Con un comunicado oficial de Presidencia se dio a conocer que Alberto Fernández tomó la decisión de reacomodar su gabinete, principalmente aquellos ministerios que atañen a las áreas económicas. Como resultante se resolvió unificar los ministerios de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca para centralizar las decisiones en uno solo que, como se venía rumoreando, estará a cargo de Sergio Massa.
A la par de esta decisión se conoció la renuncia de Gustavo Beliz, quien se desempeñaba en el cargo de secretario de Asuntos Estratégicos y que ahora estará bajo la conducción de Mercedes Marcó del Pont. También Scioli, de muchas idas y vueltas con el ex intendente de Tigre, dejaría su cargo como ministro de Desarrollo Productivo y retornaría a su cargo como embajador de Argentina en Brasil. Silvina Batakis, por su parte, con sólo 24 días como la encargada de Hacienda, también dejó su cargo y pasó a ser la presidenta del Banco Nación. Julián Domínguez, hasta hace horas titular del Ministerio de Agricultura fue otro quien renunció con estos nuevos movimientos. Y Claudio Moroni, quien ocupa la cartera del Ministerio de Trabajo dejó su renuncia a disposición. Otra noticia que se deja correr es que Cecilia Moreau pasaría a reemplazar al actual presidente de la Cámara de Diputados. Sin embargo, para conocer todas las decisiones finales habrá que esperar hasta el próximo lunes como tarde.
Todos estos movimientos no son más que la refracción de una crisis política y económica que se le fue de las manos a Alberto. Si bien se puede tomar la derrota electoral de 2021 como puntapié de la misma, con disputas de facciones entre los diferentes acreedores del Frente de Todos, la aceleración de la hemorragia política se dio con la renuncia dada a conocer por Twitter del ex ministro Martín Guzmán. De ahí en adelante, pese a tomar las decisiones entre Cristina, Massa y Alberto, la coalición de gobierno no logró estabilizarse en ningún momento. En paralelo, la figura del presidente se desgasta a raudales y todos sus aliados en el gobierno ya no están (además de Beliz, ya no cuenta tampoco con Kulfas, otro hombre de confianza). Ni siquiera el bautismo recibido por Batakis de parte de Alberto, Cristina Fernández de Kirchner y el propio Massa sirvieron para poner en marcha un gobierno que no tiene un rumbo definido y presenta, como con la decisión mencionada, un curso netamente conservador. Ahora esperan que Massa con su superministerio costure la crisis para poder aplicar el ajuste requerido por el acuerdo con el FMI.
¿Quién es Massa?
Con una fuerte presencia en los medios y la discusión pública, el líder del Frente Renovador es una figura muy ligada al establishment empresarial, también amigo de los mercados y trabajador de la primera hora de la embajada estadounidense. Su militancia está signada por una formación de corte liberal, ya que sus inicios comenzaron en la Unión del Centro Democrático (UCeDé) -fundado por el famoso Álvaro Alsogaray- organización política que hoy se encuentra bajo el universo del partido de Milei, Avanza Libertad. De todas formas no abandonó nunca esas banderas, ya que su ingreso al peronismo se dio en medio de los ´90, en pleno menemismo bajo el apadrinamiento de Luis Barrionuevo (conocido burócrata del sindicato de gastronómicos) y Graciela Camaño.
También tuvo un paso por Anses, tras la designación realizada en aquel tiempo por Eduardo Duhalde. De ahí pasó en 2007 a ser intendente de Tigre y ya en 2008 pasó a ser jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner. Luego, tras su ruptura con el espacio de la actual vicepresidenta formó su propio espacio: el Frente Renovador. Desde entonces ha puesto todas sus fuerzas al servicio de poder llegar al sillón de Rivadavia como lo intentó en 2015.
Este perfil de Massa se suma a otras características como ser un gran dirigente antiobrero, entre otras cosas por estigmatizar a los docentes, diciendo que se ausentaban a sus puestos de trabajo cuando estos estaban en plena defensa de sus salarios. Viniendo un poco más al presente, el nuevo super ministro también fue el operador del peronismo que, durante el gobierno macrista, se encargó de hacer lobby para votarle todo tipo de leyes.
Luego de un tiempo, como es de conocimiento, en 2019 las diferencias con CFK se hicieron a un lado y acordó para conformar el Frente de Todos. Hoy su llegada al gobierno no es más que una nueva noticia que contenta al círculo rojo local, que seguramente se frota las manos esperando nuevas noticias que engrosen sus bolsillos. El FMI por su parte también festeja la llegada de Massa al gobierno, sabe que ahora contará con un hombre fiel para hacer cumplir el acuerdo que se firmó meses atrás y representa un plan de ajuste y austeridad para las grandes mayorías.
¿A qué llega Massa?
Además de contentar a las cámaras industriales y las patronales agrarias, Massa llega para fortalecer un gobierno alicaído. Con este movimiento de piezas el Frente de Todos busca fortalecerse superestructuralmente tras las turbulencias vividas. Con un presidente que funciona sólo de manera formal, el desembarco del actual presidente de la Cámara de Diputados busca, conjuntamente con CFK, sostener la institución máxima del régimen político del país.
Y como su currículum lo indica, también será el piloto de una nueva ofensiva contra los ingresos de los trabajadores, jubilados, desocupados y todo sector que recibe la descarga de la actual crisis. Massa será el encargado de intentar someter al país a las nuevas “medidas dolorosas” que Kristalina Georgieva exige. En ese sentido crecen los rumores de una devaluación “administrada” como debut de la gestión massista.
Se confirma así un rumbo ultra conservador y derechista por parte del Frente de Todos para resolver la situación presente. Resoluciones que, además, denotan el carácter antidemocrático de este régimen político. Mientras hace falta que la mayoría trabajadora discuta y decida sobre cuál va a ser la salida a la crisis, el triunvirato que conforma el gobierno decide todo entre cuatro paredes y, encima, a favor de los sectores concentrados de la economía.
Una salida distinta, una forma de conquistarla y una herramienta a construir
Lejos de compartir las formas de las nuevas tomas de decisiones que sólo significan un cambio de figuras pero el curso y el rumbo de las políticas del FMI continúan en marcha, desde el MST en el FIT-Unidad venimos planteando otra propuesta para salir de la crisis, pero a favor del pueblo trabajador. Un programa de emergencia rompiendo con el Fondo y metiéndole fuertes impuestos a los ricos para poder aumentar salarios, planes sociales y jubilaciones.
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Pero también poniéndole freno a la antidemocrática manera de tomar decisiones entre pocos. Deben decidir los trabajadores y sectores populares, mediante una Asamblea Constituyente libre y soberana, para poder debatir y darle salida a los grandes temas del país. Decidir si es necesario seguir pagando una deuda externa fraudulenta, favorecer a las patronales agrarias con nuevas medidas como el “dólar campo”, incrementar los intereses de los bonos para impulsar la bicicleta financiera o escoger un camino que ponga todos los recursos para saldar las necesidades sociales de un país con más del 40% de pobreza.
Es conocido que por estos momentos, tras las decisiones anunciadas y el rumbo tomado por el Frente de Todos, muchos de sus votantes se encuentran con bronca y decepcionados. Pensando que el actual gobierno iba a ser un punto de muerte para las políticas neoliberales empleadas por el macrismo, se encuentran con que no solamente no fue el fin, sino la profundización de las mismas. A todos ellos, para torcerle la mano a esta orientación de ajuste, los invitamos a compartir la calle y fortalecer toda instancia para arrancarle a las centrales sindicales un paro general y un plan de lucha. Tarea de primer orden mientras la CGT sólo se dedica a reverenciar todas las medidas tomadas por el gobierno, a pesar de ir en contra de los trabajadores. Es sólo por esta vía que abriremos paso a una confrontación directa para derribar la hoja de ruta fondomonetarista que Alberto Fernández, Massa y CFK piensan continuar.
Por último, como la realidad lo demuestra, también llamamos a fortalecer y construir una herramienta propia de los trabajadores para poder gobernar: un partido propio. En ese sentido invitamos a fortalecer al MST y al FIT-Unidad que estamos al servicio de lograr una gran alternativa para poder alcanzar de una vez por todas un gobierno de los que nunca gobernamos, los trabajadores y el pueblo.