El consumo masivo no logra recuperarse y el endeudamiento familiar alcanza niveles récord, mientras el gobierno se sostiene con un salvataje extranjero que profundiza la dependencia.
El INDEC[i] confirmó que las ventas en supermercados acumulan cinco meses consecutivos en caída, tocando en agosto su nivel más bajo desde diciembre del 2024. Este dato refleja el colapso del poder adquisitivo de la clase trabajadora, obligada a recortar hasta los gastos más esenciales. La caída del 0.2% en las ventas de supermercados durante agosto, es otro dato que continúa indicando el derrumbe estructural de la economía. Aunque las ventas en autoservicios mayoristas rompieron una racha de cuatro meses en declive con un leve repunte del 1%[ii], el sector continúa en una situación crítica, con un volumen de ventas que ronda los mínimos de toda la serie histórica.
Paralelamente, el endeudamiento de los hogares con entidades no bancarias alcanzó el 31% de la masa salarial mensual, un incremento de nueve puntos porcentuales desde diciembre pasado, mientras la morosidad en este segmente se disparó al 16.5%. Esta doble crisis —consumo hundido y deuda explosiva— es resultado directo del ajuste brutal impulsado por el gobierno de Milei, cuyo único éxito es un superávit fiscal ficticio construido sobre el hambre de las mayorías trabajadoras y los sectores populares.
Frente al colapso de sus ingresos, las familias argentinas recurren al crédito para sobrevivir. El stock de deuda con tarjetas de crédito aumentó un 55% real entre julio de 2024 y julio de 2025, alcanzando los $20.3 billones, de acuerdo a los datos oficiales del Banco Central. Este fenómeno no responde a un consumo de bienes de lujo, sino a la necesidad de financiar la canasta básica: el 58% de las deudas con tarjeta se destinan a la compra de alimentos. La situación es tan crítica que el crédito no bancario—el último recurso para los excluidos del sistema formal—representa ya el equivalente a 1,35 meses de ingresos familiares, superando incluso los picos históricos de 2022. El círculo vicioso es perfecto: el ajuste destruye el salario, las familias se endeudan para comer, y la morosidad se dispara, generando más exclusión y desesperación.
Este cuadro social desolador se desarrolla en el marco de una crisis política muy importante. Las renuncias del canciller Gerardo Werthein y el ministro de Justicia Mariano Cuneo Libarona—en plena víspera electoral—muestran la situación interna de un gobierno que llegó con la lengua afuera a los comicios. La dependencia del salvataje estadounidense, con Scott Bessent como virrey financiero y el Tesoro de EEUU interviniendo directamente en el mercado cambiario, evidencia la pérdida de soberanía. Pero ni siquiera esta inyección de liquidez imperialista logra contener la crisis; el dólar sigue presionado, las tasas de interés ahogan cualquier posibilidad de reactivación, y el riesgo país se mantiene encima de los mil puntos.
El éxito del superávit fiscal es un espejismo que oculta la realidad de un país en venta, donde las reservas no alcanzan para pagar la deuda externa y el FMI exige más ajuste como condición para seguir financiando el experimento libertario.
Los datos del INDEC y del Banco Central no son solo números fríos, son la prueba contundente de que el programa de Milei y Caputo tiene un único resultado, el de condenar a la miseria a la clase trabajadora. El consumo en picada y el endeudamiento récord, no son números abstractos, al contrario, son datos que dejan en evidencia a un proyecto de gobierno que actúa en función de los intereses de una clase, mientras se sacrifica las condiciones de vida de la otra.
Mientras el gobierno negocia su supervivencia con el imperialismo y comienza a planificar las nuevas reformas estructurales que el FMI y los empresarios exigen, la salida no está ni el salvataje de Bessent, ni en la elección a los representantes del ajuste. La solución a todos estos males está en otro lado. En la construcción de la movilización y en la de una alternativa política, que termine con este gobierno de corruptos, ajustadores y entregadores, para poner a la economía al servicio de las mayorías y no de los mercados.
[i] https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/super_10_25C03CD9A188.pdf
[ii] https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/autoservicios_mayoristas_10_25BEE774DEB8.pdf


