viernes, 17 mayo 2024 - 00:49

CNEA. “Nuestros científicos estatales nos dan lo mejor, pero con estos bajos salarios no se puede….”

Hace cuatro años CNEA anunció a través del Ingeniero Claudio Verrastro el diseño de un tomógrafo de emisión de positrones para la detección de células cancerosas antes que su detección por radiografías, y su instalación en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires. Este equipo se ensambló e instaló a un valor menor de la mitad de su costo (1 millón de dólares) si hubiera que comprarlo, y su diseño modular permite que su reparación y mantenimiento por técnicos propios también se hiciera a bajo costo, sin que deje de ofrecer servicios. Desde Periodismo de Izquierda (PDI) conversamos con el Dr. en Física Daniel Minsky, de la Gerencia de Investigación de CNEA que integró ese equipo de científicos y tecnólogos, colaborando con el departamento de instrumentación del Centro Atómico Ezeiza (CAE), para conocer el estado del proyecto.

-PDI: Qué tal Daniel. Contanos qué paso con el grupo de trabajo, ¿cómo sigue el proyecto?

De todo el grupo, quedé solo. Los otros se fueron por bajos sueldos y Verrastro sigue activo pero ya jubilado. Lo desarrollamos, instalamos. No llego a estar operativo diagnosticando pacientes, ya faltando muy poco. La mayor parte del desarrollo la hicimos en el Centro Atómico Constituyentes y luego en el 2018 lo instalamos en el Hospital de Clínicas. Ya en el hospital y en un ambiente habilitado para trabajar con radiotrazadores de uso clínico comenzamos las pruebas de fuego que resultaron muy satisfactorias. Surgieron algunos detalles a corregir, era algo que esperábamos como parte del desarrollo. Llegamos a corregir casi todo y quedaron cuestiones menores para poder licenciar el equipo en la ANMAT, pero sin gente son imposibles de realizar. Nuestro equipo de trabajo tenía técnicos especializados, ingenieros electrónicos y mecánicos. Yo soy físico, me encargué de programación y de cuestiones de mi especialidad, puedo continuar con mi parte pero, por ejemplo, no puedo hacer nada con la electrónica de ese nivel, se necesitan ingenieros, todo un grupo. Si llegábamos a certificar, ya iba a poder diagnosticar pacientes y finalizaba la etapa. Después venía hacer un software amigable para que lo maneje un técnico que no sea nuestro porque el software que tiene ahora está muy pensado para el desarrollo, hay que quitarle cosas que el usuario final no le interesan y hacerlo mucho más vistoso. Eso del software es una tarea menor, lleva su tiempo, pero es algo relativamente simple.

-PDI: Ya casi estaba listo para diagnosticar. ¿Qué sentís?

Da mucha bronca, porque los proyectos tecnológicos siempre implican un riesgo importante, nosotros ya habíamos pasado la etapa de riesgo y estábamos haciendo ajustes, ya era caminar sobre seguro. Y da más bronca cuando sabés que tiene una gran implicancia en la salud y nuestro tomógrafo venía a llenar un vacío. Y no está únicamente el esfuerzo en el desarrollo del tomógrafo en sí mismo, en el hospital además hubo que hacer todo un estudio de estructura para poder hacer la sala con el blindaje para radiación que cargaba más peso, se hizo una sala para preparación del radiofármaco, una sala de preparación del paciente, otra para el tomógrafo y un espacio para la operación. Sería muy negligente desperdiciar todos estos esfuerzos.

-PDI: Claro, instalarlo no es sencillo y el licenciamiento tampoco. Pero con nuestros salarios era previsible que se fueran algunos del grupo…

El proyecto tuvo mucha gente que fue trabajando, creciendo, formando gente y yéndose. Se hacía cuesta arriba con la falta de continuidad de los compañeros, pero se avanzaba. Pero en los últimos años era irse gente y que no venga nadie. Así imposible. De la electrónica que hay ahí,  que es muy hightech, todavía en el grupo de instrumentación hay gente que sabe de la tecnología. Son nuestro anclaje para poder recuperar el proyecto, porque en la universidad no aprenden estas cosas. También está Claudio Verrastro, que sigue empujando para que se pueda concretar algo en lo que puso mucho esfuerzo. Si la CNEA tiene voluntad de terminar el proyecto, vamos a tener que volver a formar gente.

-PDI: ¿Hubo conversaciones con las autoridades de CNEA para reactivarlo?

Hubo una reunión la semana pasada con el gerente general de CNEA, vamos a llevarle un plan de acción con objetivos. El de mínima es dejar este tomógrafo operativo, el de máxima producción de más y distribuirlo en hospitales públicos y también venderlo. También hay tecnologías que quedaron hechas en el camino. El tomógrafo tiene 6 cabezales, utilizando una fracción de la capacidad de un cabezal se tiene una cámara gamma que ya tiene uso médico. El tomógrafo fue un crecimiento de desarrollos, está formado entre muchas cosas por 288 módulos de detección de fotones, cada uno de esos módulos tiene uso directo en instrumentación nuclear y los comerciales cuestan varios miles de dólares y están lejos de tener la velocidad de procesamiento de los nuestros. Hay que tener una visión de salir al mundo a competir tecnológicamente.

-PDI: ¿Qué se le podría proponer a la CNEA, para retener esta experiencia y desarrollarla?

Lo ideal sería fabricarlo en CNEA. La parte complicada es el desarrollo, la fabricación en sí, no. Salvo lo que frena la burocracia institucional. Otra posibilidad es que lo produzca una empresa estatal y que nos dé parte de la ganancia para seguir desarrollando. Habría que ser muy cuidadosos con el contrato.

-PDI: Buenísimo, ¡muchas gracias Daniel! Estos proyectos nos dan más motivos para defender la actividad y los salarios de nuestrxs cientificxs y tecnólogxs que desde el Estado nacional trabajan por lo mejor al servicio de la salud pública y gratuita.

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