El 7 de noviembre de 2018 en Río Tercero en la provincia de Córdoba, Yamil Malizzia, un pibe de 16 años, fue perseguido por la policía hasta chocar con su moto. Pasó 6 días internado hasta que finalmente, el 13 de noviembre, murió.
La primera maniobra policial para ocultar la responsabilidad en el caso sucedió en el mismo momento del choque, cuando los oficiales decían a los testigos que Yamil “venía de robar”. El 17 de noviembre, la portada de Tribuna, el diario local, informó que “murió joven de 16 años por huir de la policía”. Sin embargo, los oficiales declararon a la Justicia que fueron testigos de un accidente de tránsito en el que no estuvieron involucrados y esa es la versión que se investiga bajo la carátula de “accidente de tránsito”. A dos años, la causa sigue abierta, pero no hay avances en la investigación que involucren a los policías que persiguieron a Yamil esa noche.
Desde Periodismo de Izquierda conversamos con Claudio Malizzia, el papá de Yamil. Con lujo de detalles repasa todo el calvario que tuvo que vivir en estos años y se le quiebra la voz al recordar aquella semana de noviembre: “La lucha es una búsqueda de justicia por Yamil, por mi hijo, que fue hostigado durante muchos años y finalmente terminó de la peor manera, asesinado por la policía”.
Nos cuenta que, antes de la persecución policial que le costó la vida, Yamil era hostigado, por lo que en septiembre de ese mismo año había realizado una denuncia. A dos años del asesinato de su hijo reclama verdad y justicia: “Hay mucho poder detrás, porque la Justicia del lugar donde ocurrió el hecho a la cual nosotros pertenecemos que son los Tribunales de Río Tercero tiene por costumbre desestimar los reclamos y archivar o cerrar las causas”.
Claudio lleva tatuado en la piel el reclamo de justicia por su hijo y no baja los brazos. Por la memoria de Yamil, por su inocencia y por la necesidad de justicia, pide acompañamiento y difusión: “La lucha sigue en las redes, aunque parezca absurdo, ridículo y se subestime, la tarea es visibilizar, la tarea es que no logren el objetivo de tapar el caso, que es el fin que persiguen. Por eso la herramienta más poderosa que en este momento tengo a mi favor y de la cual depende la prosecución del caso, es trabajar en informar, en publicar, en desenmascarar, en mostrar a quien quiera ver todo lo que nos hicieron vivir”.
Con la decisión de llevar esta pelea hasta el final, con el dolor de la vida que le quitaron a su hijo y con la esperanza de lograr justicia, Claudio denuncia con claridad la responsabilidad de la policía y la complicidad del poder judicial y político para mantener la impunidad. “La lucha ahora está en las calles, pero de manera virtual, porque no tengo otra forma, no tengo el apoyo que quizá se puede lograr en ciudades más grandes o más cercanas a la capital. Por el contexto en el que vivimos, es un pueblo muy pequeño y todos dependen del poder para seguir sus vidas normalmente, entonces no puedo pretender, y tampoco culpo a nadie por supuesto, no puedo pretender un apoyo humano, presencial. Sí de los medios, sí de algunos sectores de la política, que es muy importante para mantener viva la lucha y en alto la bandera por la inocencia de Yamil, porque no hay que perder de vista que era un nene totalmente inocente que no estaba haciendo absolutamente nada y lo mataron por ensañamiento”.