Un recurso central para tapar en parte la grave faltante de reservas del Banco Central, agravadas gravemente por las pérdidas de alrededor de U$S 20.000 millones en las exportaciones que trajo la sequía, se encuentra paralizado. Los grandes empresarios del agronegocio no liquidan presionando una corrida que llevó al dólar blue a tocar los $ 440, cerrando el día en $431. Massa le echa la culpa al renunciado asesor Antonio Aracre, pero en estas horas se pone de manifiesto la fragilidad de la economía capitalista del país, en el marco de un durísimo ajuste pactado con el Fondo Monetario.
En el día se reunieron Massa y Fernández. El termómetro del blue marcaba un nuevo récord de $ 440 por dólar y no se sabía hasta cuando iba a llegar la corrida. Según los medios periodísticos la reunión fue muy áspera. El ministro de economía hizo cargo a la Rosada, en concreto al ahora renunciado jefe de asesores presidenciales Antonio Aracre, de organizar una operación para voltearlo. El funcionario habría dejado trascender que tenía un plan anti inflacionario alternativo y que “se pensaba en una devaluación del 60% y un desdoblamiento cambiario”.
El rumor sirvió para hundir la única canilla importante que tiene el gobierno para hacerse de los necesarios dólares. No se liquidó un dólar del agro en la jornada de ayer martes. El Banco Central tuvo que volver a gastar U$S 200 millones de sus escasas reservas para intentar detener la corrida e incluso se vendieron bonos del Estado a precios de remate sobre última hora.
Alejandro Aracre los editoriales matutinos esperaban una recuperación de las liquidaciones del campo para el día de hoy, sin embargo, los resultados fueron escasos, apenas 72 millones de dólares fueron liquidados, lo que le permitió al Banco Central recuperar algo comprando U$S 44 millones.
Las cifras son muy menores si se las compara con las dos versiones anteriores del dólar soja. Según la Bolsa de Comercio de Rosario habrían entrado U$S 997 millones contra U$S 3.143 y 1.354 millones respectivamente de las dos ediciones pasadas.
Que las declaraciones de un asesor hayan desatado semejante terremoto no puede explicarse por el peso del personaje, sino porque hubo actores de más espeso detrás de esta operación, en particular debe observarse el “descontento” de los grandes empresarios del agronegocio que exigen un dólar agro aún más alto aprovechando la fragilidad de la economía argentina.
Es que la gira de Massa por el FMI de los últimos días, no parece hasta el momento, tener resultados positivos. El ministro le habría pedido cerca de U$S 10.000 millones adelantados, o sea todos los desembolsos del año, del acuerdo de Facilidades Extendidas que tiene el país con el organismo para cubrir el fraudulento crédito Stand By pactado por Macri por U$S 45.000 millones que estamos pagando.
Hasta ahora lo obtenido de créditos de 3 organismos internacionales ronda apenas U$S 2.000 millones: U$S 600 millones del Banco Mundial, U$S 900 millones del BID y U$S 500 millones del Fondo Saudita. Está muy lejos de compensar la pérdida por exportaciones de este año.
Uno de los editoriales de ese vocero de los empresarios agrarios que es el diario La Nación, hace cuentas y señala que, en esta tercera versión del Programa de Incremento Exportador, los empresarios perderían 28 puntos comparado con el dólar soja 2 y 21 si se hace referencia al dólar soja 1. Esto además en un escenario donde se especula con una posible devaluación si la sequía de dólares se mantiene en el tiempo, cuando aún la cosecha solo se ha concretado en un 10% y existen diferencias entre productores y agroexportadores sobre el precio de la tonelada, abonarían aún más la rueda especulativa.
En un contexto de altísima inflación –se calcula que abril superará el 7%- y de falta y subida del dólar, el Banco Central ha vuelto a subir las tasas de interés con un rendimiento anual (TEA) de 119,4%. El Tesoro, en la jornada previa, ya convalidó tasas por el 130% de interés anual. Todos intentos para frenar la escalada del dólar que significan un mayor endeudamiento, agudizar la actual política recesiva, encarecer el crédito y todo lo que consumimos.
La escalada del dólar que no ha podido ser frenada hasta el momento, se explica aparte de los factores que describimos por un cuadro de profunda crisis e inestabilidad política que cruza las internas de las coaliciones políticas que gobiernan al país, decididas a continuar con el duro ajuste fondomonetarista.
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Son ellos o nosotros
Según el economista Horacio Rovelli se espera una cosecha de soja de 32 millones de toneladas contra 43 del año pasado y de 38 millones de toneladas de maíz contra 51 del 2021/2022. Los datos oficiales dicen que hay 10 toneladas de soja no vendidas de la cosecha anterior, con las que el gobierno pretendía recaudar unos U$S 4.000 millones hasta el 31 de mayo –unos 7 millones de toneladas- subsidiando el dólar agro.
Estamos hablando de uno de los sectores más concentrados de la economía, al que le han sobrado ganancias extraordinarias en las temporadas anteriores como producto de la suba de los precios internacionales de las materias primas. Son responsables de la corrida cambiaria que tumbó a Guzmán y de que los alimentos que produce el país se vendan a “precio dólar” a los trabajadores argentinos. Los especuladores que han sido premiados por el gobierno con tres versiones de diferencial dólar soja, que implican un elevado costo fiscal y más inflación que pagamos todos los ciudadanos de a pie.
El plan económico pautado con el FMI no da para más. Al constante deterioro de los salarios e ingresos populares por una altísima inflación, se suma una constante especulación financiera y endeudamiento, en un marco de insaciables ganancias de las grandes empresas.
Las recientes reuniones empresarias con presidenciales, como el Foro de Llao Llao o la reunión de IDEA con Massa, muestran un programa común –aunque se expresen con matices en el discurso-,ajuste y más ajuste para cumplir las metas del fondo, remate de nuestros recursos naturales a los grandes capitales, salarios por el piso.
Como proponemos desde el MST en el FIT-U, hay que cambiar de raíz este modelo económico. Romper con el FMI y los acreedores buitres de la deuda, nacionalizar la banca, el comercio exterior y a los grandes capitalistas especuladores, como ahora son los popes del agronegocio, hay que expropiarlos, meterlos presos y realizar una profunda reforma agraria, para que las riquezas de nuestro suelo queden para los trabajadores y el pueblo argentino.