domingo, 22 diciembre 2024 - 09:06

Cultura en peligro. Mentiras para sostener el ajuste

En la reunión de comisiones de ayer el secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, repartió una serie de mentiras durante casi 5 minutos para sostener la destrucción de la cultura nacional que significa la Ley ómnibus impulsada por Milei.

“Nos encontramos con gasto público, no con inversión”.

En esta frase encontramos la idea central del gobierno y como piensa. La ideología empresarial capitalista en donde todo lo que no genere ganancia se piensa como gasto y no como inversión, el odio a lo público y popular.

Aún así, en un documento que sacó el INCAA se muestra que los organismos de cultura implican un 0,05% del presupuesto nacional y generan un 2% del PBI; o sea, donde se cree que hay gasto, hay un sistema económico virtuoso que impulsa la economía.

“Vamos a centralizar tareas y funciones, modificar la estructura para reasignar programas que van a depender de forma directa del presupuesto nacional y de la administración central”.

Acá quizá está el centro de su problema. Quieren quedarse con los fondos ganados de la ley de fondos de fomento a la cultura en 2022. Quieren poder dirigir el poco dinero que le asignen sin control, ni concurso a sus empresas amigas del sector y destruir la creación de arte independiente y crítico.

“El INCAA requiere de modificaciones urgentes. El presupuesto debe destinarse mayoritariamente a subsidios. Estos serán de hasta un 50% del proyecto; la otra parte deberá ser sustentada por el aspirante”.

En la misma línea este párrafo. Hoy el INCAA financia en algunos casos el 100% de la producción, lo que le permite a las pequeñas productoras crear materiales y les da espacios para que difundan lo que crean. Con esta reducción del subsidio muchas producciones se verán privadas de ser creadas y las que más fácil tengan ese acceso van a ser la grandes productoras atadas, en general, a multinacionales del sector.

El Fondo Nacional de las Artes y el INT “pasaran a ser programas activos bajo la órbita de la Secretaría de Cultura de la Nación. Cada uno de ellos conservará su fín: La promoción y el desarrollo de las actividades artísticas”.

Eliminar la independencia, la formalidad, la dirección elegida desde los propios espacios que hacen vida en cada instituto, eso es lo que busca esta propuesta. Sin contar que la discrecionalidad que esto genera produce que en el teatro, por ejemplo, todas las salas independientes, y varias del circuito comercial, estén en peligro de cerrar. Y a esto hay que sumarles los programas educativos como el teatro en las escuelas y otros que ayudan a que miles se familiaricen con el arte.

“El rendimiento de los gastos del subidio deberá ser detallado y con un continuo seguimiento. Los argentinos merecen tener mayor conocimiento de qué se hace con sus recursos. Para eso, se requiere mayor control”.

Esto ya sucede y el que no cumple con lo requerido por el subsidio tiene que devolver la plata. Todos los institutos presentan balances y seguimiento de como funcionaron los subsidios, además de que estos se entregan por concurso público con normas muy rigurosas.

“Creemos en el arte nacional. Sabemos que tenemos una industria musical reconocida a nivel internacional. Que el teatro argentino refleja nuestra historia y que nuestro cine es una cuna grande de éxitos. Si este Congreso aprueba esta ley, estaremos sentando las bases para exportar más cultura argentina al mundo”.

Con las políticas que están proponiendo aplicar lo único que van a lograr es convertirnos en trabajadores precarizados para multinacionales y destruir toda posibilidad de creación critica. Les interesa generar monopolio en todos los espacios del arte, como en todo espacio de la economía.

Enfrentemos la Ley Ómnibus

El miércoles miles de personas salimos a la calle en el cacerolazo cultural que se convirtió en un hecho político debido a su masividad y formalidad. Ahora a preparar la asamblea federal de la cultura del 20 de enero para masificar el paro del 24, llenando las calles para decir: ¡No al DNU, la ley ómnibus y el protocolo de Bullrich!

Es hora de que entiendan que la cultura no se puede medir como gasto, que nuestro derecho a disfrutar y crear arte como trabajadores y estudiantes está por encima de los deseos de ganancia de un pequeño grupo. Sigamos en las calles, sigamos creando, sigamos soñando porque podemos dar la vuelta, solo depende de nosotros y nuestras ganas de transformar este mundo.

Pedro Pallero

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