sábado, 17 mayo 2025 - 14:16

Cine. Tesis sobre una domesticación en la pantalla grande

Se estrenó la adaptación de la novela de Camila Sosa Villada, escritora de “Las Malas”. Una película disruptiva con el cine tradicional y necesaria para mostrar el mal llamado “mundo trans”. En lo personal, esperada con muchas ansias. Comparto una breve opinión de esta obra.

La noche de cine no empezó con la proyección, sino en la misma sala. Antes de que se apagaran las luces, tres compañeras trans que participaron en la película tomaron la palabra frente al público. Hablaron con emoción y claridad sobre la urgencia de visibilizar historias contadas por y desde los cuerpos trans, con actrices trans en pantalla. Denunciaron los recortes brutales al INCAA y a la cultura en general, que atentan directamente contra la posibilidad de hacer este tipo de cine. También reivindicaron la importancia del Bachillerato Popular Mocha Celis como un espacio fundamental de formación, contención y militancia, donde muchas encuentran las herramientas para resistir y transformar sus realidades.

Tesis de la resistencia

Tesis sobre una domesticación”, dirigida por Javier Van de Couter, es la adaptación cinematográfica de la novela de Camila Sosa Villada. La protagonista es también Camila, interpretándose a sí misma en una historia que entrelaza con crudeza y ternura los dilemas de una mujer trans cordobesa, actriz exitosa y enfrentada al choque constante entre dos mundos: el universo trans, con su potencia, su dolor y su libertad; y el mundo cis, estereotipado, que espera de ella una femineidad domesticada y dócil. En el centro de esa tensión, se enamora de un hombre gay y juntos forman una familia atípica, bella, dolorosa. La película se instala en esa crisis: cómo vivir una vida que se sale de todas las normas sin terminar atrapada en ellas.

La película aborda temas como la prostitución, la violencia sistemática hacia el colectivo trans y el VIH, sin eufemismos ni idealizaciones, tambien la sexualidad trans y un aspecto (poco común) de las familias. Pero lo más potente es la forma en que narra: hay escenas que son poesía encarnada, otras que duelen como golpes secos. El espectador no es un testigo cómodo, sino alguien interpelado desde el primer minuto. Se rompen estructuras narrativas y se juega con lo teatral, con lo alegórico, con lo íntimo. La experiencia de verla en la sala fue profundamente colectiva. Se sintieron los suspiros, las lágrimas contenidas, los aplausos espontáneos. Fue imposible no salir conmovida, descolocada, y pensativa.

Sin embargo, y esto es clave, la película no estuvo exenta de conflictos creativos importantes durante su producción. Aunque Camila coescribió el guión junto a Van de Couter y Laura Huberman, la obra final no refleja plenamente su mirada. Aquí se abre una dimensión fundamental para entender la película: la diferencia de perspectiva entre la autora y el director.

Una disputa por el sentido: la novela vs. el cine

Desde su publicación, la novela “Tesis sobre una domesticación” fue leída como una obra profundamente política, donde la crítica social, la resistencia al binarismo y la exploración de la familia disidente en todo sentido son ejes centrales. En declaraciones públicas, Camila ha señalado que la película, aunque técnicamente basada en su historia, no logra transmitir del todo esa dimensión política y colectiva que ella concibió en el libro. Concepción que comparto.

Uno de los puntos de mayor fricción es el tratamiento del concepto de “domesticación”. En la novela esta idea no es una simple metáfora: es una denuncia a los mecanismos sociales que buscan disciplinar, corregir y encajar los cuerpos, identidades y la sexualidad que desbordan la norma. Para la escritora, esa “domesticación” está atravesada por la estructura de clase, por el patriarcado, por el “cis-tema”. Sin embargo, en la película el concepto parece reducirse a un proceso más bien individual de adaptación, donde la lucha se vuelve interna y psicológica, y pierde parte de su dimensión estructural y colectiva.

Otro punto de divergencia es la representación de la familia. En la novela, la construcción de una familia disidente no es solo un refugio emocional. Es una forma de resistencia. La película, en cambio, se enfoca más en la fragilidad del vínculo, en el dolor y la imposibilidad, sin profundizar tanto en el poder político de esa elección.

En definitiva, no se trata de una traición ni de una disputa violenta, sino de una diferencia de interpretación. Camila Sosa Villada ha dicho que el resultado final le pareció “más individualista y menos político” que su intención original, lo que, por supuesto, no invalida el valor de la película, pero sí nos obliga a mirarla con un ojo crítico, sabiendo que su autoría está atravesada por tensiones que no se resuelven del todo.

Uso y recomiendo

“Tesis sobre una domesticación” es una película que deja marca. No es perfecta, y precisamente en sus contradicciones y ambigüedades radica parte de su potencia. Es una obra  profundamente necesaria, que abre caminos en un contexto donde los espacios para las disidencias son cada vez más acotados. Y es también un ejemplo de cómo la creación artística puede ser un campo de disputa política.

La mirada de Camila Sosa Villada resuena en cada escena, incluso cuando la película se aleja de su visión original. Porque hay algo que no se puede domesticar: la necesidad de contar nuestras historias, con nuestra voz.

Mica Escobar – Libre Diversidad

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