La nueva ministra menemista de trabajo Kelly Olmos, abrió el debate planteando que “con alta inflación es muy difícil empardar los salarios”. Si no se toma ninguna medida de fondo, si lo que conviene es mantener los sueldos bajos para abaratar costos y explotar más a los trabajadores, si la burocracia sindical actúa de manera cómplice, desde esa perspectiva es difícil. Pero hay otro camino, el de la organización y la lucha que muestra otros resultados.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la inflación de septiembre fue del 6,2%. La inflación anual acumulada llegó al 83%, el mayor registro desde el año 1991 (84%), mientras que el incremento de precios de los primeros 9 meses del año alcanzó el 66,1%. Producto del enojo por abajo que existe en los trabajadores y las presiones que sufre la burocracia sindical ante la suba galopante de precios y la inacción del Frente de Todos para resolver este problema, algunos sindicatos con mayor peso pero con salarios iniciales bajos consiguen empatarle a la inflación arrancándole al gobierno cláusulas de revisión, sumas fijas y otros ítems. Sin embargo el poder adquisitivo en el sector privado formal ha caído un 20% en los últimos 5 años según el CETyD de la UNSAM. Si uno toma el sector privado informal el número es del 32%. Por su parte el sector público acumula una pérdida del 31%.
Más allá de estos números lejos está de cerrarse este año la pulseada por el aumento del salario. Según la consultora EcoGo el 2022 cerrará con una inflación de casi 100%, lo cual va a obligar a reabrir los acuerdo paritarios en breve. Esta dinámica de revisión cada dos o tres meses de los acuerdos es la que se viene imponiendo en el movimiento obrero debido a la falta de respuestas por parte del FDT a la suba de precios. En este marco el equipo económico del gobierno encabezado por Massa presentó el presupuesto 2023 donde vaticina una meta de inflación del 60% para todo el año. Un dibujo difícil de creer por la orientación que tiene la alianza gobernante.
El SUTNA pateó el tablero
El triunfo de los trabajadores del neumático, que le arrebataron a las patronales después de 5 meses de lucha un acuerdo paritario por encima de la inflación y que fue aprobado por una asamblea general con una gran cantidad de trabajadores de las distintas fábricas, reconfiguró el escenario de las luchas y la ubicación de los distintos actores. La unidad que se dio entre todas las fábricas, la solidaridad con distintas organizaciones piqueteras y otros sectores en lucha, como así también el apoyo de la izquierda fue fundamental para lograr esa victoria.
Fue una pelea durísima porque del otro lado estaban actuando en unidad las patronales, Massa y todo el gobierno, la oposición de derecha y los medios a fines y la burocracia sindical de la CGT que no movió un pelo en apoyo a esta lucha. Sin dudas, tuvo repercusiones, la más importante fue la salida de Claudio Moroni quien finalmente dejó el cargo como Ministro de Trabajo después de una gestión desastrosa para los trabajadores garantizando cada uno de los pedidos de las patronales y siendo clave en el ajuste. En su lugar el gobierno pone una menemista como Kelly Olmos, quien antes de arrancar ya plantea que es difícil que los salarios le ganen a la inflación.
El reacomodamiento de la burocracia
Tanto los titulares de la CTA como de la CGT marcharon e hicieron distintos actos por el 17 de octubre, día de la lealtad peronista, donde pusieron algún tipo de reclamo sobre la mesa. En el caso de la CGT que hizo un acto en Obras Sanitarias, anunciaron la formación de una mesa político sindical con el objetivo de disputar candidaturas en las elecciones del año que viene. Por su parte las CTAs y los disidentes de la CGT como Pablo Moyano convocaron a Plaza de Mayo y exigieron en un documento una reforma judicial y una nueva Corte Suprema; restaurar el rol del Estado en el control y planificación de la economía; terminar con las prácticas monopólicas y oligopólicas de los grupos concentrados de la economía; derogar la actual Ley de Entidades Financieras e impulsar una reforma tributaria integral progresiva. El dato: ninguno de los actos puso la recuperación del poder adquisitivo y la ruptura del FMI como eje central.
Si bien la lucha de los trabajadores del neumático los deja en offside a muchos de los burócratas, como Yasky y Baradel que se mostraron con el embajador de EEU Marc Stanley o Pablo Moyano quien dijo sobre él que “es más peronista que alguno de los nuestros” cuando el Fondo Monetario Internacional es quien digita la política económica del país, tienen que salir mostrarse de alguna manera como “combativos”. Por eso el propio Moyano cuando reabrió su paritaria hace unas semanas vaticinó que: “la lucha del SUTNA va a ser un poroto al lado de la de camioneros”. Pero eso les dura poco. La verdadera cara de la burocracia es la que se vio en el coloquio de IDEA donde en uno de los foros el secretario general del SMATA Ricardo Pignanelli y Gerardo Martínez (UOCRA) se refirieron a la necesidad de generar un vínculo de confianza con los empresarios expresando que “A las empresas no se le puede sacar más de lo que pueden pagar”. Por su parte Armando Cavalieri, en el acto de Obras Sanitarias sostuvo que “hoy todos tenemos que ceder algo, todos tenemos que luchar por la democracia y una distribución justa del ingreso”. Estas voces oficialistas, no desentonan con las opositoras de Patricia Bullrich, Horacio Rodriguez Larreta o Javier Milei que proponen y desean abiertamente una reforma laboral para aplicar un ajuste más brutal.
Se puede ganar
Existen conflictos en curso en el país muchos autoconvocados por la defección de las direcciones burocráticas o dirigidos por sindicatos recuperados y la izquierda. Los docentes de diversas provincias, el equipo de salud de CABA, con la enfermería de ALE y la APyT y el conjunto de los trabajadores del Garrahan, la CICOP de Pcia. de Buenos Aires por el pase de la miles de enfermeras a la carrera. Los estatales arrancaron asimismo un paro nacional a la burocracia de ATE. En todos se abre la discusión de cómo luchar y si es posible ganar. El conflicto del SUTNA por su carácter industrial, la combatividad extendida en el tiempo que tuvo y el peso de la izquierda, marca un punto de inflexión.
La victoria de los trabajadores del neumático tiene como punto de referencia el método de la movilización y las asambleas. Estos aspectos son claves. Asambleas por abajo para organizar a las y los compañeros para movilizarnos por cada una de las demandas, sirven también para presionar a la burocracia y generar el desborde. La podredumbre de la burocracia es cada vez más evidente y al calor de desborde se está forjando una nueva dirección sindical que tiene como desafío por delante la coordinación por abajo. Por eso es necesario impulsar asambleas por sector con mandatos para profundizar la unidad de los trabajadores que quieren salir a luchar y poner en un pie un plan de lucha con un programa claro para quebrar el ajuste y defender los salarios.
La disputa está abierta. Ellos no pueden permitir que crezca la renovación sindical democrática y combativa. Necesitan sostener a la vieja dirigencia enquistada hace años para garantizar un pacto de paz social que cimiente al ajuste del Fondo y por esa vía normalizar el país en los marcos del capitalismo. El desarrollo de una nueva dirección sindical se está dando. Y ante un gobierno que con Massa y el ajuste del FMI le viene robando la agenda a la derecha, también la izquierda emerge más fuerte para postularse como alternativa como venimos planteando desde el MST y el FIT Unidad.