La clase dirigente tradicional de la provincia se encuentra desfasada y desubicada al proponer en palabras del vicegobernador Ricardo Sastre, mencionando sobre un posible cambio del sistema electoral chubutense en favor de la ley de Lemas, la siguiente afirmación: “es lo que la gente pide”. Vaya paradoja para una casta que, habiendo desoído sistemáticamente los reclamos del pueblo chubutense contra el ajuste y la implementación de la megaminería por años, resulta ahora saber qué pide el pueblo.
El desencanto con los partidos tradicionales sumado a la derrota del peronismo provincial en las últimas elecciones, en una provincia en dilatada crisis, en el marco de una situación nacional con tensiones sociales en aumento son los elementos determinantes en la lógica del peronismo en todas sus facetas en Chubut. No para brindar respuestas a las necesidades acuciantes de un pueblo que ve empeorar sus condiciones de vida, sino para comenzar a articular especulativamente un método para conservar el gobierno entre todos sus sectores (masistas, kirchneristas y PJ no kirchnerista), buscando de esa manera evitar su dispersión y la posibilidad de derrota en los comicios del año que viene.
El mecanismo técnico elegido para esta ingeniería electoral del régimen, es la nefasta Ley de Lemas, que profundizaría aún más las distorsiones de los resultados electorales ante el ajuste fondomonetarista encabezado por el gobierno de los Fernández y apoyado por la derecha.
¿Qué es la ley de Lemas?
La Ley de Lemas es un mecanismo electoral para distorsionar la voluntad popular en los diferentes cargos de una determinada elección. En esta ley, también conocida como de doble voto simultáneo, por cada partido o frente se constituye un lema, dentro del cual cada lista de candidatos se constituye como sub-lema. Cada votante opta por un sub-lema. A la hora del recuento, esos votos emitidos se suman al lema que los agrupa, determinando así el lema ganador. Pero, aquí viene la trampa, el sub-lema que se imponga no será aquel que más votos totales obtenga, sino aquel que más votos consiga dentro del lema ganador. Es decir, detrás de este supuesto “ahorro” de dos elecciones en una que presenta el vicegobernador Ricardo Sastre, se esconde un nuevo fraude a la voluntad popular. Con este método un candidato con menor cantidad de votos podría resultar como el ganador de los comicios.
Ejemplos de esta situación sobran: en 2015 Alicia Kirchner, uno de los sublemas dentro del lema FPV gana las elecciones con menos votos que su competidor Costa (UPVM), ya que contaba con los votos de otros sub-lema (Peralta) a su favor. Caso similar el de las elecciones de 2003 en Santa Fe donde Binner (PS) con el 42,4% de los votos pierde contra Jorge Obeid (PJ) que tenía solo 24,4% de los votos.
A las claras, la intención del FDT provincial no es la de representar fielmente la voluntad popular, sino la de intervenir en los mecanismos necesarios de esta democracia capitalista para actuar sobre los resultados electorales. Buscan de esta manera crear las condiciones necesarias para una posible victoria en 2023, luego del cachetazo electoral recibido en 2021, y evitar al mismo tiempo la fractura de un peronismo provincial cada vez más endeble, aunque esta modificación del código electoral signifique la posibilidad de tergiversar el voto popular.
Frente al desencanto y las cavernas, una salida socialista
El desencanto con los partidos tradicionales y las expectativas una y otra vez traicionadas por los que ejercen el poder en esta provincia sumaría un nuevo capítulo con esta ley, totalmente alejada de la realidad de miles que ven cómo el salario se desploma mes a mes con las paritarias de hambre que ordenan las cuentas, de la mano del ajuste promulgado por el gobierno provincial y saludadas por el nacional. La traición de una Legislatura al servicio de las transnacionales al legitimar una deuda cuyos fondos nadie les conoce el destino; una Legislatura que bastardeó dos iniciativas populares contra la megaminería y que ante tamaña crisis se plegó por entero a defender la gobernabilidad de Mariano Arcioni, en pos de salvaguardar la gobernabilidad de conjunto del régimen capitalista chubutense son sin lugar a dudas los hechos fundamentales que sustentan la llamada crisis de representatividad, un hastío apatía creciente hacia los políticos tradicionales, que desoyeron sistemáticamente los reclamos más sentidos del pueblo.
Las y los socialistas del MST en el FIT-Unidad rechazamos la ley de cavernas propuesta por Sastre que atrasa años (sin ir más lejos fue derogada en Chubut en 1995) y que busca descaradamente la perpetuidad en el poder de todos aquellos que nos trajeron hasta acá haciendo uso de sus privilegios.
Denunciamos la especulación pejotista y llamamos a luchar contra su implementación. A la vez, nos pronunciamos por una reforma política integral para que los funcionarios ganen los mismo que un director/a de escuela, que estén obligados a atenderse en hospitales públicos y mandar a sus hijos a la escuela pública, que estén sujetos a un férreo control por parte del pueblo y sus cargos sean revocables, que no tengan privilegios de ningún tipo.
Para esto resulta necesario una deliberación amplia con la movilización independiente de trabajadores y sectores populares en proceso constituyente, que se plantee refundar la provincia sin ajustadores fondomonetaristas, corporaciones del saqueo, represores ni corruptos. De la mano de la casta política, Chubut solo podrá estar al servicio del despojo en favor de grandes corporaciones, las mismas que aportan a los partidos políticos tradicionales para que una y otra vez traicionen o deformen la voluntad popular. En la vereda de enfrente, las y los socialistas luchamos por dar vuelta todo y reorganizarlo sobre nuevas bases con una verdadera democracia, de los trabajadores y el pueblo.
Hernan Mondino