parte terrestre, el rio Paraná padece las consecuencias del sobredragado anunciado por la empresa Jan de Nul, a cargo del dragado del Paraná luego de la extensión de la licitación otorgada por el gobierno nacional, está llevando adelante tareas de “sobredragado” de dos pies adicionales de profundidad (50cm) para compensar el bajo nivel del rio en el menor plazo posible para sostener las ganancias del agronegocio.
Desde la Asociación Argentina de Abogades Ambientalistas señalan que dichas acciones son “un crimen ambiental” y según señala el comunicado que dieron a conocer: “Hemos solicitado al Ministerio de Transporte, concretamente, que informe debidamente si se ha realizado una evaluación de impacto ambiental y una evaluación estratégica ambiental; correlativamente, solicitamos al Ministerio de Ambiente si tiene conocimiento de esta Licitación y cuál ha sido su intervención al respecto. Si hubo autorización o habilitación de las acciones de sobredragado y cuáles serían los tramos a intervenir; si se realizaron estudios técnicos y ambientales conforme la legislación ambiental, y si hubo autorizaciones previas emitidas por los organismos ambientales provinciales”.
En defensa propia
El pasado jueves el representante de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres, Mami Mizutori, señaló a diferentes medios de comunicación lo siguiente: “La sequía está a punto de convertirse en la próxima pandemia y no hay vacuna para curarla”. Su señalamiento no pasó para nada desapercibido aunque haya omitido mencionar que dicho fenómeno no se debe a meras causas naturales, sino que en su conjunto son síntomas de la anarquía capitalista y de la falta de planificación consciente y colectiva para enfrentar la crisis climática.
Las estimaciones a futuro son desalentadoras, en 2019 los peligros relacionados con el clima obligaron a mudarse a 24,9 millones de personas en 140 países, aquello que parecía que solamente sucedía en las películas ahora resulta ser una constante para millones.
Desde la Red Ecosocialista y el MST en el FIT-U creemos que este tipo de crisis están en el horizonte si no luchamos por una reforma integral de la sociedad y el fin del sistema económico capitalista que privilegia las ganancias de unos pocos por sobre la vida del 99% de la humanidad.
Los desafíos son enormes, pero tenemos una gran experiencia de lucha acumulada en los últimos años sobre la cual partimos y no es menor. Es momento de avanzar en fortalecer los lazos. La misma es parte de un fenómeno mundial que tiene a la juventud en la primera línea en defensa del ambiente y en pie de guerra contra la clase capitalista ecocida y sus partidos políticos aliados