El martes 4 de enero se confirmaron 81.210 nuevos contagios, cifra récord desde que comenzó la pandemia en el país. Las grandes colas que se retratan en los centros de testeo muestran el aumento elevado de casos que, como lo indican las cifras oficiales, marcan casi un 50% de positividad en los testeos PCR.
Ya no es una hipótesis, la cuarta ola llegó a Argentina y consigo trajo la circulación comunitaria de la variante Ómicron. Como en varios países de Europa, entre ellos Francia e Inglaterra, los contagios en el país se han disparado tensando nuevamente los hospitales. Si bien todas las localidades comenzaron a reflejar el aumento de casos, las provincias que se están viendo más afectadas según los indicadores del Ministerio de Salud Nacional son: Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Ciudad de Buenos Aires, Tucumán y Santa Fe.
Como ha ocurrido en cada una de las etapas críticas durante la pandemia, el gobierno nacional y los provinciales, hacen poco o más bien nada. Sonia Tarragona, jefa de Gabinete del Ministerio de Salud, a pesar de considerar que lo que está sucediendo era esperable, no indicó la decisión de tomar medidas estructurales para frenar la crítica situación de contagios. Una vez más, como lo ha hecho de forma recurrente, el gobierno insiste con que la mejor forma de combatir esta ola es “la conducta individual”. Mientras, miles de trabajadores de la salud actúan en la primera línea a pesar de encontrarse precarizados y sufriendo el hostigamiento de parte de los gobiernos. Tal es el caso de los trabajadores de los vacunatorios de la provincia de Córdoba.
El cuello de botella que se está generando por la alta tasa de positividad, a la misma vez, no es acompañada por ningún tipo de anuncio que indique nuevos aforos, la creación de más lugares de testeos y el aumento de la inversión en infraestructura y salarios para el personal de salud. Paralelamente, la derecha se aprovecha de la situación. El ministro de Salud del gobierno de Larreta, Fernán Quirós reclamó “liberar los autotest de coronavirus”. La liberación no tiene nada que ver con un pedido de garantizar los mismos a través del Estado, de forma gratuita y masiva, sino a habilitar a las cadenas farmacéuticas a hacer más negocios con este flagelo sanitario.
No es una situación inevitable la que está ocurriendo, haber alcanzado casi 6 millones de casos desde que comenzó la pandemia, en gran medida responde a la desidia gubernamental de los Fernández. Como el doctor Gerardo Uceda había advertido en este sitio previo a las fechas de las fiestas-: “Se desperdiciaron meses en donde tuvimos muy pocos contagios y escapamos de la tercer ola. Ahora está el riesgo cierto de que pasemos directamente a una cuarta ola sin pasaje de regreso. Se tendría que haber aprovechado esos meses para multiplicar las vacunaciones con 3 dosis, completar esquemas en jóvenes, testear masivamente y aislar selectivamente a los que venían de viaje con posibles contagios de Ómicron. En lugar de esto, se dejó que en Córdoba una sola persona contagiara a decenas en una fiesta, siendo hoy esa provincia la de mayor circulación de Ómicron en el país. Tampoco se aprovechó la baja para fortalecer el sistema de salud con presupuesto, personal y salario”.
Se vuelve imprescindible, con el estado de situación alertado, tomar una serie de medidas que prioricen la salud de las mayorías trabajadoras y populares y no las ganancias de laboratorios, farmacéuticas y clínicas privadas. Reforzar el sistema de salud, sumar más personal y actualizar salarios, garantizar testeos masivos, habilitando nuevos puestos para lograr rastrear con mayor precisión la circulación del virus y las variantes presentes, junto con la liberación de las patentes de las vacunas y la posterior vacunación masiva con triple dosis. Es urgente. Cuidar la salud en este momento es priorizar la vida de miles y no asegurar las ganancias de los empresarios del turismo y espectáculos que, a pesar de los contagios masivos, intensifican su lobby para que nada cambie en beneficio propio.