El viernes 23 fue un día negro que marca un cambio en la historia de la CICOP. Se llegó a un congreso convocado para reformar el estatuto en base a un proyecto elaborado por la mayoría del Consejo Directivo que cambia cualitativamente el modelo sindical y lo asimila al del viejo sindicalismo burocrático.
Se lo hizo sin haber debatido su necesidad y contenido entre las distintas corrientes de opinión como era tradición en el sindicato, con un más que insuficiente debate precongresal y en un congreso amañado. Con ribetes escandalosos, habiendo sucedido un corte de luz en la zona, el congreso sesionó de manera exprés en la puerta del sindicato y se pretendió imponer la votación sin debate a libro cerrado. Ante ello, y frente a la negativa a implementar un cuarto intermedio como mocionamos nosotros, las agrupaciones que promovimos su rechazo nos vimos obligadas a retiramos del cuestionado congreso.
Se inicia una nueva etapa con una disputa fundamental para torcer este rumbo que encamina a la CICOP a abandonar su historia de gremio combativo, su modelo referencia del sindicalismo democrático y asimilarse al universo de la vieja cultura sindical del pensamiento único, el verticalismo y la sumisión al Estado y los gobiernos de turno.
¿El que gana conduce y el que pierde acompaña?
La reforma es completamente regresiva porque cambia completamente el carácter del estatuto, es decir, el funcionamiento del sindicato, al liquidar de hecho la representación proporcional y cercenar las facultades del máximo organismo que es el congreso de delegados, entre otras cuestiones.
Pese a que se difundieron argumentaciones que lo relativizaban, el hecho de crear un Plenario de secretarios generales con amplias atribuciones resolutivas (no solo consultivas) que puede obrar como mecanismo “más rápido y ágil” que el congreso proporcional, anula la obligación de convocar al máximo organismo como establece el estatuto histórico. El plenario no está obligado a portar mandato de asamblea e iguala a todas las seccionales independientemente del número de afiliados, lo cual rompe el principio de una persona, un voto. Completamente antidemocrático. No es una novedad. Está copiado de otros sindicatos donde se volvió habitual la convocatoria a estos “plenarios” y los congresos quedaron para los días de fiesta.
El otro y principal cambio de calidad es la eliminación de la representación proporcional con sistema D´Hondt sin piso, que establecía un mecanismo casi inédito en el arcaico y anquilosado universo del sindicalismo tradicional, mediante el cual todas las corrientes de opinión tenían representación en todos los organismos del sindicato, incluidos los directivos centrales y seccionales, de acuerdo a su representatividad real. Se colocó un piso arbitrario del 30% y un mecanismo mediante el cual la primera minoría (es decir, quien gana si hay varias listas) se transforma en mayoría absoluta al llevarse todas las secretarías y principales cargos. En los hechos se transforma en un sistema de lista completa.
Típico del modelo sindical burocrático, donde el que gana conduce y el que pierde acompaña, es decir, se subordina. Con el viejo argumento de que “no se puede conducir”, se barre la diversidad de opinión en las directivas seccionales y central, fomentando la división al excluir a los representantes de franjas importantes del gremio y dejando de reflejar la pluralidad de composición ideológica de la base del equipo de salud. La única unidad posible es en la diversidad.
La verdadera historia
En la débil fundamentación de tamaña reforma, se argumentó que había que blindar al sindicato ante el peligro de una posible intervención. Una afirmación doblemente engañosa, porque no existe ningún indicio en particular. En el caso hipotético que tal cuestión fuera cierta, no hay cambio alguno en ningún texto que impida lo que sería una decisión unilateral del Estado, con una Ley de Asociaciones Sindicales reaccionaria en vigencia, la que siempre criticamos y pedimos su anulación, justamente por ser la expresión jurídica de la estatización de los sindicatos y el viejo modelo cegetista.
Pero también porque en el caso que hubiera un ataque, se lo enfrenta con la movilización y en las calles, ampliando la democracia y la participación; no cerrando el sindicato a la diversidad de opiniones. Justamente, con un gobierno ultraderechista como Milei se fortalece el sindicato, profundizando el modelo sindical democrático que tenemos y no adaptándolo al modelo de los viejos sindicatos que transan con los gobiernos, dejan pasar los despidos y el ajuste.
Nuestro sindicato enfrentó ataques tremendos, nos sacaron el financiamiento y recolectamos por la base, nos intentaron borrar del mapa en algunas seccionales municipales y en el Posadas, nos lanzaron ataques antisindicales, nos intentaron desprestigiar, divorciar de la población en las medidas de fuerza y mantuvimos la alianza comunitaria. Nos corrieron con la conciliación obligatoria y la rechazamos, nos apretaron con otros aparatos sindicales burocráticos y los derrotamos, nos negaron la personería (el ministro Tomada) y lanzamos un paro provincial que lo derrotó. Supimos parar en defensa de seccionales en lucha y reincorporar muchas y muchos compañeros y dirigentes despedidos. Nos sacaron la carrera profesional y la recuperamos. Supimos poner en pie planes de lucha de meses de duración, paros progresivos, movilizaciones unitarias y propias del gremio. Es solo una parte de nuestra historia de 36 años de lucha, en la cual el modelo sindical que hoy se cercena fue la columna vertebral.
Recuperar la CICOP de los orígenes
Nuestro sindicato se hizo grande por estar en la calle desde que al calor de las primeras luchas de fines de los años 80 se formó una Coordinadora Interhospitalaria y se rompió con la concepción corporativa de la vieja federación médica. Y se expresó un modelo autónomo, democrático y combativo que en los 90 enfrentó las reformas en salud del Banco Mundial y al menemismo con sucesivos paros y movilizaciones decididos en asambleas y plenarios. Con conducciones pluralistas se lograron conquistas enormes y defender la salud pública. Enfrentando a los sucesivos gobiernos peronistas y al de Vidal/Macri.
Cuando se logró la inscripción y luego la personería, el sindicato plasmó ese modelo en un estatuto que es el que hoy se cercena. CICOP se hizo referencia del equipo de salud y también de importantes franjas del movimiento obrero y el sindicalismo combativo por el modelo sindical de nuevo tipo, por su ejemplar democracia que siempre estuvo al servicio de organizar la lucha.
Pero, ¿cuáles son las razones de fondo de este giro regresivo? Estos cambios no vienen por casualidad. Hay presiones de aparato, presentes en toda organización que lleva años y que influyen sobre las conducciones, cuyo contrapeso para evitar la burocratización justamente es el modelo democrático, independiente del Estado y los gobiernos que integra proporcionalmente la diversidad.
Pero también obra como presión hacia esta transformación la connivencia acrítica con dirigencias sindicales burocráticas en la conducción de la CTA-T y la afinidad de la mayoría de la conducción actual, la Agrupación 10 de junio (orientada por el PCR y sectores K) con el gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Nuestra corriente, Alternativa Salud/ANCLA, una de las vertientes históricas y fundacionales de la CICOP, viene dando una pelea contra este curso regresivo en unidad con Fuerza Colectiva, Salud en marcha, la Lista 7 y la Marrón, con quienes más allá de las diferencias buscamos un común denominador: dar una batalla en defensa de la democracia sindical, de nuestra historia y para evitar que se concrete esta reforma reaccionaria.
Se abre una nueva etapa. Más unidad en la diversidad. Abrir este debate con muchas compañeras y compañeros del equipo de salud, de las seccionales de CICOP, para reflexionar colectivamente, apelando a la reserva democrática del gremio. Queda planteada una dura batalla. No solo contra el gobierno nacional, también contra el ajuste del gobierno provincial. Por el salario y la defensa de las enormes conquistas que son patrimonio colectivo y de la lucha en la provincia de Buenos Aires. Por recuperar la CICOP como sindicato autónomo, democrático y combativo, representativo del equipo de salud y por un sistema único de salud estatal, universal y gratuito.
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