Mientras en el mundo los casos se han mantenido estables en los últimos meses, en Latinoamérica avanzaron y en nuestro país los casos se cuadruplicaron en los últimos 7 días, con un claro predominio en CABA y provincia de Buenos Aires. Después de meses sin política sanitaria clara para la pandemia, ahora Kreplat sale a “recomendar el uso del barbijo en lugares cerrados, si eso le genera confianza a la gente” ¿Es esto lo aconsejado de manera tan confusa? ¿O hay que se claros y existen otras medidas sanitarias que se debieran aplicar y se han abandonado por completo? Nuestra opinión en esta nota.
Desde comienzos de 2020 cuando fue declarada como pandemia, la enfermedad producida por el Coronavirus (Covid 19) ha infectado a cerca de 550 millones de personas en todo el mundo, y se cobró la vida de más de 6 millones según los datos recogidos por los distintos países, y que representan los testeados, enfermos que consultaron de manera ambulatoria e internados. Ya hablamos en su momento que en realidad fueron muchas más personas, probablemente alrededor de 5 veces más que se contagiaron y no fueron testeados.
Hoy a más de dos años de la explosión de la peor pandemia que azotó a la humanidad en un siglo, podemos sacar algunas conclusiones producto de la experiencia obtenida y la evidencia científica. No todas son certezas ni mucho menos, siguen habiendo muchos interrogantes, es por eso que la OMS (que todos sabemos cometió varios errores a lo largo de estos dos años) si bien declaró que “el fin de la pandemia está a la vista” y sostiene que bajaron los casos y mortalidad, pidió sin embargo reforzar los cuidados.
Un dato que aparece como cierto es que los países que negaron la pandemia, no aplicaron medidas de control o la minimizaron tienen el mayor número de muertes por Covid19 por millón de habitantes, como es el caso del propio Estados Unidos, seguramente secundario a la desastrosa política de Trump, que siempre priorizó la economía sobre las vidas humanas, al igual que Brasil. En el otro extremo está China, aunque muchos cuestionan sus estadísticas y métodos persecutorios. También aparece como un dato de la realidad que los países más pobres, con peor infraestructura en salud también tuvieron mayor porcentaje de muertes por habitantes, como es el caso de Perú.
Nuestro país, producto de una política errática y sin cambios de fondo, con una larga cuarentena no acompañada de otras medidas sociales y sanitarias como la de los testeos masivos y una tardía vacunación se ubica en el lugar 11 del mundo. Otra cosa que no está en discusión por la efectividad que ha demostrado es la vacunación masiva en todos los grupos, empezando por los más susceptibles o de riesgo y ese es un punto al que nos referiremos luego.
Pero muchas son las incertidumbres que aún quedan por aclarar en relación a la enfermedad por Coronavirus. Muchas provienen del corto tiempo de experiencia con el virus, pero también porque hubo todo tipo de especulaciones económicas y presiones que hicieron que se adoptaran medidas apresuradas y no científicamente comprobadas para salir de los aislamientos prontamente para reactivar la hundida economía capitalista. Famosas fueron las segundas, terceras y hasta cuartas olas de contagios debida a estos apresuramientos que compartieron todos los países, incluyendo el nuestro a pesar del doble discurso presidencial. Pero también contribuyeron la baja calidad de la información científica generada, por la urgencia de generar “datos y resultados” por un lado y por la necesidad de publicar aun a costa de rescindir calidad científica. Así al día de hoy no sabemos mucho de las secuelas neurológicas, pulmonares, cardiovasculares y psicológicas que dejará la pandemia a largo plazo. Tampoco sabemos si las sucesivas variantes del Coronavirus producto de mutaciones, que hoy hay reconocidas más de 300, serán igualmente yuguladas por las vacunas que disponemos hoy y la presión de los laboratorios para vender los stocks remanentes nos hace dudar de los resultados publicados por esos mismos laboratorios. De hecho ya hay alertas de que Omicron, la variante predominante en estos momentos en todo el mundo podría empezar a ser desplazada por otras aún no debidamente testeadas. El mismo uso del barbijo que recomienda de manera muy particular el ministro Kreplat fue y es materia de discusión, la OMS empezó por no recomendarlo, luego los datos parecían ser contundente, pero los últimos meses la polémica se ha vuelto a instalar, sobre todo en chicos. Aunque por supuesto sigue siendo una medida que, junto a la vacunación y los mareos, configura el abordaje en este momento.
En definitiva, desde el punto de vista científico y ante la falta de evidencia sólida en muchos aspectos de la enfermedad desde su contagio, prevención, gravedad de enfermedad y complicaciones, debiéramos afirmar que lo más lógico es continuar con la vigilancia epidemiológica y no bajar los alertas, mucho menos declarar por terminada la pandemia.
¿Qué pasa en Argentina?
No repetiremos aquí todas las críticas que tuvimos durante el desarrollo de la peor parte de la pandemia sobre las medidas sanitarias tomadas por el gobierno y tampoco daremos cuenta de las irresponsables presiones ejercidas por la derecha y ultraderecha, negacionistas y pro apertura de la economía, eso ya lo hicimos en múltiples notas a lo largo de estos dos años.
Nos referiremos más bien al estado actual de la misma y al aumento de casos que disparó nuevamente las alarmas en la ministra de Salud Carla Vizzotti que tuvieron que reunirse a dar explicaciones, al igual que lo hizo el ministro de Salud bonaerense que ya comentamos.
Los datos muestran que los casos que ya habían aumentado hace 14 días casi duplicándose, en los últimos 7 se han cuadruplicado pasando de poco más de 3.300 a más de 12.600. Como en la mayor parte de las olas pasaba, son CABA y provincia de Buenos Aires los que más aumentaron. Cierto es que la mortalidad, gracias a la vacunación y seguramente a la inmunidad adquirida por contagio previo (de rebaño) es baja, pero también aumentó a 9 muertes en todo el país. Como dijimos este fue el disparador para que desde el Ministerio de Salud se acordaran nuevamente que estamos aún con la pandemia encima.
Lo cierto es que desde agosto, el gobierno venía insistiendo en que el problema no era más el Covid19 sino la Influenza B que tenía un brote epidémico tardío. Esto se utilizó para bajar los brazos en cuanto a controles, testeos y sobre todo para no reforzar la campaña de vacunación, cuando resultaba evidente desde meses atrás que el porcentaje de vacunación con los refuerzos estipulados había caído estrepitosamente, siendo que la vacuna, como dijimos, es lo único en que todos estamos de acuerdo que baja los contagios y sobre todo la gravedad de la enfermedad y muertes.
Así, la recomendación de Kreplat sobre que usemos el barbijo si nos sentimos más seguros, no solo carece de rigor científico, tampoco es una medida sanitaria adecuada para el momento de la pandemia. La indicación tiene que ser precisa: cuando suben sostenidamente los casos, barbijos en lugares cerrados y medios de transporte.
Nosotros sostenemos que el gobierno, aprovechando el cansancio lógico de la gente con las restricciones y controles bajó los brazos, no reforzó la campaña de vacunación a pesar que desde meses atrás ya contaba con esta información; tampoco continuaron los controles y testeos que podrían haber servido para vigilancia epidemiológica en este momento de la pandemia y certificar si Omicron u otra variante son las predominantes en el país y cuál es la efectividad de las vacunas en las nuevas variantes, si ese fuera el caso. Al no hacerlo, seguramente el virus encontró gente susceptible, con esquemas incompletos y podrían seguir aumentando los casos. Es casi seguro que la medida sugerida por el ministro no surta ningún efecto. Mucho menos aun la del juez López de Mar del Plata que quiere suspender la campaña de vacunación en niños sin ningún asidero científico y haciéndole el juego a sectores antivacunas y en general de la derecha que siempre minimizó las mismas.
Barbijos en lugares cerrados, mapeos epidemiológicos y sobre todo vacunación masiva, deben ser los primeros pasos en la coyuntura que atravesamos. Donde de una vez por todas se invierta el presupuesto necesario, con aumento de los salarios al equipo de salud (que está reclamando con fuerza) y avanzar al sistema único de salud.