domingo, 28 abril 2024 - 13:59

Congreso en el Mini Estadio de Ferro. Una postal del desbarranque pejotista

Este viernes 22 se reunió el Congreso del PJ con la asistencia de 466 congresales nacionales, sobre un total de 900. Como resultado de las deliberaciones, en las que hubo muchos pases de factura, se aceptó la “licencia” de Alberto Fernández como titular del PJ y se mandató al Consejo partidario a designar una comisión política. Massa realizó en forma paralela el Congreso del Frente Renovador.

El Congreso registró varias notables ausencias. No concurrió Máximo el titular de la Cámpora y del PJ de la provincia de Buenos Aires, tampoco Cristina que no suele participar de estos eventos. Con la ausencia de Alberto y de Massa (que formalmente pertenece al FR), no participó del mismo ninguno de los tres principales personajes sobre los que se desarrolló el anterior gobierno peronista.

Entre los que condujeron el encuentro figuraron el titular del Congreso del PJ, el gobernador Gildo Isfrán, el gobernador Axel Kicillof, los mandatarios Raúl Jalil y Ricardo Quintela, más una variopinta primera fila del escenario montado, entre los que pudieron observarse a los senadores Lucía Corpacci, Juan Manzur, Wado de Pedro y José Neder, más Cristina Álvarez Rodríguez, Fernanda Raverta, Fernando Espinoza, Verónica Magario, José Luis Gioja y Juan Manuel Olmos.

La foto muestra a Axel Kicillof (el delfín de Cristina como uno de los posibles presidenciables del peronismo) junto al monarca-gobernador de Formosa, quién ejerce ese cargo desde 1995. Un símbolo que muestra cuán lejos están los vientos de renovación que exigieron Fernando Gray, el intendente de Esteban Echeverría enfrentado con La Cámpora, Sergio Berni o el ex mandatario puntano Rodríguez Saa, entre otros.

Entre las voces críticas más resonantes pudo escucharse a Gray, quién en su pelea con la Cámpora y con Kicillof, señaló: “esto es una democracia, no una monarquía. El que quiere un lugar, que se lo gane como me lo gané yo. Acá no hay más lapicera. Porque en esta elección que pasó, no perdió ni Perón ni Evita, perdió una cúpula de dirigentes cerrada y mezquina que con lapicera y el dedo, y sin consultar a nadie, eligieron los candidatos sin escuchar a nadie. Así nos va. No podemos seguir con los mismos de siempre, con las mismas caras, diciendo y haciendo las mismas cosas, y pretender ganar las elecciones. Tenemos que hacer una profunda renovación. Si nos seguimos aplaudiendo entre nosotros, no tenemos futuro”.

El duro tono del intendente de E. Etcheverría, dominó la reunión de dos horas. Llegó a plantear que le daba “vergüenza la militancia rentada del partido, cuando toman los organismos del Estado con presupuestos millonarios”, en una clara alusión a los dirigentes de La Cámpora, que coparon el control de los organismos estatales con mayor presupuesto.

Otros dos que hicieron sentir su voz, fueron el ex gobernador Alberto Rodríguez Saa, quién reclamó que se integré a los dirigentes del interior a la conducción, solicitando internas, y Sergio Berni para quién la Comisión de Acción Política mandatada, era una maniobra para dilatar la convocatoria a internas partidarias para renovar la conducción, “hoy no se dijo ni realizó nada”, fue su balance del evento peronista.

Entre sus frases más sustanciosas -renglón aparte de su reivindicación de la vice Villaruel por tener “criterio propio y quererla para su equipo”-, argumentando sobre la escasa presencia de congresales lograda, despotricó contra “la mezquindad de la rosca entre tres y cuatro” y aseguró que “pareciera que el negocio del justicialismo es que nos vaya mal a todos”.

Kiciloff fue el más aplaudido en este clima tenso, ya que obviando la interna fue el encargado de presentar la resolución que llama a la conformación de la Comisión de Acción Política. Le tocó a otras cristinistas, como las dirigentes de la Cámpora Fernanda Raverta (ex titular de ANSES) o Mayra Mendoza (intendente de Quilmes), retrucar los duros reproches de los más críticos.

Un documento que marca una estrategia

Si uno lee el material aprobado en el Congreso pareciera que está leyendo el de un partido al que le va todo bien, no el que ha perdido las últimas elecciones y facilitado el surgimiento de ese engendro de ultra derecha que nos gobierna, luego de aplicar ajuste tras ajuste, llevando los niveles salariales y de pobreza a los niveles más bajos de los últimos años. No hay una sola autocrítica.

Por su puesto que se denuncia tupidamente a Milei y su plan de entrega y se remarca que no puede ajustarse para obtener un “superávit fiscal a cualquier costo y el pago prioritario de la deuda externa”, sin decir que su gobierno legalizó la estafa de Macri y pactó con el FMI el pago de una deuda fraudulenta e impagable.

Luego de reivindicar las banderas históricas del peronismo, largamente abandonadas por todos ellos, llama a preparase para ganar las próximas elecciones, finalizando con un llamado abstracto a “hacer realidad la felicidad del pueblo”. Una “felicidad” difícil de comprobar para millones que la están pasando con el plan de Milei, mal, muy mal. Mientras el peronismo, en cuyo Congreso estaban presentes los máximos dirigentes de la CGT y fundamentales referentes de la CTA como Hugo Yasky, es incapaz de llamar a ninguna medida de lucha seria, más que la rosca parlamentaria y con los gobernadores.

Un Congreso muy lejos de la gente

Massa quién fue invitado a participar, en forma previa al Congreso, de la futura Comisión de Acción Política, no se pronunció todavía. Tampoco lo hicieron Moreno o Pichetto, que fueron invitados por Insfrán a aparecer en una foto que promete la futura unidad del peronismo. No era un buen escenario lleno de “sillas vacías” y reproches.

El Congreso, reflejó que más allá de cierta supervivencia electoral, el peronismo no tiene nada que ofrecer, tanto para los millones que lo abandonaron y repudiando a la “casta” cayeron en la trampa del voto a Milei, como para los millones que en segunda vuelta intentaron frenar a la ultra derecha votando a candidatos de “derecha”, socios de los grandes empresarios, que cantan la marchita los días de fiesta o en los Congresos partidarios.

Es la gran oportunidad para que, en la pelea contra el super ajuste y entrega del plan Milei, contra su intento por avasallar las más elementales libertades democráticas para intentar detener la protesta social, surja una izquierda mucho más fuerte, que dispute la dirección de los trabajadores y sectores populares a los representantes de un movimiento ya repodrido y despegado de las luchas populares.

Por eso desde el MST en el FITU venimos sosteniendo que es necesario que el Frente de Izquierda, promueva la construcción de un gran movimiento político, que incorpore junto a las organizaciones que hoy constituimos el frente, a los activistas obreros que hoy están surgiendo en las luchas, a los que dan vida a las asambleas barriales y los referentes de la resistencia cultural, a organizaciones y referentes de los DDHH, ambientales, de género, a referentes de la izquierda social e intelectual, que quieran ser parte. Un movimiento que pueda concretar un salto en la organización militante a partir de crear canales de participación en nuestro frente para miles de independientes. Ese es el desafío de la hora…

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