Compartimos a continuación la declaración publicada por la Liga Internacional Socialista en relación a lo que está sucediendo en Perú.
¡Derrotemos a los golpistas e impongamos una salida obrera y popular! ¡Asamblea Constituyente Libre y Soberana! ¡Por un gobierno de las organizaciones del pueblo trabajador en lucha!
Desde el 07 de diciembre, día que el Congreso destituyó a Pedro Castillo y tomó posesión del gobierno Dina Boluarte, vicepresidenta hasta ese momento, se profundizó la crisis política institucional y social que vive Perú. El pueblo rápidamente se volcó a las calles y viene protagonizando masivas y radicales movilizaciones para repudiar al corrupto régimen heredado de Fujimori que nuevamente intenta asaltar el poder a través de un Congreso corrupto y representante de la más rancia oligarquía. Para intentar afianzarse, los usurpadores del gobierno han decretado el Estado de Emergencia a nivel nacional y el toque de queda en 15 provincias, lanzado una feroz represión y están hablando de adelantar las elecciones para abril del 2024. Ninguna solución vendrá de los representantes del régimen actual y sus podridas instituciones. Intentan sembrar expectativas en falsas promesas para legitimar el golpe mientras reprimen y asesinan al pueblo, es por todo esto que desde la Liga Internacional Socialista llamamos a rodear de solidaridad al pueblo trabajador en lucha y declaramos:
- Las pasadas elecciones presidenciales que llevaron a la presidencia a Pedro Castillo expresaron la aguda polarización política y social que transita Perú. La elección de Castillo, con un populismo de baja intensidad, expresó el descontento generalizado contra los representantes del régimen que han gobernado al alero de la Constitución del dictador y genocida Fujimori y que se han visto beneficiados por la intrínseca relación con los negocios capitalistas y la corrupción, mientras la clase trabajadora, el campesinado, los sectores populares, indígenas, las mujeres y la juventud retrocede cada día más en la precarización social.
- Con un programa mínimo y ligado a viejos partidos reciclados, Pedro Castillo decepcionó rápidamente la expectativa que generaba un docente rural en el poder, aplicando el ajuste en concordancia con el Congreso y renunciando a la promesa de una Asamblea Constituyente y de gobernar para los sectores postergados. En su lugar pactó con la oligarquía y la derecha para demostrarle al capital que estaba al servicio de la gobernabilidad en los marcos del régimen y el sistema, creyendo que así lograría que lo aceptaran como su representante. Así perdió base social, se debilitó y aisló, permitiendo que se envalentonaran los sectores más reaccionarios del régimen peruano que desde que asumió comenzaron a trabajar para derribarlo. En dos oportunidades intentaron votar su vacancia desde el Congreso sin éxito. Y ante un nuevo intento ya anunciado, Castillo tomó una medida sin ningún tipo de preparación ni apoyo, anunciando que disolvería el Congreso, reformaría la justicia e iniciaría el proceso de convocatoria a una Asamblea Constituyente. Situación que fue utilizada como excusa de las fuerzas con representación en el Congreso para reunir los votos para destituirlo y a través del Tribunal Constitucional mandar a las Fuerzas Armadas a “restablecer el orden”, procediendo al encarcelamiento de Pedro Castillo y desatando una represión que ya se ha cobrado más de 20 víctimas.
- Las últimas medidas del gobierno de Castillo posiblemente las hubiera conseguido aplicar si apenas asumió convocaba a la más amplia movilización para desmantelar el régimen corrupto, apoyándose en los ánimos sociales que le permitieron el triunfo electoral. Pero su proyecto nunca estuvo dirigido a romper la institucionalidad burguesa heredada del fujimorismo ni a cuestionar al Estado Capitalista neoliberal peruano. Desde un principio se planteó administrarlo apoyándose en acuerdos con la oligarquía criolla, las corporaciones extranjeras y sus representantes reaccionarios en el Congreso. Por eso nunca apeló a la movilización ni tomó medidas a favor de los trabajadores y el pueblo hasta terminar aislado incluso dentro de su propio gobierno. Demostrando una vez más los límites de este tipo de proyectos que tanto defienden los progresismos y centroizquierdas del continente, que vienen abriéndoles las puertas a la derecha. Pese a todo esto reclamamos la inmediata libertad de Castillo y no le reconocemos al corrupto Congreso ni a la Justicia de la oligarquía peruana ninguna autoridad moral ni política para destituirlo ni juzgarlo. En todo caso serán las organizaciones obreras y populares las que en un futuro gobierno de trabajadores tendrán que juzgarlo.
- En Perú hubo seis presidentes en los últimos cuatro años. Esto expresa la decadencia y lo descompuesto del régimen fujimorista que actúa bajo la Constitución de 1993, un sistema antidemocrático que fomenta la corrupción y el empoderamiento de castas enquistadas en cada institución del Estado burgués como el Congreso, el poder Ejecutivo y Judicial con la protección de los capitalistas agrupados en la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP) y en el Acuerdo Nacional. Este régimen y sistema es el responsable de la informalidad laboral del 70% de la población, del extractivismo sin límite que contamina y empobrece al campo, del deterioro de los derechos básicos y fundamentales como el acceso a la salud o la educación, mientras se enriquece cada vez más a una minoría poseedora, a las corporaciones como las megamineras que destruyen los bienes naturales, de los bancos y las AFP. Todo esto en un escenario de profundización de la crisis económica global que afecta cada vez más el bolsillo de la clase trabajadora.
- La asunción de Dina Boluarte, designada por el Congreso, es un intento de las fuerzas políticas del régimen de continuar su camino para normalizar la situación del país a su servicio y mantener en pie al régimen que hoy está siendo golpeado por la movilización social. La propia Boluarte ha llamado a la “tregua” y constituir un “Gobierno de unidad nacional” y “un Gabinete de amplia base”. Mientras que sus primeras acciones han sido invocar el Estado de Emergencia para reprimir, asesinar y castigar al pueblo insurrecto que asaltan las calles y continúa en ellas. Es por la efervescencia social que la presidenta designada debió plantear el adelantamiento de las elecciones para abril del 2024, una medida de sobrevida del régimen para que nada cambie. Solo balas y trampas vendrán de Boluarte y el Congreso.
- Es por todo lo anterior que las y los trabajadores, los sectores populares, la juventud y el campesinado pobre decidió volcarse a las calles para frenar al Congreso golpista, enfrentar la represión y exigir una Asamblea Constituyente para enterrar la Constitución de Fujimori. Las radicales manifestaciones son el puntapié para acorralar al régimen en su conjunto y, pese a la represión que ya cuenta con decenas de víctimas fatales, cientos de heridos y detenidos no se amilanaron los ánimos que impulsan las protestas: masivas movilizaciones; bloqueos de carreteras; toma de aeropuertos; universidades públicas bajo ocupación estudiantil como en Lima, Cajamarca, Arequipa y Cuzco; incendios a Fiscalías y comisarías; y llamados a paros y huelgas generales. La movilización esta desgastando a los golpistas. En las últimas horas varios ministros han renunciado ante el repudio popular.
- El legítimo derecho a la protesta que está ejerciendo el pueblo peruano y que están intentado aplastar Boluarte y el Congreso con policías y militares, abre la oportunidad de sepultar al régimen de Fujimori que ha sido defendido por cada uno de los representantes de turno. La correlación de fuerzas se seguirá midiendo en las calles, es por eso que no podemos confiar en ninguna medida del régimen, la confianza debe radicar en las fuerzas sociales movilizadas. El llamado a elecciones generales no resolverá el problema, al contrario, postergará la caída de la Constitución del 93 y será un intento de legitimar el golpe parlamentario.
- Desde la Liga Internacional Socialista y nuestros compañeros y compañeras del Perú ampliamos nuestra solidaridad internacional y llamamos a las organizaciones en lucha, de trabajadores, populares, del campesinado, estudiantiles y sociales a no bajar los brazos, a reunirse y coordinar las medidas de lucha necesarias hasta derrotar a los golpistas. Solo la Huelga General y la continuidad de la movilización, masiva y unitaria, logrará imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, sin ningún tipo de tutelaje del viejo régimen, para reorganizar el país sobre nuevas bases. Solo la autoorganización y autodefensa de los de abajo logrará derrotar la represión y poner fin al Estado de Emergencia. Solo un gobierno de las organizaciones obreras y populares en lucha, podrá aplicar las medidas que hacen falta para que la crisis la paguen los capitalistas. Al servicio de estas tareas resulta impresindible reagrupar las fuerzas socialistas revolucionarias en el país y dar paso a la construcción de una alternativa política de los trabajadores poderosa.
- Llamamos a las organizaciones internacionales y nacionales de izquierda del continente y el mundo, a las organizaciones sindicales, sociales, estudiantiles y de derechos humanos que coincidan con la necesidad de apoyar la movilización del pueblo trabajador peruano hasta derrotar a los golpistas a desarrollar una campaña unitaria, organizando marchas y actos frente a las embajadas y consulados de Peru y todo tipo de iniciativas para mostrale a los sectores en lucha del peru que no estan solos, que la clase obrera y los sectores populares y combativos del mundo los acompañan.
Liga Internacional Socialista