Los recientes anuncios sobre el vertiginoso aumento de la pobreza y el descontrol en el aumento del precio de los alimentos, en particular en la carne, sumado al fracaso de la política oficial para contenerlos, obligaron al gobierno a anunciar el cierre de las exportaciones por 30 días de este producto básico de la alimentación de los argentinos. ¿Se mantendrá firme o volverá a recular?
La pregunta no es capciosa. Por ahora el cierre de exportaciones es un anuncio que tiene que reglamentarse legalmente. Los empresarios del sector, acaudillados por la Mesa de Enlace, acaban de decretar un cese de comercialización de la carne, un lockout patronal que durará diez días a partir del próximo jueves. Incluso gobernadores del PJ, como el santafesino Omar Perotti, han salido a apoyar el reclamo de los exportadores. El gobierno ya reculó en el pasado con la expropiación de Vicentín, con el cierre de exportaciones del maíz y con una anterior amenaza de cierre de las exportaciones cárnicas para evitar que los argentinos paguemos la carne al precio internacional.
Lo único que logró es un acuerdo con los frigoríficos para ofrecer 11 cortes por un total de 8 mil kilos mensuales, un poco más del 3% del consumo total, para hacer campaña electoral. Pero justamente en un año electoral, con un aumento descontrolado de precios, necesita que el asadito vuelva, aunque sea por un tiempo, a la mesa de los argentinos. Es que la carne representa -en muchos casos representaba- un 20 % del consumo de los alimentos en nuestra dieta tradicional.
Con un aumento interanual del 65,3% desde abril del 2020 contra una inflación del 46,3% en el mismo período, con subas del 80% en cortes como la tira de asado, el matambre, el peceto o la cuadrada, que se consiguen entre $ 700 y $ 800 por kg., se cuenta entre los alimentos que más subieron y que son prohibitivos. Tanto que en un reciente programa periodístico mostraron una carnicería que acepta pagos con tarjeta de crédito en tres cuotas.
Es por estos precios, que nos encontramos en el “país de la carne” en el momento de más bajos niveles de consumo de productos cárnicos de toda nuestra historia. Apenas 46 kg. por año por habitante contra un máximo de 100 kg. En épocas del general Perón. Por esto, el consumo de proteína animal ha incorporado fuertes cantidades de pollo o cerdo, que eran menores en la dieta alimentaria del país. Ahora, los empresarios cárnicos y sus propagandistas alientan al cambio en la dieta alimentaria tradicional con tal de seguir sacando fuertes ganancias con la exportación de la carne.
En el país de las vacas, ¿por qué aumenta tanto la carne?
Porque los empresarios pretenden que les paguemos el precio en dólares que obtienen con las exportaciones, que vienen creciendo mucho. En particular a China, que se lleva el 70% de lo que exportamos. Exportaciones que representan un 30% de lo que producimos y representaron un ingreso de divisas al país de 3.000 millones de dólares en el 2020, con un record de 900.000 toneladas de exportación. Cuando se les pregunta a estos empresarios porque son tan altos los precios locales, nos dicen que la carne no aumenta ni esta cara (en dólares), “lo que están bajos son los salarios”.
Como la brecha entre los salarios (en pesos) y los precios (en dólares) es cada vez mayor, no hay manera de parar los aumentos y el gobierno, que se venía resistiendo a esta medida de cerrar las exportaciones, se ha visto obligado a tomarla para que baje el precio, al tener que volcarse mayor producción en el mercado local. El precio “argentino” de la carne, solo se explica entonces por el manejo monopólico de esta industria.
Pocos y grandes frigoríficos exportadores, con los que el gobierno intenta llegar a acuerdos son los que manejan el negocio. La mayoría de ellos como el Frigorífico Gorina (gestionado por la familia Riusech), Arre Beef (familia Borrel), la Compañía Bernal o el frigorífico Friar (perteneciente al grupo Vicentín), figuran entre los integrantes del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC) con los que viene negociando el gobierno y a los que Fernández anotició la medida del cierre de exportaciones. (1)
También dentro de los que pesan fuerte en la formación del precio de la carne podemos mencionar a los supermercados (que con algunos frigoríficos son los encargados de ofrecer el plan oficial de cortes baratos). Muchos de los ellos intervienen en varias puntas de la cadena de producción y comercialización, dejando a las carnicerías de barrio, que son las principales bocas de expendio, fuera de los grandes negocios. Para tener idea de los márgenes que se manejan, el kg. de asado en pie se paga a $ 200 y para luego venderse a $ 800 al público el producto final, ¡cuatro veces más!
El lookout patronal
Los empresarios amenazan con hundir la producción cárnica del país si el gobierno toca sus enormes márgenes de rentabilidad. Sus defensores políticos y periodísticos señalan la experiencia del 2006, cuando Néstor Kirchner realizó un cierre de exportación por 180 días ante una situación similar. Como producto de esta medida, sostienen, se bajó en un 20% del stock ganadero, se cerraron frigoríficos, se despidieron trabajadores y al cabo de un tiempo, luego de varios años de precios bajos, la carne volvió a aumentar. Perdiéndose, además, mercados internacionales de exportación. Luego con la política pro empresaria y sin controles de Macri, el negocio volvió a florecer.
Lo cierto es que cuando los capitalistas de la carne vieron bajar sus márgenes se dedicaron a plantar soja y reducir su negocio cárnico, sin que Néstor o Cristina se lo impidieran. Ahora, de paso chantajean a un gobierno sediento de dólares (las exportaciones tienen también una retención del 9%) para pagar los compromisos con el FMI.
Basta de buitres empresarios. Primero está la soberanía alimentaria de nuestro pueblo
En momentos en que el país atraviesa una tremenda crisis sanitaria y social con cifras de 30.000 contagiados y 700 muertos por día, cuando las cifras de pobreza e indigencia escalan día a día y la UCA ya habla de un 52% de pobreza, la voracidad de estos grandes pulpos empresariales por defender hasta el último centavo de sus ganancias extraordinaria plantea la necesidad de un cambio radical en el modelo de producción de alimentos del país. Algo que para este gobierno del Frente de Todos es imposible de realizar, ya que lo único que pretende es llegar a algún acuerdo que impida que estalle todo, y más en estos momentos pre electorales.
Frente al lockout patronal debe aplicarse la ley de abastecimiento. No puede permitirse en medio de esta crisis el paro de comercialización. A los grandes empresarios y pulpos monopólicos que resistan hay que expropiarlos directamente sin indemnización, nacionalizar sus empresas y ponerlas a funcionar con el control de sus trabajadores.
Debe cambiarse el modelo de producción y comercialización de carnes (y del resto de los alimentos). Priorizando la alimentación de nuestro pueblo, con los precios baratos que deben existir en un país productor de alimentos. Para evitar el impacto de los precios internacionales sobre los precios locales debe nacionalizarse el comercio exterior y en el caso de la carne deben crearse organismos estatales reguladores que, como la desarticulada en los‘90, la Junta Nacional de Carnes, regule el precio. Organismos reguladores que estimulen y apoyen a los pequeños productores descargando fuertes impuestos sobre la concentración monopólica. Que elaboren un sistema de retenciones segmentadas a la exportación, aumentando sustancialmente las imposiciones actuales sobre los grandes capitalistas del sector.
Estas medidas deben ser parte de un plan para cambiar el actual modelo extractivita y envenenador de nuestro suelo y ambiente, que favorece el monocultivo y la concentración de la tierra y las rentas por otro modelo agro ecológico, que repueble el campo con miles de agricultores, produzca para la mesa de los trabajadores argentinos y utilice los saldos exportables al servicio de las necesidades de industrializar el país.
No compartimos que un nuevo modelo rural debe estar basado únicamente en la agricultura familiar. Esta debe articularse con una fuerte presencia del Estado que aproveche las enormes ventajas de nuestro territorio para desarrollar una economía rural planificada,utilizando todos los elementos técnicos y el conocimiento científico que posee nuestro país.
Finalmente, los caraduras defensores de las ganancias patronales chicanean que si el gobierno volcara el 9% de lo que obtiene por retenciones al mercado local “podía regalar la carne”. Omiten que este gobierno, como el anterior, junta cada dólar que entra para pagar la fraudulenta deuda externa que pesa sobre este país y que es el pilar de un modelo de dependencia y explotación, del cual tanto los empresarios de la carne como los dirigentes de este gobierno o de Juntos por el Cambio son parte fundamental, aunque se disputen que pedazo de la torta y de la renta que se lleva cada uno.
- Artículo Carne: los frigoríficos que se reunieron ayer con Fernández expresaron su postura, publicado por Agrofy News, 18/05/2021.