jueves, 21 noviembre 2024 - 12:38

Debate del FIT Unidad. En homenaje a León Trotsky

El 21/8 se realizó un panel de debate online organizado por el FIT-Unidad en homenaje a León Trotsky al cumplirse 80 años de su asesinato. El evento tuvo el objetivo de reivindicar su obra y legado y también de intercambiar y debatir sobre la actualidad de la política, las tareas y la estrategia revolucionarias. En el panel participaron compañeras y compañeros de los cuatro partidos que integramos el FIT-Unidad (MST-PTS-PO-IS) y el conjunto de sus intervenciones pueden verse en los respectivos videos que difundimos en vivo y aún pueden encontrarse en nuestro Facebook del MST. Para conocimiento de nuestros lectores, transcribimos las intervenciones de apertura y cierre que realizó Alejandro Bodart en nombre del MST y la Liga Internacional Socialista (LIS).

Hola compañeros, compañeras. Nos encontramos todos los que venimos de varias jornadas de debate esta vez para homenajear a León Trotsky a 80 años de su asesinato. El aporte de Trotsky a la causa de la Revolución ha sido enorme. Toda su vida y obra sin duda lo sitúa junto a Marx, junto a Engels y junto a Lenin como uno de los más grandes revolucionarios de la historia. Gracias a él, el marxismo revolucionario pudo sobrevivir a la noche negra que significó el estalinismo. Y todavía hoy, toda su obra, toda la experiencia de más de un siglo de luchas de la clase obrera que logró transmitirnos, nos ha permitido guiar la actuación de los revolucionarios en el mundo entero.

Yo no voy a aburrirlos detallando cada momento de su vida, de su obra, de su enorme trayectoria, de los aportes más destacados, porque desde hace semanas, todos lo que estamos acá venimos desarrollando todo esto en nuestras organizaciones, en nuestras publicaciones, hemos tenido charlas, otros debates, mañana por ejemplo algunos vamos a tener actos internacionales. Y seguramente saldrán nuevas publicaciones de este debate.

Creo que tenemos que aprovechar el poco tiempo que tenemos. El mejor homenaje a Trotsky es discutir las visiones que tenemos cada uno de lo que pasó después de su muerte. ¿Qué es lo que ha pasado con el trotskismo desde ese momento hasta nuestros días? Y respondemos algunos interrogantes muy importantes. ¿Por qué, si Trotsky nos dejó cimientos de granito, el trotskismo se dividió en múltiples expresiones? ¿Por qué ninguna organización Internacional de la que nos hemos reclamado del trotskismo logró tener peso de masas? Y desde ya, ¿por qué no logramos tomar el poder en algún país? Algo que nos pregunta muchas veces la vanguardia, que incluso reconoce la certeza de muchos de nuestros planteamientos.

Evidentemente existen, y han existido causas objetivas que no podemos negar, pero también han existido desviaciones revisionistas y errores garrafales por parte de la dirección que quedó al frente de la cuarta internacional, muerto Trotsky, y también de los que intentamos agarrar la posta de Trotsky a lo largo de todos estos años. La crisis de dirección de la cuarta fue el inicio de la dispersión, pero luego se profundizó con los años. Se han cometido más errores y habido más divisiones, incluso en el período más inmediato se han dado una gran cantidad de divisiones, de rupturas, de crisis en nuestras organizaciones.

A lo largo de todos estos años, de todos estos 80 años, se han perdido oportunidades extraordinarias, por ejemplo, en la revolución boliviana del 52, que podría haber cambiado la historia del trotskismo. Las jóvenes generaciones tienen que estudiar lo que pasó ahí, es muy importante que saquen conclusiones.

Surgió el oportunismo como una corriente muy arraigada en las filas de la Cuarta, la adaptación y seguidismo a cualquier dirección no revolucionaria que estuviera al frente de una revolución o de un proceso de masas, así se le claudicó al estalinismo en determinados momentos, al castrismo, al sandinismo, al que incluso sectores del trotskismo apoyaron cuando nos expulsó, a los que venimos de la corriente morenista, que quisimos pasar de la lectura de los libros a la práctica y aplicar la revolución permanente, intentando profundizar la revolución en Nicaragua.

Ahora también surgió la contracara del oportunismo, que es el sectarismo en nuestras filas, que parte de aislarse de los procesos tal cual son, de abstenerse de no tener política y tácticas adecuadas si las direcciones que están al frente de procesos de masas son reformistas, frente populistas o nacionalistas. Esto también provocó la pérdida de muchas oportunidades.

En los 90 podríamos agregar que tomó fuerza el escepticismo, que llevó a muchos a abandonar la lucha por el socialismo y la construcción del partido revolucionario, y a otros a descreer de que sea posible construir organizaciones de masas, negándose a tener políticas audaces frente a los nuevos fenómenos que se han ido desarrollando.

En algunas organizaciones se cristalizó el nacional trotskismo, que parte de la idea equivocada de creerse que desde un partido nacional se puede ganar influencia de masas de manera evolutiva y en algún momento tomar el poder y sostenerse sin ser parte de una organización internacional.

Los que siguieron dando la pelea por construir una organización mundial de los revolucionarios, lo hicieron separados del resto. A partir de un partido más o menos desarrollado, que construye la política para el mundo entero y grupos menores a su alrededor que son copias del partido madre.

Los fracasos de todos estos experimentos a lo largo de estos 80 años, la mayoría cubiertos de métodos burocráticos para evitar la discusión de los errores, llevaron a crisis y divisiones. En casi ningún lado pudo haber recambio de direcciones sin provocar estallidos de nuestras organizaciones, porque prácticamente los dirigentes se consideraban intocables.

Todo esto, la combinación de todos estos problemas o de algunos es lo que explica que hoy a 80 años de la muerte de León Trotsky, el trotskismo siga siendo una minoría. Que en vez de reagruparse cada vez se divida más.

Hoy, la realidad nos comienza a dar nuevamente oportunidades, que solo podremos aprovechar si nos atrevemos a cambiar, a revolucionarnos a nosotros mismos, a no tenerle miedo al cambio. Trotsky se equivocó en relación al partido que proponía Lenin, pero se animó a cambiar y desde ese momento fue el mejor bolchevique. Lenin estaba equivocado sobre la dinámica de la revolución en Rusia, pero no tuvo ningún problema en aceptar la teoría de la Revolución Permanente de Trotsky para que triunfe la revolución. Un revolucionario no puede tener miedo a los cambios, porque si no hubiera cambios no habría revolución.

Compañeros del Partido Obrero, nosotros consideramos francamente que tienen que cambiar la concepción nacional trotskista que los ha llevado a no poder construir una importante organización internacional estos años. Tienen que cambiar y dejar de generalizar desde Argentina políticas para todo el mundo, recetar lo que hay que hacer en otros países, cuando muchas veces esas recetas no se pueden usar ni siquiera en Argentina.

Su negativa completa a disputar en organizaciones anticapitalistas amplias como el PSoL o el NPA, solo por dar dos ejemplos muy discutidos por ustedes, en parte explican por qué nunca se han podido desarrollar en Brasil ni en Francia. No se puede construir un partido desde afuera de los procesos progresivos de reagrupamiento de la vanguardia y disputarle la dirección al reformismo absteniéndose y dando consejos desde la vereda de enfrente. No hay crecimiento evolutivo para nuestros partidos, no se puede construir partidos con influencia de masas ganando de uno en uno, sin discutir políticas audaces para intervenir en los procesos más dinámicos.

Tampoco creemos que se puede dirigir el movimiento obrero sin dar batallas políticas a su interior. No se dividen los organismos de masas llevando la política de la izquierda revolucionaria. Se dividen los organismos cuando no se practica la democracia obrera, cuando no se apela a la base para que decida, cuando se reproducen vicios que son heredados de la propia burocracia en las organizaciones que nosotros dirigimos. Pero si negamos la disputa política, si no llevamos todos los planteos políticos a la clase obrera, es imposible ganar a la clase obrera para la política revolucionaria.

Compañeros del PTS, es imposible construir una internacional que se transforme en un polo y reconstruir la Cuarta a partir de las elaboraciones de un solo partido y una corriente internacional que gira permanentemente en torno a un partido madre, y que además se considera el único sujeto revolucionario y considera a todo el resto del mundo como centristas. Ustedes ni nadie tienen la autoridad, nosotros tampoco la tenemos, que tuvieron los Bolcheviques y Lenin y Trotsky para reagrupar a los revolucionarios. Moreno para nosotros, Nahuel Moreno, fue el único en la posguerra que, salvando las distancias, más se acercó a ser un dirigente integral pero, lamentablemente murió demasiado joven. Por eso compañeros tenemos que discutir que el modelo internacional de partido madre ya se ha demostrado un fracaso, pero no sólo para ustedes, para todos los que hemos intentado en determinado momento de nuestras vidas intentar que funcione.

Miren compañeros, la única forma de unir realmente a los revolucionarios, es en primer lugar aceptar que hay otros y construir otro modelo de internacional, donde puedan existir organizaciones trotskistas que provienen de distintas tradiciones, donde se pueda convivir fraternalmente en base a principios comunes, pero también con diferencias parciales. Donde prime el polo democrático y no el centralismo, porque vuelvo a insistir, nadie tiene autoridad para imponer absolutamente nada. Donde se trabaje para construir una dirección superadora de las actuales, esto no tiene nada de laxo como hemos visto que han escrito, pero sí tiene un 100% de realidad.

Hoy en día, sólo así vamos a poder transformarnos en una organización fuerte, en un polo a nivel internacional, sólo así vamos a poder recomponer las fuerzas de la Cuarta, reorganizarla, volver a ponerla en la primera fila. Tenemos que discutir cómo dejamos de ser pequeños grupos, pequeños agrupamientos internacionales, no conformarnos con lo que somos hoy. Si no discutimos claramente todo lo que fracasó, para abrirnos a probar nuevas experiencias, nuevos modelos que nos permitan empalmar con otros revolucionarios. El mundo está lleno de revolucionarios compañeros y compañeras, pero nos hemos formado por separado, hay cuadros, dirigentes, aportes teóricos que provienen de distintas corrientes, que tenemos que unir, en primer lugar, aceptando que tenemos que convivir en un sistema de iguales. Donde nadie tiene que seguir a otro con confianza ciega, porque la confianza sólo se logra a partir de dirigir procesos del movimiento de masas. Lenin y Trotsky no fueron los dirigentes que posibilitaron la construcción de la tercera porque sí. Lo fueron porque dirigieron revoluciones, y si nosotros no discutimos cómo hacer para unirnos, los que no hemos dirigido prácticamente nada, para ver si en algún momento podemos disputar el poder, para hacer una internacional de masas, nunca vamos a ganar la confianza necesaria para ir por más en este mundo tan convulsionado y lleno de oportunidades.

Compañeros/as, después de mucho tiempo, nosotros estamos haciendo una experiencia para intentar unir a los revolucionarios. Es la experiencia que estamos haciendo en la LIS, queremos discutirla, estamos abiertos.

Ahora nos hemos puesto de acuerdo con ustedes compañeros del PTS en que hace falta tener políticas para algunos agrupamientos amplios, por eso no me voy a detener en eso. Sí me quiero detener en algo que discrepamos: la política que había que tener frente a fenómenos más difusos, como Proyecto Sur o el frente Cívico en su momento. Discrepamos porque en países como los nuestros, donde no hay tradición socialdemócrata ni comunista, sino que sufrimos el cáncer del Peronismo, del nacionalismo burgués -algo que pasa en muchos países- tenemos que estar abiertos a utilizar determinadas tácticas cuando, en momentos muy puntuales, algunos personajes del peronismo, pequeño burgueses, no burgueses como se dijo por ahí, se caen de las ramas y provocan fenómenos políticos de masas. Negarnos a tener política ante estos procesos, es negarnos a disputar la dirección del movimiento de masas. No podemos discutir estos fenómenos con el diario del lunes, sobre cuál fue la evolución posterior de Pino Solanas. Miren, todos los agrupamientos que estamos discutiendo, absolutamente todos, incluyendo el NPA, el PSOL y agrupamientos anticapitalistas amplios que conocemos son efímeros En alguno momento del camino siempre giran a la derecha, cada vez más a la derecha y algún momento explotan, entran en crisis y desaparecen. El problema es qué política tenemos cuando agrupan a la vanguardia y franjas de masas los siguen con simpatía, cuando producen fenómenos de masas. Negarnos a tener política frente a ellos es negarnos a disputar, es negar la esencia de trotskismo, es querer ser siempre una pequeña secta, un pequeño grupo y tenerle miedo a disputar las masas para disputar el poder, para pegar saltos en nuestra construcción. Nosotros reivindicamos el entrismo al PSUV como en su momento reivindicamos el entrismo al PT, como creemos que había que hacer entrismo en el período de auge de Syriza, incluso de Podemos, son tácticas que toman lo mejor del Trotskismo.

Pero bueno, miren me queda poco tiempo, queremos hacer una propuesta. Sabemos incluso que no vamos a tener acuerdo de arranque, pero hay compañeros que propusieron por ejemplo en su momento hacer un partido único de la izquierda en Argentina, nosotros creemos que no está planteado para nada. Pero sí podríamos abrirnos a discutir un proyecto de un partido con tendencias. A transformar el FITU en un partido de tendencias donde nadie perdiera absolutamente nada de su independencia política ni organizativa, pero pudiéramos actuar en común no sólo electoralmente sino en la lucha de clases y resolver democráticamente los distintos posicionamientos, eso nos permitiría pegar un salto.

También les queremos decir con claridad que tenemos que aprender a discutir las diferencias políticas que tenemos sin chicanas. Miren, yo con esto termino, a nosotros prácticamente por discutir una política para los pequeños productores no han puesto al lado de la sociedad rural, por discutir una política hacia fenómenos como el de Pino en su momento, nos han planteado que habíamos dejado de ser revolucionarios, de ser trotskistas, que íbamos a desaparecer. Seguimos siendo Trotskistas, estamos acá con ustedes, estamos más vivos que nunca, nacional e internacionalmente. Ahora bien, tenemos que aprender a discutir, por ejemplo, hace pocos días el PO cometió un error garrafal en la legislatura del Chaco, y hace un tiempo también cometió un error garrafal en la legislatura de Córdoba, pero no por eso decimos que el Partido Obrero se transformó en el PJ o marcha de la mano del PJ como dicen algunos. En la legislatura de la ciudad de Buenos Aires se viene de cometer un error enorme por parte del PO y del PTS, pero nosotros no vamos decir que los compañeros son Sionistas. En el parlamento nacional creemos que fue equivocado votar las leyes de los Cayetanos, pero no por eso vamos a decir que nuestros diputados nacionales, porque nos ponemos la camiseta, son de la Iglesia. Ojo, hay presiones, tenemos que discutir por qué pasan estas cosas. Porque la democracia burguesa tiene armas tremendas, pero tenemos que aprender a discutir entre camaradas e incluso los errores que se pueden cometer, sin caer en una lógica que nos lo impida, impidiendo con chicanas el debate político.

Si logramos hacer eso vamos a avanzar, y vamos a lograr cambiar algunas de las concepciones que tenemos arraigadas, porque nadie tiene la verdad revelada, ni nadie tiene la autoridad que se logra dirigiendo procesos y no vamos a dirigir procesos si no cambiamos, si no somos autocríticos de lo que venimos haciendo, si no nos animamos a tener tácticas audaces para intervenir siempre y cuando mantengamos la estrategia de la construcción del partido revolucionario. Nada más, espero que podamos abrirnos la cabeza entre todos, escucharnos. Nosotros por ejemplo queremos escuchar, porque estamos convencidos que, si nos escuchamos, por lo menos un poquito, todo este debate no va a ser en vano ni va a servir solamente para que reafirmemos cosas y actuemos como sordos. Nada más. Muchas gracias.

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