miércoles, 18 diciembre 2024 - 20:06

Cerca de la invasión terrestre. Genocidio sionista contra el pueblo palestino

El feroz ataque de Israel sobre la Franja de Gaza ya se ha cobrado más de 6.000 muertos y 18.000 heridos. Su bloqueo asesino a sumido a su población en una cruel crisis humanitaria. Mientras prepara la invasión terrestre, en medio de tan terribles condiciones continúa una dura resistencia palestina y la movilización internacional desatada amenaza con frenar los planes genocidas.

La mitad de las victimas mortales y heridos son niños. El bloqueo total que ejerce Israel está dejando sin agua, alimentos, combustibles y electricidad a una población de 2.300.000 palestinos que vive en una verdadera «cárcel a cielo abierto». Lo centros sanitarios, muchos de los cuales han sido atacados por el bombardeo, se han declarado en total emergencia ante la falta de combustible para abastecer sus usinas. El uso de agua contaminada preanuncia epidemias y duras enfermedades y la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos ha declarado que, por este tema, tiene que clausurar sus actividades. También está bloqueado el ingreso de alimentos, para una población que depende en un 80% de la importación de los mismos, por lo que la organización humanitaria Oxfam acusa a Israel de utilizar el hambre como arma de guerra.

En ese terrorífico cuadro, en el cual la ayuda internacional vía la frontera con Egipto se ha reducido a unos pocos camiones que no alcanzan para cubrir semejante desastre, el gendarme imperialista está preparando la invasión directa a la Franja, con el apoyo de EEUU, Francia y el imperialismo europeo para, con la excusa de terminar con las bases del Hamas, dejar tierra arrasada y provocar un genocidio sin antecedentes en la zona.

Cada día que pasa los bombardeos de Israel cobran nuevas víctimas entre la población gazatí. Israel ya ha lanzado más de 12 mil toneladas de explosivos sobre la Franja equivalentes al potencial de la bomba atómica arrojada sobre Hiroshima. La noche de entre los pasados 23 y 24 de octubre fue, quizás, una de las más mortíferas. En esa oportunidad las bombas sionistas se cobraron la vida de 700 palestinos, la cifra más alta en 24 horas desde que comenzó el ataque israelí.

Pero el ataque sionista no se remite solo a la Franja de Gaza, aunque este sea su principal objetivo, se multiplican los palestinos asesinados en Cisjordania, donde ya suman más de 100 después del 7 de octubre. Recientemente un bombazo sionista se cobró varias vidas palestinas en la localidad de Jenin. A esto debe sumarse la detención de palestinos fuera de la Franja, que ya sumarían 1.200 personas, sin considerar a los trabajadores gazatíes que laboran en Israel, impedidos de volver a sus domicilios, perseguidos e investigados acusados de ser cómplices del reciente ataque del Hamas. La tortura –legal en Israel- en las cárceles ha ido in crescendo y en los últimos días se cobró la vida de dos dirigentes palestinos presos, entre los miles de presos palestinos que ya existen.

El envío de dos flotas de guerra y decenas de aviones de combate de los EEUU, la visita de Biden y su apoyo al gobierno del asesino Netanyahu, la negativa yanqui en la ONU a una tregua humanitaria propuesta por Brasil, el envío de especialistas norteamericanos en combate urbano para asesorar a los 300.000 soldados sionistas que rodean la Franja, más la gira del presidente francés Macron, buscando convencer a los gobiernos árabes de formar una coalición internacional contra el Hamas -como la que funcionó contra el ISIS- son algunos de los elementos que muestran el total apoyo imperial, más allá de tal o cual matiz táctico, a la aventura guerrerista y genocida del gobierno israelí.

El bombardeo al hospital provocó un giro en la situación

La acción del Hamas, -organización con la que tenemos diferencias irreconciliables- frente a una creciente agresión sionista sobre los territorios y derechos de los palestinos, tuvo como efecto inmediato que el Estado genoci-da de Israel lanzara una campaña de propaganda victimizándose, como si no existiera un conflicto de 75 años de antigüedad, desde la proclamación de ese enclave imperialista usurpador de la tierra habitada por el pueblo palestino que usa métodos de apartheid y exterminio contra la población nativa.

Su «venganza», en nombre de un supuesto «derecho a la defensa» que los gobiernos imperialistas le reconocen, ha sido brutal. Sus bombardeos incesantes han borrado barrios enteros, su reclamo a que un millón de gazatíes se muden en 24 hs. desde el norte hacia el sur de la Franja, más su bloqueo total de la Gaza, ha generado una crisis humanitaria que se suma a los miles de muertos asesinados por sus bombardeos sobre la población civil. Pobladores asesinados salvajemente tras el eufemismo de que constituyen un daño colateral necesario para derrotar a Hamas y la resistencia palestina.

Dentro de estas acciones genocidas, se encuentra el bombardeo israelí al hospital Bautista Al-Ahli que dejó la cifra de más de 500 muertos, muchos de ellos niños pequeños, despertó una ola de indignación mundial que provocó enormes movilizaciones de solidaridad, provocando un primer giro en la situación, que preanuncia nuevas y mayores acciones de solidaridad si el sionismo continúa con su masacre actual.

Israel tiene el quinto ejército más importante del mundo, pero no ha podido quebrar la resistencia palestina. Se registran combates, pese a la desigualdad de fuerzas. Existen protestas en la Cisjordania, se han registrado enfrentamientos con el Hezbollah en la frontera libanesa y disparos desde la vecina Siria. Son públicas las reservas y discusiones al interior del bando sionista sobre el posible alto costo que le puede significar el ingreso masivo a la Franja, con el que viene amenazando.

Montada en esta heroica resistencia se ha desatado una enorme movilización internacional que no deja de crecer. En primer lugar, en los pueblos árabes, miles en Jordania -cuyo gobierno es cómplice directo de Israel- enormes movilizaciones en Irán, Tunes, Egipto, en Turquía, entre otras naciones. Movilizaciones multitudinarias en el Reino Unido, España, Francia, EEUU y otros países europeos, pese a las maniobras antidemocráticas de sus gobiernos imperialistas que han tratado de impedirlas. Acciones en América Latina -entre ellas en nuestro país- y otros continentes.

Esta movilización mundial puede quebrar la ofensiva sionista, como quebraron las movilizaciones en EEUU la ofensiva de los yanquis en Vietnam. De hecho, hay gobiernos como el de Turquía, miembro activo de la OTAN, que se ha visto obligado a condenar el genocidio. Otro tanto el de Omán, para no mencionar a aquellos que a cuenta gotas han enfrentado a Israel, como el gobierno iraní, catarí o la activa milicia libanesa del Hezbollah.

En este marco, fracasó totalmente la conferencia del sábado 21 pasado en el Cairo, en la cual varios gobiernos árabes y europeos pretendían acordar alguna fórmula que diera una salida favorable a los intereses sionistas e imperialistas en la región. Macron por su parte, fue recibido por una movi-lización de jordanos que repudiaban su visita y no se espera tenga mejor suerte en el resto de su gira actual por Medio Oriente.

En su propuesta de una coalición internacional para enfrentar al Hamas reflota, junto a los yanquis, Putin, China y la mayoría de los gobiernos capitalistas, o la colaboracionista Autoridad Palestina de Cisjordania, la fraudulenta política de «dos estados». Algo que se ha demostrado como una gran utopía reaccionaria frente a un enclave imperialista, como es el Estado de Israel, cuyo objetivo estratégico es terminar de liquidar al pueblo palestino y adueñarse de todo el territorio de miras a construir la Gran Israel.

Se puede parar el genocidio sionista

Más que nunca la suerte de la resistencia palestina está en manos de la movilización mundial de los pueblos. Como nunca, su suerte no depende de las «democracias» imperiales, que siem-pre han sido (con discursos edulcora-dos) cómplices del sionismo en su lucha contra los pueblos árabes. Tampoco de los gobiernos árabes, que se dicen solidarios, pero pactaron directamente con el gendarme sionista como Egipto o Jordania, o desde la oposición han ayudado muy escasamente a este heroico pueblo.

Por eso, es la movilización internacional en curso, y su profundización, un factor fundamental para que la resistencia no sea aplastada y sumir en una dura derrota política al gendarme asesino de Israel y a los gobiernos imperialistas que lo sostienen. Desde el MST en el FITU y desde la Liga Internacional Socialista-LIS de la que somos parte integrante, seguiremos poniendo todo nuestro apoyo incondicional para que esta lucha triunfe.

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