Karina era docente de nivel inicial, falleció el jueves 11 de agosto de un paro cardíaco mientras se recuperaba de una neumonía. Durante su internación, estando de licencia por salud, la directora del jardín donde trabajaba le enviaba mensajes intimidantes y violentos, reclamándole entrega de papeles y actividades, presionándola para obligarla a cosas tan absurdas como que permanezca en un grupo de WhatsApp.
Los mensajes de la directora se viralizaron por todos los grupos de WhatsApp de las escuelas. Es que lo que sufrió Karina es algo que se vive de manera cotidiana y silenciosa en muchas escuelas: presiones, maltratos, amenazas, intentos de sanción, abuso de poder, son algunas expresiones de esta violencia institucional. Son pocas las herramientas legales y gremiales preparadas para hacer frente a esta realidad, esto hace que las personas que atraviesan estas situaciones lo hagan prácticamente en soledad, lo cual muchas veces termina repercutiendo en su salud. En la mayoría de los casos estas situaciones no terminan con la muerte, las personas lidian individualmente o buscan cambiar de ámbito laboral.
Decimos que no es un caso aislado porque sabemos que es una realidad cotidiana en muchas escuelas, pero también es importante indicar que es una violencia sistémica, que se ejerce también, y fundamentalmente, en toda la línea jerárquica del Ministerio de Educación, desde las inspecciones generales a las zonales, y de las zonales a las direcciones de las escuelas. La estructura verticalista y autoritaria del Ministerio de Educación de Córdoba, que pondera el control por sobre cualquier factor humano resulta un factor clave para comprender la raíz de esta problemática.
Un ejemplo de esta falta de humanización es una de las modalidades en que se realiza el control de las licencias por enfermedad, que obliga a la persona que gestiona una carpeta médica y tiene indicaciones médicas de reposo, a llevar personalmente el certificado a una dependencia de Salud Ocupacional. Y esta modalidad no discrimina, aun personas con un post operatorio reciente son obligadas a asistir personalmente, de lo contrario se descuentan los días. Así, solicitar una carpeta médica resulta tan complejo que muchos optan por asistir enfermos a trabajar.
Lo que padeció Karina destapa una realidad que demanda respuesta urgente tanto de las autoridades del Ministerio de Educación como del sindicato UEPC. Las instituciones educativas no pueden ser ámbitos hostiles que nos terminen enfermando, se debe priorizar a las personas, lo humano por encima de cualquier otra cosa. Esta exigencia llevaremos a todas las asambleas escolares de la semana que viene ¡Justicia por Karina! ¡Basta de violencia laboral!