jueves, 26 diciembre 2024 - 08:23

Centenario del PCCh. De la revolución socialista a la restauración capitalista

El pasado 1 de julio el Partido Comunista Chino cumplió 100 años de vida. En este artículo abordamos algunos debates sobre las transformaciones producidas al interior del mismo. De 1921 hasta la actualidad, su historia estuvo trazada por procesos revolucionarios y contrarrevolucionarios a tal punto de culminar en la restauración del capitalismo en China.

La antesala de la aparición del PCCh

Para poder situar los orígenes del PCCh, es necesario rememorarnos a los procesos que vivenció el país que lo vio nacer. La expoliación generada por el colonialismo de Inglaterra[i], Japón[ii], Francia y Estados Unidos, fueron elementos constituyentes de la decadencia de la dinastía Qing y por ende del imperialismo chino, que se vislumbró a fines del siglo XIX y principios del XX.

El sentimiento anti-imperial y de liberación nacional por parte de las grandes masas chinas dio surgimiento al Kuomintang (partido de la burguesía), liderado por Sun Yat Sen, que en 1911 encabezó la revolución democrático burguesa triunfante en el país. Sin embargo, la burguesía en el poder se topó con todas las contradicciones que en ese momento el orden mundial capitalista arrojaba.

Para lograr sobrevivir se volvió dependiente de los capitales extranjeros, si avanzar en su expulsión y la independencia nacional. Tampoco resolvió el problema de la tierra, de peso muy relevante.

Los orígenes del PCCh

En el ocaso de la Primera Guerra Mundial, “(…) se produjo un gran desarrollo industrial, desigual y dependiente, sirviendo a los intereses extranjeros más que a los nacionales. Pero esto estimuló la presencia del movimiento obrero en la escena nacional y en las principales ciudades[iii]. Sin dudas lo descrito motivó, conjuntamente con el impacto de la Revolución Bolchevique del ´17, el nacimiento del PCCh en 1921. El apoyo de Lenin y la Internacional fueron determinantes en el surgimiento de este partido revolucionario que se constituyó sobre la base de una decena estudiantes y profesores universitarios, pero tuvo un crecimiento acelerado para los últimos años de la década del ’20 del siglo pasado. La inserción de los mejores cuadros en el movimiento obrero impulsando la formación de sindicatos e interviniendo en las confrontaciones entre los trabajadores y el movimiento de masas contra el partido gobernante dio sus frutos. Para 1927 se había convertido en referencia para grandes franjas llegando a tener más de 55.000 militantes. Esta ubicación se vio desaprovechada por la política internacional del Komitern, ya bajo la dirección de Stalin, induciendo para el partido chino una política de conciliación de clases con el Kuomintang. Esta orientación, que reflejaba la teoría de la Revolución por Etapas, en donde la tarea del PC se circunscribía al apoyo de la burguesía nacional para quitarse de encima las garras del imperialismo y posteriormente desarrollar el capitalismo en China, fue la consecuencia de las derrotas de las revoluciones del ´25 y ´27. Un hecho que puso de relieve una tesis esbozada por Trotsky: “las clases gobernantes de los pueblos coloniales y semicoloniales son incapaces de liderar la lucha contra el imperialismo en tanto esta lucha tome la forma de un movimiento revolucionario de masas[iv].

La larga marcha y la metamorfosis del partido

Luego de la derrota y la masacre sufrida en Shanghái y Cantón, el PCCh quedó diezmado. El baño de sangre que le propinó el partido de Chiang Kai-shek, provocó un reflujo que motivó cambios profundos en el interior del partido. La dirección quedó en manos de Mao Tse Tung, quien desarrolló la actividad de la organización ligada a las grandes masas de campesinos pobres, entusiasmadas por la revolución agraria que el partido pudo llevar a cabo en la localidad de Juchi, donde en 1931 se declara la República Soviética, haciendo reaccionar al gobierno nacional con una ofensiva, que obligó la “larga marcha” hacia la provincia de Shenshi. Conjuntamente a este hecho, comienza la metamorfosis del partido, producto de su composición y la orientación tomada por Mao de transformarse en ejército guerrillero.

La década del ´30 también estará marcada por la ofensiva de Japón para convertir a China en una colonia, volviendo a motivar el sentimiento de liberación-nacional. Culminada la segunda guerra mundial, con Japón en el bando de los derrotados, el partido de Mao no avanzó contra el gobierno nacional aún detentado por el Kuomintang. El PCCh se sumaba, una vez más, a la política stalinista de la conciliación de clases.

En 1949, sin embargo, apoyados por la ola expansiva de la victoria sobre el nazismo, el PCCh desató una guerra civil contra el Kuomitang luego de que este rompiera el acuerdo de ir hacia una Asamblea Constituyente y la unificación de las fuerzas armadas (Ejército Popular de Liberación y Ejército Nacional Revolucionario). La victoria conquistada por el PCCh impactó en gran parte de la vanguardia mundial, volviendo la guerra de guerrillas como método predilecto para la toma del poder, haciendo todo tipo de abstracciones y generalizaciones, sin considerar las condiciones que permitieron el triunfo de ésta en China. Como lo resaltó Nahuel Moreno, el revisionismo de ese entonces se podía caracterizar de pre-troskista, donde “la revolución permanente va siendo redescubierta por distintos segmentos de ellos. Hasta ahora han llegado, a lo sumo, a una variante revisionista y evolucionista de esta teoría: la revolución avanzará inexorablemente del campo a la ciudad, de los pueblos coloniales a los industrializados, de la guerrilla a la toma del poder, negándose a considerarla en toda su dialéctica y amplitud[v].

Del gobierno de Mao al presente

Repasar del ´49 al presente la vida del PCCh puede provocar que nos salteemos eventos importantes. Pero si hay algo a resaltar, son los efectos provocados por no haber profundizado la revolución y que la potencia de la misma sólo se haya circunscripto a los límites del país. Partiendo de la convivencia optada por Mao con grandes señores terratenientes y la adopción de un régimen burocrático calcado al del stalinismo en la URRS, con partido único y el rechazo a la democracia obrera y campesina, el futuro de vida del PCCh tenía un resultado avizorado.

Como todo lo que no avanza retrocede, el PCCh luego de haber sido uno de los responsables de haber llevado a cabo una revolución, se convirtió en su némesis restaurando el capitalismo. Todas las reformas introducidas por parte del grupo de los “pragmáticos”, que tuvo como corolario el baño de sangre en la rebelión de Tiananmen en 1989, explican de algún modo que hoy China, de la mano de este partido centenario, se encuentre como una potencia imperialista.

La dirigencia del PCCh, ya constituida como una nueva clase burguesa, quiere imprimir un discurso engañoso, señalando que en el país asiático existe un “socialismo de características chinas”, motivo de la prosperidad en los indicadores económicos. Pero en verdad lo que existe es una restauración capitalista donde predomina una extracción de plusvalía a niveles históricos de los trabajadores chinos que viven, en muchos casos, en condiciones paupérrimas. A 100 años del PCCh, la conclusión imperiosa para el presente de los trabajadores del gigante asiático, es la construcción de una nueva organización para la lucha por el socialismo revolucionario, con democracia obrera e internacionalista.


[i] La guerra del Opio en 1842 es un caso emblemático en el que Inglaterra, por medio de la lucha armada, conquistó los puertos chinos para su propio comercio.

[ii] En 1985 Japón invade a China e imprime, mediante un tratado, una sumisión colonial que equivale a la firma de un tratado donde se apodera de gran parte del mercado portuario y algunas anexiones de territorios, principalmente el norte de China.

[iii] Héctor A. Palacions. China. De Mao a los Príncipes Rojos.

[iv] León Trotsky. Las relaciones entre las clases en la revolución china.

[v] Nahuel Moreno. Las Revoluciones China e Indochina.

Noticias Relacionadas