Pasó el segundo debate y dejamos unas primeras opiniones. Como en el primero, los trazos gruesos de las propuestas de los candidatos se respetaron bastante. Milei, Bullrich y Massa, más allá de sus diferencias, todos, coinciden en dejar correr una política de ajuste para cumplir con el FMI. Además, se hizo una gala de políticas punitivistas para terminar con el delito. Otro negacionismo presente, ahora el del cambio climático. El Frente de Izquierda Unidad, con nuestra candidata Myriam Bregman, se destacó como la única opción electoral en defensa de los intereses del pueblo trabajador y de la juventud.
Con un poco más de intensidad y de menos protocolo que en el debate anterior, esta jornada que se realizó en la facultad de Derecho de la UBA, mostró a los candidatos un poco más confrontativos, con cruce de denuncias en especial entre los tres presidenciables con más chances de llegar a la presidencia, y sobre todo Bullrich, que estaba obligada a destacarse más en este 2º debate. Pero ese fervor con el que actuaron, fue para imprimir ideas que en nada les sirven a las mayorías.
Una presentación atravesada por el conflicto Palestina – Israel
Aquí el libreto no se modificó mucho, pero hubo un dato a resaltar. Milei, Bullrich, Massa y Schiaretti compartieron un saludo hacia Israel, principalmente como lo habían adelantado en sus redes sociales, al gobierno de Benjamín Netanyahu. No sólo Milei en este caso, con perspectiva internacional, abonó a una teoría de los dos demonios. Si no que todos los candidatos patronales se manifestaron en favor del Estado genocida de Israel que masacra al pueblo Palestino como política cotidiana.
Con el argumento del ataque de Hamas, los cuatro mencionados buscaron impugnar cualquier acto de defensa del pueblo palestino, que es asediado de forma permanente por la persecución y represión del Estado israelí.
No es un dato menor, ya que lo que ocurre por estas horas en aquella parte del mundo es un episodio político significativo. Y ante la declaración de guerra de Netanyahu, con la complicidad de los gobiernos de los principales países imperialistas, se va a necesitar la mayor solidaridad internacional con el pueblo palestino. En este punto, como en tantos otros, el FIT-Unidad es el único que se coloca en defensa del pueblo agredido: Palestina.
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Punitivismo y precarización
En el bloque de Seguridad y Trabajo y Producción, se escuchó una forma efectista de tratar los grandes problemas sociales con los que lidia nuestro país. Si bien Milei y Bullrich son lo que más a la derecha se pronunciaron, con la última diciendo que piensa bajar la edad de imputabilidad a los 14 años, Sergio Massa tampoco desentonó con su intervención. El oriundo de Tigre retomó su gestión como intendente de su municipio para demostrar los logros de ubicar cámaras por todos lados y establecer una especie de gran hermano a cielo abierto.
Lo cierto es que, como se dejó en claro, ninguno apuntó contra las verdaderas causas de estos males. Que no son los chicos que hoy 6 de cada 10 son pobres, si no todo el entramado de las fuerzas policiales, la justicia clasista y los propios gobiernos empapados en corrupción con el delito organizado. Si realmente se quisieran discutir estos problemas, habría que descartar la manzana podrida. Esto se puede hacer desmantelando todo el aparato represivo, eligiendo jueces, fiscales y comisarios con el voto popular y establecer la revocabilidad de esos funcionarios en caso de no cumplir en sus funciones y el control social y de vecinos de las comisarías.
Además, como es obvio, la falta de oportunidades y la pobreza, principal terreno fértil para el crecimiento del delito, no puede combatirse con más represión, si no con planes reales de trabajo, educación e inclusión social a la juventud. Sin embargo, el recetario de Milei es el de siempre o peor, arropado en la consigna de ir contra la justicia social promueve una flexibilización de los derechos laborales, ya atacados, para asegurar mayor rentabilidad al capital. Bullrich, en este punto, comparte una orientación similar y agrega además la importancia de cercenar los paros de los trabajadores para reclamar por sus derechos. El debate entre estos dos personajes es sobre si dolarizar o no dolarizar la economía, pero no en si atacar o no a los trabajadores. En síntesis, promueven atacar a la pobreza generando más exclusión y miseria. No dando un shock laboral para quienes no tienen trabajo en la actualidad. En el tema seguridad, también la candidata del FIT-U cruzó a Bullrich al decirle “usted y todos los que promueven la mano dura, fracasaron”.
Por el lado del ministro – candidato, en lo referido al punto económico, habló sin tener en cuenta sus funciones en el ejecutivo de este gobierno. Dijo querer mejorar el ingreso, respetar las paritarias libres y bajar impuestos. Pero es durante este gobierno donde los salarios del sector formal, ni siquiera de los más precarizados, ha quedado relegado en comparación del índice de pobreza. Además de que, también, fue durante estos años del Frente de Todos, ahora devenido a Unión por la Patria, donde se dejaron fugar un superávit de US$ 45 mil millones para pagar la fraudulenta deuda del macrismo, relegando las necesidades de los trabajadores. Y esto sin entrar en el detalle de cómo, en el último tiempo, varió la repartija de la de la renta nacional en favor del capital y en detrimento de los asalariados.
Otro negacionismo
Si en el debate pasado Milei mostró su negacionismo para con el último genocidio perpetuado por la última dictadura militar en el país, ahora mostró su apoyo a las políticas de extractivistas, de saqueo y contaminación, en nuestro país. Ni siquiera hizo referencia al tema para dar vueltas en argumentos inexistentes y carentes de cualquier tipo de solidez científica. Pero esto no es una muestra de ignorancia en la materia, si no una militancia consciente para continuar profundizando el modelo de saqueo y contaminación que hoy ya se aplica en el país.
Nada de esta discusión sería posible si el actual gobierno no haría uso del propio negacionismo en la práctica. El lobby para admitir la exploración offshore en nuestra costa, como en el sur, son dos muestras de la orientación de este gobierno. Habría que sumar también todos los beneficios que le permiten a las multinacionales que se dedican a robarnos las reservas de litio y a los pooles de siembra que se dedican al monocultivo de la soja y trigo transgénico. Estos detalles son los que admitieron que surjan discursos como los de Milei, quienes niegan por completo que las relaciones sociales de producción en el marco del capitalismo, signada por la sed de ganancia, es lo que está llevando al planeta a una situación límite.
Es con el FIT-Unidad en las urnas y en las calles
En el cierre del debate, la candidata del Frente de Izquierda, entre otras cosas, dijo: “Este 22 de octubre hay cinco fórmulas presidenciales y te pedimos que elijas según tus convicciones, según tus valores. Que no te resignes”. Ante las variantes de Milei, Bullrich y Massa, por lo expuesto y el programa político que tienen, queda en claro que el único voto útil es el que existe en defensa propia. Desde el MST en el FIT-Unidad, en este sentido, consideramos más que importante fortalecer el voto a la izquierda con Myriam Bregman a presidente y para conquistar más bancas en el Congreso y las Legislaturas, como se encuentra al servicio de esa tarea Cele Fierro en CABA, para fortalecer allí dentro la voz de los trabajadores y sectores populares.
Pero, a la vez, es necesario seguir postulando a nuestro Frente y lograr un cambio para bien, transformándolo en una herramienta de lucha que organice a miles y miles. El ataque a nuestro bolsillo y derechos son permanentes, no se sabe si antes o después del 10 de diciembre esto tendrá un salto. Lo seguro es que cumplir con el FMI exige a cualquiera de los que gane la elección poner el pie en el acelerador en este sentido, provocando más austeridad en nuestras vidas.
La tarea de la izquierda es clara. Ubicar al FIT-Unidad como referencia política para actuar en la disputa política y en la lucha en las calles, para derrotar los nuevos planes de ajuste con la perspectiva de pelear por un gobierno de trabajadores.