Ministro, candidato y personero del FMI. Todas las funciones que se sintetizan en la persona de Sergio Massa, quien el pasado martes 27 de junio, en la Convención Anual de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) confirmó: “Se está tratando de saldar la discusión del próximo semestre, o dos trimestres, con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y en las próximas horas se va a conocer el programa con el organismo”. Una revelación que no tiene nada de novedoso. Así, el candidato a presidente por Unión por la Patria, en modo de campaña, continúa con la propaganda de una política que arrastra del gobierno que forma parte: pagar sin investigar la fraudulenta deuda que tomó el gobierno de Mauricio Macri.
Asumió como “súper” ministro de Economía con el activo de tener buenas relaciones con la Casa Blanca y a la misma vez teléfono directo con el Fondo. Tantos viajes a Estados Unidos resultaron con el éxito que Massa pretendía y con el mazazo que significará para las mayorías sociales un nuevo acuerdo con el organismo de crédito. Haber legalizado la estafa macrista, tarea realizada con importante labor del tigrense cuando era presidente de la Cámara de Diputados, como lo informó Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), sólo ha significado un recorte consecutivo de once meses en el gasto primario, que comprende jubilaciones, asignaciones familiares y la Asignación Universal por Hijo.
Ahora con su candidatura ya lanzada, Massa quiere hacer creer que el FMI es un mal al que el país no tiene que volver más; pero raramente, para sacarlo de encima, tal como lo hacen Alberto y Cristina Kirchner, insiste en que hay que honrar su estafa. En la CAMARCO sostuvo: “Una obsesión que tiene que tener el próximo presidente es juntar todos los dólares que Argentina necesita para pagarle al FMI y volver a sacarlo de la Argentina para no volver nunca más”. Palabras que, como todos señalan, buscan emparentarse con lo que hizo Néstor Kirchner, un pagador serial de la deuda externa que acribilló los ingresos de los trabajadores y mayorías populares.
Sin ser un chiste y pensando en una amnesia generalizada en el país, quien recibe órdenes de la embajada norteamericana y ha acordado cada medida de gobierno con la gestión de Biden también se animó a decir: “¿Qué significa ir al Fondo? Para que entendamos qué representaron los 44 mil millones de dólares de 2019. Significa asumir metas, compromisos y obligaciones en términos de programa económico. Ceder en parte tu autonomía para atarte a un programa que es el que explica la capacidad de repago de tu país”. Si hay alguien que ha dado continuidad a las políticas y programas del Fondo que en primer lugar tomó Macri fue Massa, con la anuencia de sus socios políticos del frente peronista. Volviendo al informe de la OPC, el programa económico al que ahora Massa denuncia pero en esencia aplica ha significado “reducciones en las asignaciones familiares (30,0% a/a), en los subsidios a la energía (20,0% a/a) y en las jubilaciones y pensiones (5,4% a/a)”. A la par, durante el mismo período de once meses atrás, los intereses de la deuda subieron un 17,8%.
Seguramente el nuevo acuerdo, como se especulaba tiempo atrás, antes de que la discusión política entrara en la fiebre electoral, signifique condiciones leoninas para los trabajadores y una continuidad en la profundidad del ajuste. Además, como el propio Massa indicó, sólo se trataría de un nuevo acuerdo con un plazo que alcanzaría nada más a diciembre. Entre las peticiones del FMI se mencionaban devaluaciones de grandes porcentajes, cercanas al 100% para, según los burócratas de Washington, “corregir” la brecha cambiaria. De darse acciones de este tipo, por más que sean de menor tenor, con el estado de reservas del país significaría entrar en un proceso de espiral inflacionaria aún mayor al que vive el país, que ya tiene como pronóstico más del 100% para fin de año.
Como ocurre desde 2018, año en que desembarcó nuevamente el Fondo al país, sólo desde el FIT-Unidad levantamos una política de ruptura con el organismo y la declaración de un default soberano para dejar de pagar esa estafa y asegurar los recursos para las necesidades de las mayorías del país. Desde el MST, como parte de las lista “Unidad de trabajadores y la izquierda”, dejamos en claro que no son compatibles las recetas del FMI y la deuda interna del país, que ya tiene un saldo de casi el 50% de la población debajo de la línea de la pobreza. En las elecciones, como lo venimos haciendo anteriormente y como lo haremos después, seguiremos levantando el rechazo del acuerdo con el Fondo e impulsando la movilización para el desconocimiento de la deuda en su conjunto.