Este sábado Cristina Fernández de Kirchner volvió a dar un discurso después de un largo tiempo. Fue la primera vez que lo hace desde que Javier Milei es presidente, en ocasión de inaugurarse el microestadio Néstor Kirchner al cumplirse 21 años de su asunción como presidente, en un evento en el que estuvo acompañada en el escenario por Maira Mendoza y otros dirigentes peronistas como Kicillof, Larroque y Wado de Pedro desde el público.
Más allá del motivo formal que ocasionó la realización del evento, el verdadero motivo político que llevó a la decisión de que CFK vuelva a hablar en público está relacionado al momento político del país. No es casual que tome un micrófono frente a sus seguidores cuando la economía empeora, el malestar social crece y luego de una gigantesca movilización, histórica en defensa de la universidad y la educación pública. De hecho ella misma hizo referencia a esa jornada calificándola como algo enorme que la sociedad protagonizó.
Está claro que eligió el momento para hablar. Y tras varios meses de un silencio marcado por el cálculo político, desplegó ahora una zaga de críticas fuertes al gobierno de Milei y a su rumbo económico, marcando en los hechos un giro para intentar aprovechar el descontento y tratar de intervenir en el ordenamiento del peronismo para que aparezca en mejores condiciones ante la sociedad, algo que hoy está lejos de suceder.
Causas e intenciones de sus críticas a Milei
CFK, sabiendo que su discurso sería replicado ampliamente por grandes medios y por las redes sociales, golpeó fuerte sobre la difícil situación que viven millones buscando empatizar con los sectores populares y medios, por eso le dijo al presidente: “Te puede haber votado el 60 por ciento de la gente, pero si después cuando sos gobierno la gente se caga de hambre, pierde el trabajo y no puede llegar a fin de mes, ¿de qué sirve?”.
En política todo es pensado, calculado, no hay casualidades. Y en este caso lo planificado por CFK fue intentar ubicarse como lo voz de millones de descontentos, como quien interpreta ese malestar y lo hace público. Lo políticamente planificado en esta ocasión fue para tratar de capitalizar políticamente un descontento que avanza, mediante la generalización pública de graves problemas reales ocasionados por Milei y el ocultamiento también público y calculado de las profundas responsabilidades del peronismo frente a lo que hoy está pasando.
CFK buscó entonces aparecer firme, con una crítica clara, llamó al proyecto oficialista “anarcocolonialismo” por la entrega que está realizando. Y aprovechando un momento político-social donde la defensa de lo público ganó un poco de terreno tras la enorme movilización educativa, criticó al gobierno por su plan privatista en diferentes terrenos y lo contrapuso al recuerdo de su gestión como presidenta, hablando de la recuperación de YPF, Aerolíneas, AYSA y de las jubilaciones.
Y también golpeó sobre un punto central del discurso de Milei al criticar el famoso “superávit fiscal” libertario. Así arremetió y dijo: “Es fácil decir que se tiene superávit fiscal si no se paga obra pública, no se giran fondos a las provincias, ni a las universidades. “Es como si ustedes en su casa, después de no haber pagado ninguna cuenta, dicen que tienen plata. No es cierto”.
Olvidos inaceptables
La situación es tan grave para millones de familias trabajadoras y para amplias franjas medias de la población, que las críticas vertidas por CFK parten de hechos de la realidad y hasta podrían haber sido aún mucho más profundas y variadas. La bronca y el malestar contra Milei no solo es justo, es creciente y generador de diversas acciones sociales y de lucha que apoyamos e impulsamos desde la izquierda en todo el país. Algo que, nos permitimos recordar, no hace el peronismo que reiteradas veces está ausente en la calle.
Y no hace falta en ese tema recordar mucho o ir hacia ejemplos pasados que los hay de a montones. Simplemente vamos a decir que este lunes se debatirá y votará en el Congreso una nueva ley bases con fuertes ataques a derechos obreros y populares, a las mismas jubilaciones que CFK dijo que su gobierno había defendido, pero ante esto no hay ninguna convocatoria ni de la CGT conducida por el peronismo, ni del PJ como partido ni de otras fuerzas que le son afines. Y en concreto, no hubo en todo el discurso de CFK una sola convocatoria a enfrentar esta nueva ley regresiva. Cuando es sabido que dentro del Congreso no alcanzan los votos para frenarla, sin que medie una fuerte movilización social y de lucha que presione a diferentes diputados y ponga en crisis el proyecto. Pero de esto no se habló en Quilmes y no es casualidad.
El “olvido” de mencionar este tema tan próximo y concreto, refleja la estrategia del conjunto del peronismo incluyendo a CFK, de no dar la lucha frontal contra Milei y sí ganar tiempo buscando derrotarlo en unas futuras elecciones. Pero sucede que en el medio de eso millones sufren el ajuste cada día. Es decir, ese tiempo calculado políticamente, lo pagan los mismos que no llegan a fin de mes y que CFK intentó comprender y apoyar en su discurso. Por esa razón, en lugar de convocar a organizar esta decisiva pelea como venimos haciendo desde la izquierda y volveremos a hacer este lunes frente al Congreso, finalmente llamó a que el gobierno cambie de rumbo. Y para cuidarse frente al establishment, el empresariado y frente a la base social libertaria, dijo “el presidente debe comprender y dar un golpe de timón a esta política…si lo hace lo vamos a ayudar porque nadie quiere que le vaya mal al país”.
De cabezas, sombreros y desastres previos
A sabiendas que en gran parte de la sociedad hay críticas fuertes a los últimos gobiernos peronistas y en particular al del ex presidente Alberto Fernández en particular, tuvo que ensayar alguna leve línea crítica al pasado reciente. La realidad es que fue muy de compromiso y muy alejada de la magnitud de las verdaderas responsabilidades, solamente dijo “tenemos una enorme responsabilidad como oposición, que es discutir el país que queremos reconociendo lo que hicimos, lo que nos faltó y mirando para adelante”.
Pero si miramos hacia atrás, la historia reciente muestra que el último gobierno peronista aplicó un fuerte ajuste, atado un acuerdo con el FMI con el cual convalidó la estafa previa de Macri y el Fondo, y que eso ocasionó millones de nuevos pobres, inflación incesante, salarios bajos y un descontento creciente que generó las condiciones para el ascenso de Milei. El libertario no llegó a la presidencia por casualidad sino por causalidad, fue creciendo en paralelo al desastre del peronismo en el poder, tal cual sucedió en otros países donde gobiernos de discursos progresistas defraudaron las expectativas y abrieron las puertas a nuevas ultraderechas, como en su momento sucedió en Brasil con el ascenso de Bolsonaro. El recuerdo de lo sucedido puede decir que CFK criticó en su momento al FMI y ese acuerdo, pero sobre todo dirá que no hizo nada para evitarlo y permitió que el mismo avanzara y lo sufriera la población. Este sábado en su crítica a Milei dijo: “Quieren acomodar la cabeza al sombrero. Pero, si no le entra la cabeza, agrande el sombrero, presidente, no achique la cabeza”. Solo que bajo el gobierno que ella diseñó y con el mandato del presidente que ella designó, cuando las cosas iban por mal camino CFK no utilizó ni la cabeza ni el sombrero, solo permitió que le siguieran apretando el cuello a millones de familias trabajadoras y eso no se puede olvidar con discursos. Las consecuencias de esa política están a la vista y hoy la sufren las mismas millones de familias y más sectores también.
Lo viejo no va más. Hagamos algo nuevo
En un importante tramo de su discurso CFK se dedicó a intervenir de lleno en la crisis del peronismo y a buscar orientarlo hacia un cambio, donde ella se postula a seguir jugando un rol importante de dirección, desde el cual aconsejó terminar con las peleas públicas en la TV y las críticas entre dirigentes. La mención al tema refleja la magnitud de la crisis del peronismo, que no encuentra cómo recomponerse, ni tiene nuevos referentes de peso ni apoyados por el conjunto y eso le sigue dando espacio a CFK por ser quien sigue teniendo peso en una franja de la base social del peronismo. El propio Mieli se refirió hoy al tema en una entrevista radial y dijo “Cristina Fernández de Kirchner necesita reagrupar la tropa y juntarla toda. Hoy es una bolsa de gatos, la misma que fueron gobernando y que generó uno de los peores gobiernos de la historia”. Hasta semejante personaje detestable como Milei se permite marcar el desastre en que vive el peronismo, mientras el propio discurso de CFK reavivó debates y diferentes posturas al interior del PJ.
Nuestra consideración sobre el tema, nuestra convocatoria a miles y miles de trabajadores y jóvenes que han creído y apoyado al peronismo, es que mientras impulsamos la mayor unidad de acción en la calle contra Milei y su proyecto, a la vez estamos en la hora de un cambio imprescindible, en un momento clave para no repetir los mismos errores, para no seguir dando vueltas sobre las mismas recetas fallidas que nos trajeron hasta acá. Hace mucho tiempo que la dirigencia del peronismo rompió por decisión propia con las tres banderas que le dieron origen: la soberanía política, independencia económica y justicia social. Causas justas que hoy solo la izquierda puede llevar adelante en el marco de un plan integral que rompa con todos los negocios capitalistas, ponga a las y a los trabajadores y sectores populares en el centro de la toma de decisiones y luche de verdad en la calle por derrotar a Milei y a todo su proyecto de ultraderecha. Este camino invitamos a fortalecer y a no perder más tiempo manteniendo la ilusión de que dentro del PJ habrá soluciones, cuando las mismas nunca llegarán.
Construir algo nuevo en esta etapa del país solo puede hacerse desde la izquierda. Ahí radica la responsabilidad del Frente de Izquierda Unidad que integramos e impulsamos desde el MST. Es el momento de que nuestro frente asuma su responsabilidad política y se juegue a dar un importante salto. Para eso proponemos la convocatoria a un enorme Congreso Abierto del Frente de Izquierda, a una instancia donde toda la militancia de nuestros partidos junto a referentes de la izquierda social, intelectuales, activistas socioambientales y de derechos humanos, asambleistas barriales, luchadores obreros y de la juventud y organizaciones aliadas podamos debatir a fondo como fortalecer una alternativa de izquierda anticapitalista y socialista. En un gran congreso así, cada cual puede llevar sus opiniones y propuestas, nosotros llevaremos nuestra propuesta de que el FIT-U deje de ser solo un frente electoral y se transforme en un gran movimiento político que agrupe a miles y miles de militante y que se postule como opción de poder frente a millones, única forma de pelear realmente por los cambios de fondo que hacen falta. La magnitud del ataque de Milei y las experiencias fallidas y decepcionantes del peronismo no hacen más que reafirmar la necesidad de este camino.