Córdoba. Presentación del libro “La Escuelita: éramos el agua” en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba

En el día de ayer Carmen Colazo y Melisa Cuitiño presentaron su libro “La Escuelita. Éramos el agua“, un relato en primera persona sobre los años de la Triple A y la última dictadura cívico-eclesiástico-empresarial-militar en la Escuela de Ciencias de la Información Héroes de Trelew de la Universidad Nacional de Córdoba, hoy Facultad de Ciencias de la Comunicación. En este ejercicio de memoria de Carmen sobre sus años como estudiante de la Escuelita se entreteje el recuerdo del horror -y la resistencia- desde una perspectiva que combina un registro donde lo personal es político y lo político es personal. El paso de una secundaria conservadora a una educación universitaria rebosante de política y movilización, la organización política junto a compañeros y docentes, los actos de resistencia -desde cantar cuando les estaba prohibido a enfrentar a una patota armada que entró a los tiros a la Escuelita a “matar zurdos” entre otras anécdotas- y las experiencias de Carmen junto a sus compañerxs, sus docentes y familia nos ofrece un nuevo ejercicio de memoria que nos recuerda la importancia de seguir politizando nuestro pasado reciente.

Carmen y Melisa no eligieron al azar el día de la presentación de su libro: #25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En efecto, una mirada feminista atraviesa el relato, enfrentando el acoso y los micromachismos y problematizando el rol de la mujer en plena tercera ola feminista: desde el rechazo a las monjas que en su secundaria les pedía que no provoquen a sus padres y hermanos a dejar al novio que le pedía que no estudie, “total después se iban a casar y no iba a trabajar más”.

Ayer las palabras de Carmen y Melisa sobre la importancia de tejer puentes entre el presente y el pasado cobraron otro peso, con la designación del negacionista Teniente General Carlos Alberto Presti como Ministro de Defensa. Milei profundiza su política negacionista, hablando de “memoria completa”, relativizando el terrorismo de Estado, negando que fueron 30.000, y ahora designando como funcionario al hijo de un genocida, que jamás repudió los crímenes de su padre.

A continuación reproducimos nuestra entrevista a Melisa Cuitiño quien nos brindó unos momento para hablar de todo esto:

PDI: Bueno, en primer lugar queríamos preguntarte en relación al proceso de llegar a este libro ¿Cómo te sumás al proyecto y cómo se da esa etapa inicial?

M.C: Bueno, yo soy Melisa Cuitiño, soy colaboradora del libro, la escuelita: éramos agua. Llego por mi querida colega, amiga, Carolina Oribe, que ella me presenta a Carmen y me comenta que Carmen está en un proceso de escritura de su relato personal, pero a la vez colectivo, de cómo fueron aquellos años donde fue intervenida la Escuela de Comunicación Social, en ese momento escuela, ahora facultad, en los años 70. Ella me comenta que está en un proceso de escritura y que estaba con algunas dudas de cómo continuarlo. Bueno, necesitaba a alguien que le haga la producción, que le haga prensa, que le consiga derechos de autor por algunas imágenes. Yo me entusiasmé muchísimo con el proyecto, me pareció genial, porque yo aparte tengo también mi historia. Eso me llevó a mí no solo por lo académico, intelectual, sino emocional, porque yo también transité estas aulas, cursé desde el 2003 hasta el 2008, que terminé el cursado y me recibí en el 2009 de Comunicadora Social. Yo me embarco en este barco para, sobre todo, para colaborar con una colega que tiene más años que yo y que tiene una experiencia de vida bastante enriquecedora y sabía que esto me iba a enriquecer a mí también como profesional, pero a la vez también como persona.

PDI: Hay también un rol muy fuerte del arte en el concepto, en el libro. entiendo que en tu caso participaste con las fotos, pero también hay una puesta ahí de mucho registro en torno a poesía, ¿cómo ves vos ese vínculo y ese lugar del arte en estos ejercicios de memoria?

M.C: Bueno, yo creo que dialoga muchísimo con el arte, de hecho el libro es una obra de arte porque es literatura pura, lo lees como un cuento, es de muy fácil lectura, y a su vez te habla de un contexto social y político re convulsionado y basado en hechos reales. Es una historia real, contada en primera persona, una narración desde la mirada de una persona muy inocente que entra muy niña en la facultad, y todo ese relato también es muy conmovedor, a mí me llegó por el motivo emocional, y el arte tiene esa capacidad de impactar desde la cultura, desde lo emocional, por eso dicen el tema de la batalla es cultural. Ella hace la curaduría de las poesías, no las hago yo, ella cita canciones de Violeta Parra, lo nombra a Víctor Heredia, a Fabio, a Nicolás Guillén, de la literatura cubana, hay un tema de Charly, y todo ese contexto de represión, claro, trae esto del prohibido cantar, lo menciona en todas las entrevistas ella, yo no viví esa época, bueno ustedes tampoco, son muy jóvenes, entonces debe ser terrible que alguien te diga que está prohibido cantar, es irracional, completamente ilógico que la libertad de expresión esté cercenada, entonces el arte viene para eso, justamente para liberar esa represión desde todos los ámbitos. Por eso dialogan las artes, desde la literatura, el teatro, la música, creo que ahí está el mensaje más directo y que te llega a lo emocional.

PDI: Otra cosa de la que hablan mucho en el libro es la intención de tejer un puente entre ese pasado reciente y el presente, y bueno esta presentación del libro se ve justo en un día bastante cargado en ese sentido, donde el gobierno  anuncia que tenemos un nuevo ministro de defensa que es Presti, hijo de un genocida, en el marco de toda una serie de políticas negacionistas del gobierno, hablando de memoria completa, cuestionando si son 30.000 o no, negando el terrorismo del Estado, etc., en ese marco este tipo de ejercicio de memoria y de espacio cobran otro sentido ¿no?

M.C: Totalmente, es eso, un ejercicio de memoria como lo dijiste. El libro tiene justamente esa particularidad que relata hechos del pasado que se hacen muy presentes con este gobierno de derecha que tenemos, y que a su vez le habla a las generaciones futuras, entonces hay algo ahí que trasciende los límites del espacio-tiempo que a mí me parece fascinante, por eso digo que es una obra de arte, además de ser una obra histórica, un aporte a la cultura y a la historia de Córdoba, es una obra literaria, porque te relata los hechos históricos y a su vez dice, bueno, para las generaciones futuras esto es lo que vivimos en un pasado, y en este presente, bueno, que hay cercenados los derechos que nos quieren avasallar, que nos quieren acallar, que, bueno, ya sabemos para qué seguir enumerando todo lo que está sucediendo, pero siempre es bueno hablar de esto, para ponerlo en un presente, ponerlo sobre la mesa, y realmente el ejercicio del nunca más.

PDI: Pensando de vuelta en este contexto en particular, con este gobierno, de batalla cultural y demás, ¿qué rol crees vos que tiene hoy la comunicación social?

M.C: Yo creo mucho en la responsabilidad ética y moral que tenemos, quienes hemos estudiado en estas aulas comunicación social. Cuando te dicen que hay compañeros que están trabajando en grandes corporaciones, entonces tienen que seguir una línea ideológica, para mí dejan de ser periodistas, porque se olvidan que hubo una materia que era Derecho a la Información, y que hay una ética,  hay una responsabilidad cuando uno comunica. Nosotros tenemos una responsabilidad gigante,  toda persona que tiene un micrófono en la mano tiene una responsabilidad gigante.

PDI: Muchas gracias Melisa.

Otras noticias

Somos un medio de y para los trabajadores
No tenemos pauta ni aportes de empresarios

Si valorás nuestra voz, sumate a bancarla

Colaborá con nosotros