En un evento que reúne a empresarios de primera línea, el Gobierno salió a criticar duramente las sesiones en el Congreso. Caputo, Francos y Sturzenegger ratificaron el rumbo económico y minimizaron los reveses legislativos. El Presidente, en modo provocador, calificó de “psicópatas fiscales” a la oposición.
Con un contexto político cargado de tensiones por las sesiones en Diputados y el Senado, sumado a las turbulencias económicas, los principales funcionarios del Gobierno participaron este jueves en la reunión del Council of the Americas y la Cámara Argentina de Comercio (CAC). El evento, dirigido a un auditorio de empresarios locales e internacionales, se convirtió en un escenario para defender el plan económico, criticar con dureza a la oposición y enmarcar la pulseada política en la campaña electoral hacia los comicios de septiembre y octubre.
La reunión se desarrolló en el Hotel Alvear un día después de una maratónica y tensa sesión en la Cámara de Diputados. En ella, el oficialismo sufrió un revés al no poder mantener el veto presidencial a la Ley de Emergencia en Discapacidad, aunque logró sostener el veto al aumento de jubilaciones. Al mismo tiempo, el Senado se encuentra desarrollando otra sesión que se muestra compleja para el Gobierno. Económicamente, el Ejecutivo enfrenta presiones por la lentitud en la acumulación de reservas, un repunte de la inflación en julio y una actividad económica que muestra signos de estancamiento. Todo este conjunto de tensiones que viene transitando el Gobierno se trasladó a las intervenciones de todos los funcionarios libertarios.
Las palabras de los ministros
La primera figura importante del Gobierno en pisar el escenario fue el ministro de Economía, Luis Caputo. El titular de Hacienda buscó durante todo su discurso transmitir tranquilidad sobre lo sucedido durante la sesión de Diputados.
El ministro afirmó que desde su cartera ven lo ocurrido en el Congreso como “una situación más” y “algo natural en un contexto de cambio revolucionario“. Lo calificó como un “obstáculo de corto plazo” que, paradójicamente, “termina jugando a favor” del Gobierno porque “la gente no es tonta” y percibe la intención desestabilizadora de la oposición.
Además, Caputo intentó enviar un mensaje contundente sobre el rumbo tomado con sus últimas medidas en el plano económico: “No nos vamos a mover un ápice de nuestro plan económico“. Aseguró que el programa, inicialmente criticado, hoy muestra “resultados concretos” como el superávit fiscal, la caída de la inflación núcleo y la reducción de la pobreza. Finalizando su participación frente a los empresarios, no pudo eludir las turbulencias económicas por las que atraviesa el Gobierno. El Toto reconoció que la acumulación de reservas del BCRA es “lenta” debido a la falta de acceso al crédito internacional, pero justificó que se debía a honrar el pago de deudas heredadas.
El contexto económico sobre el que se para el Gobierno es tan grave que Caputo se vio obligado a rendir examen frente a los empresarios reunidos en este evento. La frustrada renovación de deuda a tasas insostenibles dejó en una situación compleja al Gobierno, que intenta, a duras penas, aguantar esta ingeniería económica hasta por lo menos las elecciones de octubre.
Además de Caputo, otras figuras de la primera línea del Gobierno también pisaron el escenario del Consejo de las Américas. El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello; y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich también tomaron la palabra en el lujoso evento.
El turno del Presidente
El Presidente fue el orador de cierre, en un discurso de 37 minutos con, obviamente, un claro tono de campaña. En este, fiel a su estilo provocador, arremetió contra la oposición, a la que responsabilizó de buscar la “quiebra del país”.
Con todas las luces enfocando al Congreso, Javier Milei atacó de lleno la actuación de la oposición en la sesión de Diputados. El mandatario calificó lo ocurrido en la Cámara Baja como un “espectáculo macabro” y afirmó que el Poder Legislativo está “secuestrado por el kirchnerismo”. También agradeció a los 83 diputados que votaron a su favor, llamándolos “héroes”, y tildó a la oposición de “pirómanos fiscales” y “psicópatas”.
Al igual que su ministro de Economía, el Presidente salió a defender el plan económico. Sostuvo que su gestión está “asentando cimientos” para un crecimiento sólido y destacó la exitosa salida del cepo cambiario “sin disparada del dólar ni de la inflación”. Y sobre esto prometió: “de acá para adelante, lo que sobran son dólares“, citando inversiones comprometidas por US$ 35.000 millones a través del RIGI.
A pocos días de las elecciones, el libertario también hizo foco en lo electoral. Centró su mensaje en los comicios de septiembre en Buenos Aires y las nacionales de octubre, que definió como un “momento bisagra“. Además, instó a la población a votar: “No votar no es una opción viable“.
En un momento complicado para el Gobierno por todo lo acontecido durante los últimos días, el desgaste de la figura presidencial y la del Gobierno se ha vuelto inevitable y en las últimas encuestas su imagen negativa va en aumento. A pesar de que esto no determina ningún resultado de cara a las elecciones, el festejo por la clausura al aumento en jubilaciones, las promesas de veto para la emergencia pediátrica o el presupuesto universitario, y el anuncio sobre la judicialización de la ley que declara emergencia en discapacidad, sumado al escándalo encabezado por Spagnuolo, son acciones que no son gratis para el Gobierno. Y frente a todo esto, a pesar de la inacción de los partidos tradicionales y las direcciones sindicales burocráticas, el descontento hace tiempo que se viene haciendo lugar en las calles.
Obligado por este contexto, Javier Milei tiene que salir a hacer todo este show frente a sus jefes empresarios. Es decir, necesita radicalizar sus bases electorales y, al mismo tiempo, rendir cuentas a un sector empresario que todavía parece brindarle algún tipo de apoyo.