China y Rusia al desnudo. Ante el genocidio en Palestina

En los círculos mal llamados “progresistas” y entre los nostálgicos neo- estalinistas, China y Rusia son consideradas como potencias progresivas, que buscan un mundo multipolar que enfrenta la hegemonía del imperialismo occidental.

En cuanto a la segunda aseveración es cierta, en tanto Rusia y China en efecto tienen una competencia y enfrentamiento comercial y geopolítico cada vez más agudo, larvado a veces o directo:  como en el caso de Rusia en Ucrania y China ante la disputa por Taiwán. Sumemos a ello la ofensiva de EEUU y sus socios menores de la Unión Europea contra la venta del gas ruso (más barato) a Europa y su sabotaje al Nord Stream 2[i], y, por otra parte, la nueva ofensiva arancelaria de Trump para presionar a China en torno al acceso a las tierras raras.

Pero en cuanto a la primera aseveración es falsa, la realidad indica que ni China ni Rusia juegan papel progresivo alguno.  Desde la LIS, consideramos ambas potencias como imperialistas: China con mayor peso económico, Rusia con mayor envergadura militar.

Si bien es cierto ambas potencias mantienen un equilibrio muy rentable entre la empresa pública y privada (que se apoyan mutuamente bajo el control del Estado), no obvia para nada que se rigen por las leyes de acumulación ampliada de capital, propias del sistema capitalista, asimismo, sus características lo convierten en nuevos imperialismos por una serie de datos irrefutables. En ambos casos hay exportación / inversión de capitales a gran escala, y en el caso de China, préstamos leoninos bajo el esquema Swap, que consiste en un acuerdo de intercambio financiero en el que una de las partes se compromete a pagar con una cierta periodicidad una serie de flujos monetarios a cambio de recibir otra serie de flujos de la otra parte. Estos flujos responden a un pago de intereses sobre el nominal del ‘Swap’, similar a las condiciones impuestas por la banca occidental.

“La economía china ocupa hoy un lugar central en la economía global: es la segunda mayor por PIB nominal y la primera por paridad de poder adquisitivo (PPA), con una participación significativa en el comercio internacional y la manufactura mundial. Este peso económico de China se traduce en influencia sobre precios de materias primas, cadenas de suministro y decisiones de inversión extranjera (…) En términos cuantitativos, el PIB chino representa aproximadamente una quinta parte de la producción mundial en PPA y mantiene niveles de exportación e importación que lo colocan entre los principales actores comerciales”[ii]

En el caso de Rusia, con menos envergadura como potencia económica, al igual que China tiene importantes inversiones e intervención en África. Por si fuera poco, tengamos en cuenta su invasión a Ucrania, en defensa de sus intereses geopolíticos vitales en cuanto a la salida al Mar Negro para su navegación en esa área estratégica y el funcionamiento del gasoducto que pasa por debajo de Ucrania que el Nord Stream 2 pretendía sustituir, antes de que fuera saboteado diplomáticamente por Estados Unidos.

Por otra parte, sin ningún escrúpulo por lo que representa la reaccionaria monarquía petrolera catarí y su reiterada traición a la causa palestina, Putin hace suculentos negocios con su Emir. El 17 de abril del año en curso, él mismo afirmó: «A través del Fondo de Inversiones Directas, (Catar) invirtió cerca de mil millones de dólares en la economía (rusa). Y estoy seguro de que hay perspectivas de más y de que tenemos muchos proyectos interesantes», señaló el presidente ruso. Putin también alegó al comienzo de la reunión que colabora con Catar en el sector gasístico, donde cuenta con que «haya más proyectos conjuntos (…) Catar es uno de los socios clave de nuestra compañía líder en petróleo y gas, Rosneft»[iii], destacó.

Llegó el momento del cara a cara entre Trump y Putin sobre Ucrania

Ni en la Cumbre de Alaska ni en al de OCS una sola palabra sobre palestina

En recientes acontecimientos de gran cobertura mediática, ni Putin ni Xin Jin Ping han apuntado a denunciar el genocidio en Gaza, así sea como simples declaraciones. Sus prioridades económicas y geoestratégicas son otras.  En la Cumbre de Alaska, en la que Putin fue recibido con alfombra roja por Trump, ni siquiera sabemos el contenido secreto de sus conversaciones. Eso sí, llama la atención que luego del cónclave, Putin arreció su ofensiva militar en Ucrania y Trump su ofensiva de agresión contra Venezuela. Cabe preguntarse, si estas acciones estuvieron de antemano en el menú de su diplomacia secreta. En todo caso, ni siquiera como gesto publicitario, Putin aprovechó la citada Cumbre para mencionar la necesidad del cese al fuego frente al genocidio en Gaza.

Por otra parte, en la ciudad china de Tianjin  se realizó la XXV Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), auspiciada por Xin Jing Ping, en un amplio foro con representantes de más de 20  países; entre ellos,  el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko; el primer ministro indio, Narendra Modi; el presidente iraní, Masoud Pezeshkian; el presidente kazajo, Kassym-Jomart Tokayev; el presidente kirguís, Sadyr Japarov; el primer ministro pakistaní, Shahbaz Sharif; el presidente ruso, Vladímir Putin; el presidente tayiko, Emomali Rahmon; el presidente uzbeko, Shavkat Mirziyoyev; el presidente mongol, Ukhnaa Khurelsukh; el presidente azerbaiyano, Ilham Alíyev; el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan; el primer ministro camboyano, Hun Manet; el presidente maldivo, Mohamed Muizzu; el primer ministro nepalí, KP Sharma Oli; el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan; el primer ministro egipcio, Mostafa Madbouly; el presidente turcomano, Serdar Berdimuhamedov; el presidente indonesio, Prabowo Subianto; el secretario general del Comité Central del Partido Revolucionario Popular de Laos y presidente laosiano, Thongloun Sisoulith; el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, y el primer ministro vietnamita, Pham Minh Chinh.

En este evento de gran magnitud en el que destacaron las figuras del anfitrión Xin Jing Ping, Putin y Modi, en la que podríamos decir que no estaba la “incomoda” presencia de Trump (como en Alaska), ni una palabra ni una declaración acerca del genocidio en Gaza.

Cancilleres de la Organización de Cooperación de Shanghái se reúnen en China con Gaza, Ucrania e Irán como temas centrales

China: La potencia en ascenso comercia con Israel

Sin duda uno de los aspectos más contundentes que revelan la naturaleza imperialista (y consecuentemente cínica) de China es el aumento sostenido de su inversión media anual en Israel desde 2002, pasando de 20 millones de dólares a más de 200 millones.

Según datos oficiales de China, que son de público acceso: “Las relaciones diplomáticas entre ambos países se establecieron oficialmente en enero de 1992. Desde entonces, China e Israel han ido mejorando progresivamente sus relaciones, que alcanzaron su punto álgido con la visita del presidente Jiang Zemin a Israel en 2000. Desde entonces, cuatro presidentes y tres primeros ministros israelíes han realizado visitas oficiales a Pekín, incluido el más reciente, el primer ministro Benjamin Netanyahu, en marzo de 2017. La evolución reciente de las relaciones bilaterales entre Israel y China pone de relieve un compromiso activo entre ambas naciones (…) Entre 1995 y 2022, la inversión extranjera directa (IED) china en Israel ascendió a 14.280 millones de dólares de media, alcanzando un máximo de 112.000 millones de dólares en el tercer trimestre de 2021.”[iv]

Pragmatismo imperialista

Según Evangeline Cheng, investigadora asociada del Instituto de Medio Oriente de la Universidad Nacional de Singapur. “China tradicionalmente aborda la política exterior a través de una lente de pragmatismo estratégico en lugar de solidaridad ideológica”, Este enfoque significa que China siempre se centrará en proteger sus intereses económicos, muchos de los cuales tiene en Medio Oriente. China tiene inversiones en el floreciente sector tecnológico de Israel y su proyecto de infraestructura Belt and Road abarca Irán, Arabia Saudita, Qatar, Omán, Kuwait, Irak, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos. Por su parte John Gong, profesor de economía en la Universidad de Negocios y Economía Internacionales de Beijing, dijo a Al Jazeera que la principal preocupación de China durante el conflicto era evitar “el aumento vertiginoso de los precios del petróleo” que amenazaría su seguridad energética.[v]

El apoyo o ambigüedad frente al plan de “paz” de los cementerios de Trump

El plan de “paz” de Trump es una mampara episódica para continuar la ocupación (a la fecha Israel continúa ocupando el 50 % del territorio gazatí), no menciona una palabra sobre la ocupación ilegal creciente de Isreal en Cisjordania, impone el desarme de la resistencia y sus sometimiento a un gobierno provisional, en el que Trump pretende establecer un protectorado, con ayuda de las burguesías de Egipto, Qatar y Turquía, entre otros aspectos que nos llevan a repudiar esta trampa mortal, que a la larga no frenará la masacre sistemática del pueblo palestino.

El 2 de octubre Rusia declaró está dispuesta a apoyar «en términos generales» el plan del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para el fin de la guerra y el futuro de la Franja de Gaza, según afirmó el presidente ruso, Vladímir Putin, al intervenir en el Club de Debate Valdái que tiene lugar en el balneario de Sochi (mar Negro).[vi]

En cuanto a China ha sido más circunspecta y ambigua. El ministro de Relaciones Exteriores Guo Jiakun indicó que el gobierno chino se ha mostrado dispuesto a “trabajar con la comunidad internacional para realizar esfuerzos hacia una solución exhaustiva, justa y duradera a la cuestión palestina”. Esta postura se enmarca dentro de la visión de Pekín sobre la necesidad de alcanzar “un Oriente Próximo pacífico y estable” mediante el diálogo y la negociación.

Solo el pueblo palestino, con el apoyo de los pueblos del mundo es garantía

La única salida frente al genocidio y la colonización de Palestina, que data de 1947, es la organización independiente del movimiento del pueblo trabajador palestino y su apoyo en las colosales movilizaciones de masas en su defensa a escala mundial. Como ha quedado demostrado, para Rusia y China, y menos aún para Trump:  patrocinador y financista de Netanyahu, que se frota las manos con el negocio inmobiliario que pretende en la devastada franja de Gaza) la cuestión palestina no es más que un forcejeo geoestratégico que se asume desde el punto de vista de sus propios intereses económicos y comerciales. De tal modo, que no ofrecen más que derramamiento de sangre y opresión.

Sabiendo los difícil que es la pavorosa situación en Gaza y el alivio que sin duda constituye el cese al fuego, la resiliencia heroica de las masas palestinas que regresan a sus hogares demolidos en toda la franja (con el ejército sionista aún apuntando a sus cabezas), es nuestro deber alertar sobre los cantos de sirena de cada facción imperialista, y apuntar que solo la organización popular democrática, laica y unitaria del pueblo palestino, junto al gran apoyo de las masas a su causa en el mudo, señalan el camino estratégico para la victoria.

Por David Morera Herrera, desde Costa Rica

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