A pesar del clima post electoral, los problemas estructurales continúan y el informe publicado por UNICEF, es una fotografía clara de las consecuencias de las políticas del gobierno de Milei.
El último informe de UNICEF sobre la situación de la niñez y la adolescencia en Argentina[i], presentó un diagnóstico devastador que refleja las consecuencias directas del programa económico y social implementados durante estos dos años de gobierno libertario. Los datos recopilados hasta agosto de 2025 muestran un deterioro acelerado en las condiciones de vida de millones de niños, niñas y adolescentes, confirmando que el ajuste estructural decae con mayor crudeza sobre los actores más vulnerables.
La situación de los hogares con niñas, niños y adolescentes alcanza niveles críticos done el 31% declara que sus ingresos mensuales no alcanzan para cubrir sus gastos básicos. Esta cifra representa más de 2 millones de hogares donde residen aproximadamente 4.3 Millones de niños. La insuficiencia de ingresos se agudiza en los hogares que perciben la Asignación Universal por Hijo, donde el 42% no puede costear la compra de libros, le 41% no puede afrontar excursiones escolares y el 24% tiene dificultades para adquirir útiles escolares. Este triste panorama, demuestra como las políticas de recorte, que se utilizan para festejar un superávit fiscal flojo de papeles, afectan directamente el derecho a la educación.
En el ámbito de la salud, la falta de recursos se convirtió casi que en una cuestión estructural para una cuarta parte de la población. El 24% de los hogares se ve forzado a dejar de asistir al médico o dentista por falta de dinero, mientras que el 15% debe suspender la compra de medicamentos. Esta situación afecta desproporcionadamente a los sectores de ingresos medios-bajos y bajos, que concentran el 70% de estos casos y a hogares grandes con más de cinco personas, donde la cifra supera el 20%.
El endeudamiento de los hogares ha experimentado un aumento dramático, creciendo ocho puntos porcentuales desde 2024 hasta alcanzar el 31% de los hogares con niños y niñas. Este indicador refleja la profundización de la presión financiera sobre las familias, donde el 70% reporta que la deuda de sus tarjetas de crédito supera la mitad de sus ingresos totales. La consecuencia directa de este estrés financiero es que casi 4 de cada 10 hogares tuvieron que dejar de pagar algún servicio esencial en 2025. Un punto importante a prestarle atención es que el 45% de estos hogares tiene a un trabajador formal como jefe de hogar y un 12% a un monotributistas, demostrando como la crisis se extiende hacia sectores que antes se consideraban protegidos.
El acceso a la alimentación sigue siendo uno de los problemas más graves. El 29% de los hogares con niños se ha visto obligado a restringir la compra de alimentos por falta de dinero, afectando al 45% de los hogares con AUH y al 37% de los hogares monoparentales con jefatura femenina. Las proteínas y nutrientes esenciales son los primeros en desaparecer de la mesa familiar, con el 84% de los hogares que restringen la compra de carnes, el 50% las frutas y verduras y el 42% los lácteos. La situación más extrema afecta a aproximadamente 800 mil niñas y niños que deben saltarse al menos una comida diaria por falta de recursos.
La publicación realizada por UNICEF, también deja en claro como la crisis económica se hace presente en toras cuestiones sociales. Uno de estos casos es incumplimiento en el pago de la cuota alimentaria, que mantiene niveles escandalosos, con el 52% de las madres que no la perciben y un 63% que la recibe de manera irregular. Esta falla estructural contribuye a que la pobreza infantil en estos hogares sea casi 10 puntos porcentuales más alta que el promedio, consolidando un circuito de vulnerabilidad que condena a millones de niños a la exclusión.
Por otro lado, esta carencia de recursos, generada por esta crisis, se refleja en otras cuestiones, reflejadas en las relaciones personales de los niños, niñas y adolescentes. De acuerdo a los números informados, la adolescencia enfrenta un panorama particularmente preocupante con aumentos alarmantes en múltiples dimensiones. El bullying escolar afecta al 41% de los adolescentes, representando un aumento de quince puntos porcentuales respecto al año anterior y equivalente a casi un millón de chicas y chicos afectados. Además, por primera vez se midió la incidencia de las apuestas online, revelando que el 40% de los adolescentes ha apostado por dinero en el último mes, afectando a más de 800 mil jóvenes.
Otro de los flagelos sufridos por las niñeces y la adolescencia se encarna en el trabajo adolescente, el cual muestra una tendencia ascendente, alcanzando a casi el 30% de los jóvenes. Esta situación está directamente vinculada al endeudamiento del hogar, donde el 38% de los adolescentes en hogares endeudados trabajan, frente al 23% de aquellos en hogares sin deudas. Las preocupaciones de los jóvenes reflejan el deterioro del entorno social, con 4 de cada 10 adolescentes señalando a la violencia y la pobreza como sus principales angustias. La preocupación por la violencia ha aumentado en un 83% en el último año, la salud mental en un 49%, la discriminación en un 37% y el consumo de drogas en un 30%.
Estos indicadores catastróficos no son el resultado de crisis inevitables. Son la consecuencia directa y previsible de un modelo económico que prioriza el pago de deuda externa sobre el bienestar de la población, que recorta programas sociales para transferir recursos al sector financiero y que desmantela sistemáticamente las redes de contención que podría asegurar el Estado. Cada punto porcentual de aumento en el bullying, cada hogar que debe elegir entre medicamentos y alimentos, cada adolescente que entra al mundo laboral prematuramente, representa a un proyecto político que ha convertido a las infancias en variable de ajuste. El trabajo publicado por UNICEF documenta, no solo números fríos, sino el costo de un experimento económico que sacrifica el futuro de generaciones enteras.
[i] https://www.unicef.org/argentina/media/26701/file/Novena%20ola%20nov2025.pdf.pdf

