miércoles, 18 diciembre 2024 - 06:39

CFK en La Plata. Comenzó la campaña del mal menor en defensa del capitalismo

Lo que esperaba la militancia kirchnerista no ocurrió. No hubo definición de candidaturas. Ayer, jueves 27 de abril, Cristina Fernández de Kirchner dio un discurso el Teatro Argentino de La Plata en el marco de la inauguración de la Escuela Justicialista Néstor Kirchner, en donde lo que sí se lanzó fue la estrategia electoral. Polarizar con Javier Milei y Juntos por el Cambio pareciera figurar como el elemento central de la retórica del Frente de Todos, que se hizo presente en los palcos con diferentes funcionarios y dirigentes de todas las tribus de la coalición. También vale destacar que la polarización, en menor proporción, valió para la izquierda. Ya que según la vice, el capitalismo es el sistema más “eficiente” y no hay lugar para luchas anticapitalistas. No faltó la gimnasia de siempre: mostrarse como una dirigente ajena al gobierno que formuló con su birome, poniendo a Alberto Fernández como presidente. La defensa de un sistema en decadencia como botón de muestra de la coalición gobernante que prometió terminar con herencias que profundizó.

La campaña del mal menor

Javier Milei, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, Domingo Cavallo y Mauricio Macri fueron los apuntados en el extenso balance económico que presentó Cristina en su charla de ayer. La promoción como mal menor dentro del sistema encontró como punto de polémica a los personajes mencionados. Estableciendo un paralelismo entre lo que fue el gobierno de la Alianza y la promovida propuesta de dolarización del liberal, la vice buscó emparentar la catástrofe que significó el plan de Cavallo para indicar el camino de lo que propone Milei. Además, sumó al jefe de Gobierno porteño a esa experiencia y a la actual presidenta del PRO para remarcar de dónde viene su ADN político.

CFK también sumó, para machar contra la nefasta propuesta de dolarización, que significaría un mazazo para los ingresos populares, que “la dolarización es peor que la convertibilidad”, medida llevada a cabo bajo el menemismo. Lo que se olvidó de indicar en el discurso la vicrepresidenta, es que tanto ella como Néstor Kirchner fueron parte integrante de ese proyecto político, que significó la peor estafa para el pueblo trabajador; tampoco que otro hijo político del menemismo, como Sergio Massa, es quien lidera el curso de la economía conjuntamente con funcionarios que también fueron parte de la Alianza. El caso más emblemático es el de Daniel Marx, funcionario que estuvo implicado en la estafa del Mega Canje y hoy forma parte del equipo del tigrense.

La polarización que planteó con la derecha de Juntos por el Cambio y los liberfachos fue en el marco de mostrar un análisis de lo injusta que es la estructura económica del capitalismo argentino. Sin embargo, emulando la marca registrada del Frente de Todos, lo hizo partiendo de la impotencia de remarcar que no hay posibilidades de cambios cualitativos, sino sólo posibilidades de una administración del proceso de producción que apenas mengüe los resultados calamitosos en términos sociales. Despotricar contra la estructura impositiva y el mecanismo de fuga de capitales pareciera un chiste de mal gusto luego de las experiencias de gobierno propias, la de Néstor y la actual que comparte con Alberto.

Parte de la herencia kirchnerista es haber sostenido una estructura impositiva regresiva, como la Ley de Entidades Financieras, que perdura desde la promulgación de Martínez de Hoz y es un elemento central para la fuga de capitales tan denunciada por la actual funcionaria.

La vicepresidenta dijo que: “tenemos que hacer un programa de gobierno, no hay que pelearse”. Un programa que, en los términos que plantea la otra variante patronal, sólo se diferencia del shock en la idea de administrar un acuerdo espurio del FMI bajo una supuesta “unidad nacional”, profundizando el extractivismo y la entrega de soberanía nacional, porque es lo único posible en estos tiempos.

La campaña del mal menor esta vez, vale recalcarlo, hace explícito que para Argentina sólo hay lugar de proyectos políticos que admitan como posible vivir con un 30% o 40% de la población sumida en la pobreza.

“No se hagan los rulos”

Gran parte de los seguidores de la vicepresidenta esperaban principalmente definiciones políticas con respecto a las candidaturas para las elecciones de este año. Sin embargo, más allá de algunos indicios, Cristina no dijo nada explícito.

Las frases “Yo ya viví, di lo que tenía para dar” y “No se hagan los rulos” parecieran dar por tierra la posibilidad de una candidatura propia a la presidencia, maniobra excusada en la proscripción autoimpuesta. Sin embargo, con la crisis política y económica en curso, nada es descartable hasta último momento. Pero sí vale destacar que el aval que le venía dando a Massa desde el silencio, ayer fue con palabras. El comportamiento del jefe de Hacienda durante la corrida cambiaria fue festejado.

Pareciera que esta vez la birome de CFK apuntaría al tigrese como candidato (¿de consenso?) dentro del experimento del Frente de Todos. No faltaron personajes del Frente Renovador ayer en el teatro. Tampoco los elogios de la vice a quien lleva un plan descarado de ajuste contra los sectores populares, que fueron de importante magnitud.

El FMI no se toca

A pesar de reconocer la pesada herencia que significa el préstamo del FMI que Mauricio Macri tomó, y reconocer que significa un condicionante para varias generaciones de argentinos, Cristina volvió a reafirmar que romper con el organismo no es un horizonte posible.

Responsable con las estafas, indicó que “nadie dice que no haya que pagar, queremos que se revisen las condicionalidades”. En breve, como lo está intentando Massa, se revisarán las condiciones; pero se pondrá la bota del Fondo con más presión sobre nuestra cabeza. Se rumorea que exigirá avanzar con la quita de subsidios en las tarifas energéticas, y además establecer una devaluación general del peso.

El “lastre” que dejó Cambiemos hay que pagarlo sin más. Para la vicepresidenta sólo es posible “en el futuro (…) discutir que las sumas que se paguen al FMI estén atadas, como un porcentaje, al superávit comercial”. El futuro parece que llegó hace rato.

Por eso también el gobierno que conforma ha avanzado con reuniones permanentes con la generala Laura Richardson del Comando Sur de Estados Unidos. Bajo la economía reprimarizada que tanto explicó CFK se buscará entregar todos los bienes comunes para ser expoliados, y de esa forma cumplir con una estafa que nadie necesita investigar para saber que no debe pagarse ni un solo dólar de todos los que fueron fugados bajo el gobierno de Macri.

Denunciar que el acuerdo con el Fondo es el condicionante más grande y a la misma vez pensar que existe un desarrollo bajo su supervisión es casi un oxímoron político. Quejarse del nuevo acuerdo por su carácter inflacionario, pero a la misma vez cumplir todas las indicaciones del mismo refleja un doble discurso propio para tapar los males que significa para los sectores populares.

El capitalismo no es eficiente, es la raíz de todos los problemas

Cerca del final de su discurso, la vicepresidenta tuvo un giro de 180° que la hizo mirarse en un espejo con el “pelífero”. Como una militante liberal enfatizó que “el capitalismo es el sistema más eficiente”. Además remarcó que no hay lugar para salidas anticapitalistas, una defensa estricta del sistema que genera todos los males. La fuga denunciada de manera recurrente por CFK no responde más que a la estructura del capitalismo local, que bajo sus gobiernos no se modificó un ápice. El atraso del aparato productivo y el fortalecimiento del poder financiero sólo es posible bajo administraciones que respetan y entregan todo para cumplir con el pago de la deuda externa bajo todas sus variantes, ya sea ante organismos de créditos o fondos buitres.

Pensar que “no nos va a salvar Vaca Muerta, no nos va a salvar el litio, nos va a salvar el trabajo, la tecnología, la innovación, sino generar distribución del ingreso que produce una sociedad más equitativa”, es la verdadera utopía. No hay posibilidad de nada equitativo bajo este capitalismo de guerra contra la clase trabajadores. Sólo basta revisar el comportamiento del último gobierno de la vicepresidenta, donde se dio una transferencia de US$ 85.000 millones del sector asalariado al capital en lo que respecta al reparto del total de la torta nacional.

Hay salida a la crisis y este modelo, es anticapitalista y socialista

Se puede terminar con el capitalismo, se debe hacer. Nadie afirma que es una lucha fácil confrontarse con los poderes concentrados, pero para los trabajadores y la juventud no es ninguna estrategia política válida conformarse con este estado de miseria permanente.

Terminar con los males denunciados por la propia CFK requiere de medidas de ruptura con los dueños de todo que son los que generan la crisis. Principalmente hay que terminar con el mal de todos los males, el condicionante número uno: el FMI. Hay que romper relaciones con ese organismo, dejar de pagar, que no salga un dólar más en dirección al pago de esa estafa que fue convalidada por el Frente de Todos. No es una medida imposible de realizar. Para frenar cualquier tipo de corrida cambiaria o fuga de capitales también es necesario nacionalizar la banca, terminando con el manejo de nuestros recursos en manos de capitales bancarios extranjeros y privados. Son los usuarios, los pequeños ahorristas, juntos con los trabajadores quienes tenemos que decidir qué hacer con los dólares que tenemos.

Además, para sumar a medidas concretas, hay que nacionalizar el comercio exterior, todo. El manejo estatal de los puertos, hoy todos privatizados, es la única manera de terminar con los grandes monopolios que manejan casi el 40% de todas nuestras exportaciones. No es algo imposible de hacer, sólo hace falta la voluntad política para encarar un proceso que termine con el sometimiento del gran capital.

Estas propuestas entre otras, como la recomposición de los ingresos para los trabajadores, jubilados y programas sociales, son las que proponemos desde el MST en el FIT-Unidad y vamos a estar defendiendo el 1° de mayo en la plaza, en el Día internacional de los trabajadores, como políticas necesarias para terminar con este sistema capitalista que nos condena a diario.

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