No es secreto para nadie que estamos frente a una nueva escalada de casos en la provincia. Con la llegada de la variante Omicron, que se sumó a la Delta, hace apenas unas semanas, volvemos a presenciar picos de más de 4000 casos el 23 de diciembre.
El avance en la vacunación surtió un claro efecto, bajó la tasa de contagios y se desestresó el sistema de salud. Con estas condiciones, sumado a que ya contamos con un personal de salud experimentado, es el momento indicado para fortalecer con todo al sistema de salud. Incorporando nuevo personal con salario igual al coste de vida, garantizando insumos y presupuesto.
Para evitar que está nueva ola afecte gravemente, es imprescindible desde ayer lanzar una campaña masiva de testeos. Para que haya un aislamiento selectivo de quienes den positivo y así evitar una nueva escalada. En el mismo sentido se debe garantizar la vacunación masiva con esquema completo y tercera dosis.
Dos años de pandemia, sin embargo, parecen no haberle enseñado nada al gobernador Schiaretti, que deja sin insumos a los centros de testeos y alienta la relajación de restricciones y controles.
Las imágenes de los últimos días anuncian un nuevo colapso. Centros de testeos abarrotados de gente, con capacidad apenas para realizar entre 90 y 120 hisopados al día, mientras se arman filas de varias cuadras de personas que están horas esperando hisoparse.
Mientras el gobierno vuelve a discutir un presupuesto provincial de más ajuste y vaciamiento para la salud, se vuelve urgente implementar propuestas que de verdad prioricen nuestros derechos y necesidades.
Lautaro Allassia