La mesa chica de la principal central de trabajadores del país se reunió para configurar su composición luego de la renuncia de Pablo Moyano. En una versión ampliada de la mesa chica con 45 dirigentes sindicales presentes, Hugo Moyano y Octavio Argüello recibieron la bienvenida por parte de los jerarcas de la CGT.
En una reunión realizada en la sede de la UOCRA se reacomodaron las posiciones en la principal central obrera y se discutieron los lineamentos en relación a su posición con el gobierno nacional. El eterno dirigente de Camioneros, Hugo Moyano, en esta oportunidad quedará ocupando un lugar en la mesa chica, la cual normalmente la componen solo 10 dirigentes. En esta especie de cumbre sindical, también se definió la formación del triunviro dirigente. En este caso, Octavio Argüello tomará el lugar vacante de cosecretario sindical.
El encuentro de los principales referentes de la burocracia sindical no demuestra ningún cambio en el comportamiento que vienen teniendo frente al gobierno de Milei. En cada una de las intervenciones de esta reunión, y con el historial que portan las dos figuras sindicales que asumieron sus cargos, no hay cambios que se pueda esperar.
Haciendo una recolección de todas las intervenciones que se hicieron en la reunión, la cual duró más de tres horas, se puede resumir en las palabras en off de un sindicalista: “Hoy no existe una efervescencia social para apalancar una nueva medida de fuerza nacional”. Un calco del discurso que mantuvieron a lo largo de todo el año. Escudándose en la idea de que no hay fuerza, el camino es el diálogo. Una línea complicada de comprender, sobre todo por los resultados que ha tenido este comportamiento en relación a la calidad de vida de la clase trabajadora, la cual dicen defender. En las reuniones que ha mantenido esta central obrera con el gobierno, el único desenlace obtenido fue el de la aplicación de todas las reformas propuestas por el Ejecutivo Nacional. El último ejemplo de esto fue el OK que la CGT le dio a la reforma laboral incluida en el mini RIGI presentado para las pymes.
Por el lado de Argüello, ya en sus primeras declaraciones aclaró que va a estar en sintonía con el papel que vienen realizando los otros dos cosecretarios de la central, Héctor Daer y Carlos Acuña. El camionero, luego de la reunión ya expresó que “si se puede dialogar y el gobierno nos escucha, puede haber diálogo, pero si no nos escucha hay que estar en el lugar que corresponde reclamando por los derechos de los trabajadores”, y además agregó: “no hay clima social para una medida de fuerza”. Argüello, un dirigente de Camioneros y ex diputado nacional, en sus primeras intervenciones se encargó de dejar en claro su idea, ser otra de las patas que le aseguran la gobernabilidad al gobierno de Milei.
Además de las figuras recién incorporadas al organigrama de la CGT y de la presencia de Daer y Acuña, también formaron parte de la cabecera de la cumbre, Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento) y Cristian Jerónimo (Vidrio). El resto de la reunión fue conformada por Armando Cavalieri (Comercio), Abel Furlán (UOM), Jorge Sola (Seguros), Roberto Fernández (UTA), Julio Piumato (Judiciales), Norberto Di Próspero (Personal Legislativo), Juan Pablo Brey (Aeronavegantes), José Ibarra (Taxistas), Sergio Sassia (Ferroviarios) y Sergio Romero (UDA).
Cumplido el año de gestión libertaria, el rol de la CGT, pese las discusiones que pudo haber presentado con la salida de Pablo Moyano, seguirá siendo el mismo. Las actuaciones de esta central son una de las razones por las cuales Milei ha podido llevar adelante este brutal ajuste. Un gobierno como el actual, con las dificultades estructurales que presenta, solo se puede entender que pueda disfrutar de un momemtno de calma, si se analiza el papel de las principales direcciones sindicales y políticas. El PJ en el Congreso en todos los debates tuvo integrantes que se dieron vuelta en apoyo a Milei, mientras la conducción de la CGT ha hecho todo lo posible para que LLA pueda seguir aplicando su nefasto proyecto y ajustando con represión. A la vez que ahora el renunciante Pablo Moyano todavía no da ni una sola muestra de querer organizar realmente la pelea en la calle y las CTAs tampoco se mueven, más que en alguna tardía medida aislada y débil que no sirve.
Con la prudencia impregnada en su discurso, a causa de la no existencia de efervescencia social, la burocracia se ha encargado de intentar planchar todos los focos de luchas que se vienen encendiendo a lo largo del año. No hay nada más alejado a la realidad decir que durante el 2024 no existieron momento en los cuales se podía enfrentar al plan del gobierno. Desde las primeras movilizaciones a fines de diciembre del 2023, atravesando los dos paros generales y viendo la movilización del movimiento universitario, queda demostrado que fuerza existió y existe. El problema es querer enfrentar de manera consciente al gobierno.
Con las últimas amenazas del gobierno realizadas en su última cadena nacional, donde avisa que va intentar multiplicar el tamaño de su ajuste, es fundamental poner en alerta a todos los trabajadores. Es urgente la necesidad de un plan de lucha que contenga paros generales y movilizaciones hasta terminar con el gobierno de Milei. En el pasado 5D quedó claro que ninguna acción aislada puede solucionar los problemas.
Frente a todo esto, desde la izquierda llamamos a la construcción de una nueva dirección, democrática y combativa, en donde todo sea elegido por las bases. Es fundamental la construcción de un nuevo modelo sindical totalmente distinto a lo propuesto por las burocracias actuales. Desde la izquierda clasista tenemos seguir activando en medio de esta crisis, agrupando a todos los sectores que se encuentren en lucha.