En medio de una jornada intensa de movilizaciones y asambleas en la combativa Medellín, nos pusimos en contacto con David Reyes, integrante de Impulso Socialista, la sección colombiana de la Liga Internacional Socialista, para que nos cuente sus reflexiones sobre la rebelión histórica que está protagonizando la juventud y el pueblo trabajador en Colombia.
-David, el mundo entero tiene los ojos puestos en la lucha que está protagonizando el pueblo colombiano. Ustedes desde Impulso Socialista han estado en la primera línea. Cuéntanos, ¿cuáles fueron las razones del estallido del 28 de abril?
La experiencia de lucha que estamos protagonizando es la continuación del gran 21 de noviembre del 2019, donde el Comité Nacional de Paro (CNP), conformado por las centrales sindicales; movimientos sociales y distintos sectores políticos reformistas de oposición, llamaron a un paro en contra del paquetazo de Duque; una serie de reformas regresivas impuestas por el FMI, la OCDE y el BM para aumentar el ajuste en contra de la clase trabajadora y los sectores populares en medio de esta crisis económica y social sin precedentes. Decimos que fue una gran fecha porque, si bien no hubo una verdadera huelga general ya que las centrales obreras no la garantizaron y solo llamaron a movilizaciones, miles y miles se tomaron las calles y carreteras del todo el país en contra del gobierno. Todo un suceso histórico, pues desde el paro cívico del 77, el pueblo colombiano no se movilizaba tan masivamente y con tanta fuerza. Otra de las consignas fuertes que marcaron el 21 de noviembre fueron en contra del asesinato sistemático a líderes y lideresas sociales y en contra de la represión de las FF.MM.
El 9 de septiembre del 2020 ocurre un nuevo estallido con epicentro en Bogotá, en respuesta al asesinato por parte de la policía de un joven abogado, situación que generó un repudio generalizado y donde la juventud tuvo como objetivo atacar a los Comandos de Acción Inmediata (CAI) de la policía. Durante esa noche las fuerzas represivas, centralmente la policía, arremetieron contra los manifestantes con armas de fuego llevando adelante una masacre que le cobró la vida a más de 10 personas.
Esta fue definitivamente la antesala del estallido que vivimos hoy, pues la Reforma Tributaria no cayó del cielo. Durante febrero del 2021 el FMI realizó una visita a Colombia, donde le “recomendó” al gobierno generar mecanismos para obtener más recaudo fiscal, es decir, diseñar políticas para generar más ajuste. Al acto, el gobierno y el uribismo se pusieron a la tarea de hacer una reforma tributaria. Una de las reformas que hace parte del paquetazo por el cual el pueblo ya se había levantado en contra. La propuesta que presentó el gobierno junto al Ministro de Hacienda Carrasquilla era desastrosa, en contra de la clase trabajadora y los sectores populares, pues incluía más impuesto al salario, aumentó al 19% del IVA en diferentes productos de la canasta familiar y servicios básicos, toda una política macabra. Todo esto, más el mal manejo de la crisis sanitaria, desató la bronca popular.
El 28 de abril se presenta un nuevo estallido cualitativamente más fuerte, pues ya llevamos más de 13 días de paro cívico en el país, donde la ciudad de Cali es epicentro de la resistencia. A pesar de los intentos del CNP de llamar a actividades virtuales el 1° de mayo, o a diálogos con el gobierno mientras la juventud junto a la clase trabajadora sostiene los bloqueos y resiste a la brutal represión. Esto no ha logrado desmovilizar la pelea en la calle.
El mantener la movilización dio frutos y el pueblo logró echar atrás la Reforma Tributaria y la renuncia del ministro de Hacienda, Carrasquilla. Pero eso no apaciguó el espíritu de lucha, pues el pueblo viendo que pudo derrotar la reforma, sigue en las calles por más, por el “¡Fuera Duque!”, ya que hay un repudio total en contra del gobierno y el uribismo.
-Has hablado algo sobre las centrales sindicales, pero cuéntanos más a fondo, ¿cuál ha sido el rol del CNP, los sindicatos y los supuestos partidos alternativos?
Como dije antes, el CNP está compuesto por las centrales sindicales, movimientos sociales y partidos políticos de oposición que se muestran como alternativos. Desde el primer momento, en noviembre del 2019, desde Impulso Socialista advertimos que la convocatoria a paro del CNP se trataba más de una movilización de un día asentada en las luchas previas del movimiento indígena, campesino y el movimiento estudiantil; pero no de una huelga general de trabajadores y trabajadoras, ya que no se paró la producción. A pesar de esto, la movilización del 21 de noviembre en contra del paquetazo de Duque y la represión fue histórica y se mantuvo por varios días, sorprendiendo y sobrepasando a la dirección del CNP.
En diciembre del 2019 la movilización bajó, a pesar de que se extendió durante varios días del mes de noviembre, a falta de una dirección que la impulsara y el CNP rápidamente llamó a hacer mesa concertación con el gobierno. Sin embargo, fruto de varios días de lucha surgieron en el país asambleas barriales y asambleas regionales, que exigieron que las centrales obreras no se sentaran con el gobierno a discutir nada a menos de se construyera un plan de lucha. Al contrario, los representantes de los sindicatos se reunieron con el gobierno y concertaron un aumento miserable de salarios para el 2020 a espaldas del movimiento.
Hoy el CNP está siendo cuestionado como dirección por la vanguardia que hizo una experiencia en 2019 y que hoy mantiene las movilizaciones desde el 28 de abril, ya que no llama a huelga general para potenciar la pelea en contra el gobierno y debilitarlo aún más; por el contrario, acepta los llamados a diálogo de Iván Duque y el uribismo con quienes se reunió el 10 de mayo, mientras aún las calles siguen militarizadas, la masacre de 47 personas ejecutada por la policía nacional sigue impune y la ciudad de Cali sigue sitiada por las fuerzas militares, policiales y paramilitares, que reprimen y atacan con armas de fuego indiscriminadamente a la minga indígena y la juventud.
El movimiento que ha sostenido las movilizaciones, bloqueos y ha resistido a la brutal represión del terrorismo de Estado, no se siente representado en el CNP. El movimiento y la vanguardia de lucha dice ¡Fuera Duque! mientras que la dirigencia de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), compuesta por representantes de partidos reformistas y de centro izquierda como la Alianza Verde, el MOIR (hoy llamado Dignidad) y otras corrientes, han buscado junto a la CGT, la CTC y el Petrismo, aplazar todo el descontento social hacia el escenario electoral.
La dirección del CNP se autoproclama como dirección del movimiento pero lejos estuvo de acompañar realmente a la juventud que puso el cuerpo y los muertos en la calle. Pero insistimos que fruto de la lucha se han reactivado las asambleas populares y regionales en varias partes del país y es necesario que de estas surjan direcciones electas democráticamente al calor del debate y la organización. Es decir, que la dirección legítima del movimiento de masas hoy en el país esté compuesta realmente por quienes hemos sido protagonistas en las calles.
-Las imágenes de las violaciones de derechos humanos por parte del Estado colombiano y el gobierno de Duque han dado la vuelta al mundo, artistas como René de Calle 13 y muchos más han usado las redes sociales para viralizar las imágenes del terrorismo de Estado. La situación en Cali es crítica y desde la solidaridad internacional se ha convocado a la campaña SOS Colombia para repudiar los actos de represión que han ocurrido en el país. Cuéntanos un poco más sobre cómo ha respondido el gobierno de Duque y cómo ha sido la represión.
El gobierno de Duque y el régimen han respondido con una represión brutal, según datos de las organizaciones de derechos humanos como Temblores e incluso Amnistía Internacional, se han registrado, hasta la fecha 1956 casos de violencia policial, más de 500 desapariciones, 47 asesinatos de manifestantes y 12 casos de violencia sexual contra las mujeres. Estos realmente son datos alarmantes; sin embargo, el pueblo colombiano no solo ha resistido, sino que además mantiene las movilizaciones exigiendo justicia ante las víctimas del terrorismo de Estado. Esto ha sido parte del contexto que mantiene la lucha en la calle y se convirtió en un combustible contra el gobierno y el régimen paramilitar y genocida.
La ciudad de Cali ha sido epicentro de la resistencia y también de la represión, ya que es la ciudad que conecta con el puerto más importante del país y en donde las movilizaciones y bloqueos se mantienen con mayor fuerza. El alcalde de la ciudad, Jorge Iván Ospina no solo fue cómplice de la violencia policial y paraestatal sino que además promovió y justificó la represión. Las principales ciudades del país han sido militarizadas, pero Cali es la ciudad donde más se expresó el terrorismo de Estado, sobre todo en barrios como Siloe, donde la policía actúa en conjunto con grupos paramilitares.
Mientras el gobierno de Duque llama a un supuesto diálogo y hace viajes relámpago a Cali, grupos paramilitares que se hacen pasar como ciudadanos, atacaron el pasado domingo a la Minga Indígena, con armas de fuego dejando un saldo de 10 comuneros y comuneras heridas. A pesar de que los medios de comunicación han querido tergiversar los hechos, los videos en redes sociales evidencian cómo la policía escolta a los civiles armados para arremeter en contra del movimiento indígena y la movilización en las calles.
¿Cuál es la propuesta de Impulso Socialista para este momento histórico que protagoniza el pueblo colombiano?
Estamos ante un gran paro cívico nacional, con movilizaciones, cortes de ruta y resistencia contra el terrorismo de Estado; pero aún no todos los sectores de trabajadores han entrado en huelga. Algunos sectores del transporte y el comercio han parado siendo fundamentales para el proceso, como por ejemplo los camioneros y trabajadores portuarios. También se suman los y las docentes junto a trabajadores y trabajadoras de la salud que se oponen a la reforma privatizadora de la Ley 010. Sin embargo, aún las centrales sindicales que están en el Comité Nacional de Paro (CNP) no llaman a una verdadera huelga general que garantice un paro general indefinido de la producción, y se convierta en una de las armas fundamentales para fortalecer las movilizaciones y la resistencia impulsada por la juventud, el movimiento indígena, campesino y afro. Hoy más que nunca debe salir la clase trabajadora organizada y en huelga general para derrotar al gobierno hambreador y genocida.
Hay muchos sectores políticos que desde el reformismo y la oposición por derecha, que en últimas no buscan transformaciones profundas ante las crisis económica y sanitaria actual, quieren canalizar toda esta energía de lucha a las elecciones del 2022 o llaman a que se adelanten las elecciones ante la crisis política. La coalición del Pacto Histórico de Petro y la Coalición de la Esperanza dirigida por la alianza verde, donde está el derechista de Fajardo con la supuesta izquierda de Robledo, llaman a la movilización o la apoyan para capitalizar votos. Pero el pueblo no puede esperar, la represión es brutal y se hace más necesaria la organización de la resistencia en asambleas de trabajadores y trabajadoras por sector productivo, asambleas populares, asambleas regionales que lleven a un gran Encuentro Nacional de Paro donde confluyen todas las asambleas para que sea el pueblo quien decida democráticamente sus direcciones, un plan de acción, cómo defenderse de la represión y un programa para derrotar a Duque y al uribismo, con el pueblo movilizado en el camino de imponer un gobierno de trabajadores y sectores populares en lucha.
Desde Impulso Socialista creemos que el programa de movilización debe estar encabezado por el ¡Fuera Duque y todo su gobierno!, seguido de la exigencia de desmilitarización de las ciudades y el campo. Es necesario que el terrorismo de Estado no quede impune, por eso es urgente el desmantelamiento de todas las fuerzas represivas, que por medio de la movilización logremos que haya juicio y castigo a toda la cúpula política y militar que dio la orden de los asesinatos y crímenes de DDHH, que jueces, fiscales y alcaldes cómplices sean destituidos.
Se necesita ya atender la crisis económica y sanitaria con un plan de emergencia, que empiece con el no pago de la deuda externa para romper con la subordinación imperialista del FMI, la OCDE y el BM; que imponga un impuesto permanente a las grandes fortunas; que le quite el IVA a todos los productos de la canasta familiar y que destine todos esos recursos para paliar la crisis. Es decir, que se destinen los recursos en la renta básica para la desocupación y el trabajo informal, para que se triplique el presupuesto en salud y se unifique el sistema de salud con el objetivo de que sea público, gratuito y universal. Por presupuesto urgente para garantizar la gratuidad de la educación.
Todo esto puede ser posible solo si fortalecemos la construcción de una herramienta política de la clase trabajadora que ayude a dirigir la fuerza y energía del pueblo hacia un proceso revolucionario, por eso creemos firmemente que nuestra tarea más importante, además de impulsar la movilización y la autoorganización de nuestra clase, pasa por la construcción de Impulso Socialista en Colombia como parte de la LIS.
Declaración de la LIS Solidaridad con la rebelión colombiana
El paro nacional del 28 de abril en Colombia se transformó en una rebelión generalizada. El pueblo trabajador, con los jóvenes a la cabeza, se levantó contra la Reforma Tributaria del gobierno de Iván Duque y le asestó una primera e importante derrota. Tras cinco días de movilizaciones masivas y enfrentamientos, Duque se vio obligado a retirar la Reforma Tributaria y a renunciar a su ministro de Hacienda, pero el pueblo sigue en las calles exigiendo cambios de fondo, la caída de todo el plan del gobierno y la renuncia del propio Duque.
El paro nacional de noviembre de 2019 puso a Colombia a tono con el ascenso de rebeliones y revoluciones que sacudió a Latinoamérica ese año. Aunque la pandemia de Covid-19 impuso una pausa en el proceso, de ninguna manera acabó con él. Hoy la movilización se retoma y Colombia se ubica a la vanguardia del continente junto con Chile y como en su momento lo estuvieron Ecuador, Bolivia o Perú y Paraguay recientemente.
Duque respondió a la pueblada del 28A con una brutal represión. El Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y las fuerzas parapoliciales al servicio del gobierno no han dudado en disparar con armas de fuego contra las manifestaciones. Al día de hoy se cuentan 27 manifestantes asesinados y pueden ser muchos más. Hay al menos 124 heridos y cientos de detenidos. Pero la represión no ha logrado derrotar al pueblo movilizado, que ha levantado cortes y barricadas día tras día, superando la brutal represión.
El anuncio del retiro de la Reforma Tributaria y de la renuncia del ministro de Hacienda tampoco lograron conformar al pueblo en rebelión. Exigen la caída de todo el paquete de medidas que el gobierno de Duque acordó con el FMI, la OCDE y el Banco Mundial; y la renuncia de Iván Duque.
Los cortes y barricadas en Cali, el epicentro de la pueblada, han impuesto una parálisis de hecho del transporte y la actividad económica de la ciudad. Masivas movilizaciones se suceden en Bogotá, Medellín y en toda la geografía colombiana. La presión ha obligado a las centrales sindicales nucleadas en el Comité Nacional de Paro a convocar nuevas movilizaciones.
La oposición burguesa de derecha -Cambio Radical- y las fuerzas de centroizquierda -Pacto Histórico de Gustavo Petros y la coalición de la Esperanza de Sergio Fajardo- apuestan al diálogo con Duque y a canalizar el proceso hacia las elecciones presidenciales de 2022. La burocracia sindical que comanda el Comité Nacional de Paro mantiene la movilización por la presión por abajo, pero también apuesta a la negociación con el gobierno, no a la caída del mismo, que el pueblo demanda.
Impulso Socialista, sección colombiana de la LIS, sostiene la profundización de la movilización hasta que caiga Duque y la convocatoria a un Encuentro Nacional de Paro donde se nucleen los trabajadores en lucha y las asambleas populares que se están desarrollando en las distintas regiones del país, para coordinar e impulsar la continuidad de la movilización; discutir un programa para resolver la crisis económica y sanitaria; y erigirse como alternativa de poder y de gobierno.
Desde la Liga Internacional Socialista nos solidarizamos con el pueblo colombiano movilizado; repudiamos la brutal represión del gobierno de Duque, exigimos una investigación independiente, y juicio y castigo a los responsables de la misma; nos sumamos al reclamo por la caída del paquetazo de Duque y la renuncia de su gobierno. Apoyamos las propuestas de Impulso Socialista por el no pago de la deuda externa, la nacionalización de la banca y el comercio exterior, la implementación de impuestos progresivos a las grandes fortunas, la eliminación del IVA de la canasta básica, un aumento general de salarios y una renta básica a la desocupación y la autoorganización democrática del pueblo trabajador y sectores en lucha, en la perspectiva de un gobierno de trabajadores.
Se impone organizar la solidaridad internacional y llevarla a la acción. Desde la LIS nos comprometemos a lanzar de inmediato una campaña de pronunciamientos, difusión en redes sociales y acciones en las embajadas y consulados de Colombia de cada país, en repudio a la represión de Duque y en apoyo al pueblo colombiano y sus demandas.