sábado, 4 enero 2025 - 22:29

CABA. Hegemonía PRO, runfla libertaria y combate a la resignación

Terminó un año intenso, contradictorio y lleno de novedades. La situación nacional gravitó con peso dominante, sin embargo la capital del país dejó tela para cortar. Las consecuencias de la irrupción de Milei y la implosión de Juntos por el Cambio. Las esquirlas en el mapa de la Legislatura Porteña. La gestión mediocre de una derecha en declive. La disputa de ese espacio con la banda del presidente y su hermana Karina. El peronismo otra vez, predicando malmenorismo y la izquierda, con desafíos estratégicos.

Escriben: Cele Fierro y Mariano Rosa

El 2024 para el macrismo en su último bastión no terminó de la mejor manera. Inclusive desde la óptica de clase que representa, fue una gestión de mediocre para abajo.

En todos los rubros sensibles de la política pública, ajustó y maltrató a la mayoría trabajadora, de sectores medios y más pobre de la Ciudad. El reforzamiento de la elitización y la desigualdad social, fueron una marca: recortes presupuestarios, sub-ejecuciones, ajuste salarial e impuestazos. Combo criminal.

A esa orientación además, le sumó un activo ideológico en sintonía con el gobierno nacional: racismo, xenofobia, odio clasista anti-pobre. El ensañamiento con las personas en situación de calle describe la naturaleza reaccionaria de su gobierno.

En la nave insignia de su plataforma, la seguridad, terminó haciendo papelón: batió el récord de presos fugados en un año, a pesar de multiplicar presupuesto, reclutar personal y tener al comando sionistas de la primera hora como Wolff o represores militantes como el fachito tránsfuga de Kravetz, ahora en la SIDE de Caputo (antes en el PJ, después massista y así).

Pero incluso se supo que hasta dejó el tendal de descontentos en el propio campo empresarial de aliados con vasos comunicantes con la Casa Rosada: el desarrollador inmobiliario Darío Wasserman, del Grupo BW, a la sazón además marido de Pilar Ramírez (legisladora porteña que reporta a Karina Milei), que protesta off the record porque la decisión del gobierno nacional de canjear 400 inmuebles y terrenos fiscales (incluyendo valuadísimos en CABA) por deudas con gobernadores, le bloquea un jugoso negocio que él y otros especuladores planificaban comprando barato y vendiendo caro. Atribuye ese tropiezo, a la incompetencia también del primo Jorge.

En fin: casi ninguna buena para el heredero putativo de Mauricio. Y a la vez, lo que logró fue al borde del ataque de nervios con canje de favores por algún voto prestado como el de Marra en Presupuesto 2025 o de los radicales contra la enfermería. Así las cosas.

Hegemonía en declive y manipulación electoral

La irrupción de la Libertad Avanza y el fenómeno Milei reconfiguraron, o están terminando de hacerlo, el espacio de la derecha argentina. Es que frente a la experiencia de un peronismo nacional fracasado, el significante del cambio por derecha logró apropiárselo el nuevo gobierno nacional. Ya ese éxito político hizo implosionar Juntos por el Cambio, dividió al PRO y en ese camino se fue fagocitando su base electoral nacional. En ese cuadro, ya a lo largo de todo el 2024 en la superestructura política porteña se expresó una nueva relación de fuerzas para el partido de Macri:

  • A diferencia de los dos mandatos de Larreta, que tuvo mayoría propia en la Legislatura, el año que recién terminó fue de trabajosa rosca, lobbys interminables y una ralentización general de las iniciativas del gobierno del primo. Lo que logró, fue siempre condicionado y no pudo anotarse más allá de alguna legislación reaccionaria parcial, ningún acierto contundente. Fue la exhibición de debilitamiento claro del partido amarillo en la Ciudad.
  • Conviene llamar la atención sobre la lealtad vergonzante de toda la UCR, especialmente marcar la colaboración activa del bloque comandado por legisladores que responden a Martín Lousteau, y terminar con la falsa idea de un emergente progresista en esa figura. De hecho, el rol de los radicales fue decisivo para que Macri lograse bloquear por un voto apenas, el reconocimiento profesional pleno a la enfermería, después que el candidato de la UCR en su momento, prometiera en campaña apoyar a la primera línea. Clave para tener memoria.

  • Y aunque jugaron a actuar con perfil semi-opositor, la banda libertaria, dividida en bloques distintos por disputas sobre la propiedad de la franquicia porteña terminó, en los momentos decisivos, siempre jugando para el macrismo: en el presupuesto con Marra poroteando votos a cambio de favores, o con toda la pandilla ultra bancando siempre los proyectos anti-obreros y populares, como en el caso de la enfermería.

De lo anterior lo que se desprende es la decadencia del PRO en su último bastión nacional, y eso explica el movimiento defensivo de autopreservación que representa el desdoblamiento electoral para julio de este año. El temor al efecto arrastre de candidaturas nacionales si el calendario es unificado está detrás de la manipulación de fechas. A la vez, vale marcar que si figuras como Adorni o Bullrich constituyen una amenaza, es porque la declinación de la fuerza macrista es casi irreversible.

Malmenorismo como marca de la resignación

El movimiento defensivo de separar las elecciones porteñas de las nacionales, se completa con el propósito de suspender por esta vez las PASO en la Ciudad. Tiene lógica: el PRO por ahora conserva la lapicera para forzar un acuerdo inclusive con los libertarios y bloquear las PASO impide una compulsa que eventualmente mostraría su decadencia. Se trata no de una decisión de austeridad económica, sino de cálculo pragmático como parte de su repliegue. Ahora bien: sea para suspender o para eliminar, necesita en la Legislatura una mayoría especial de 40 votos sobre 60. Vale decir: necesita votos peronistas, además de la UCR, CC ARI o LLA. Por lo tanto, la maniobra completa del PRO no es posible sin la colaboración del peronismo, que se autopercibe opositor. Y si tomamos nota de los debates internos del PJ en CABA, tenemos que al ex-radical Santoro le conviene que no haya PASO para forzar a La Cámpora y a Grabois-Ofelia Fernández a un acuerdo. Redondeando: Macri no puede manipular el proceso electoral sin el apoyo del peronismo porteño, por lo tanto,  en este punto también esa fuerza va a terminar otra vez mostrando la hilacha. 

Pero esta nueva potencial claudicación, no debería sorprender a nadie que tenga presenta la historia del peronismo en CABA:

  • De 2007 a 2015 (por lo menos), con un macrismo que no tenía mayoría legislativa propia, el peronismo le votó cada año a Mauricio Macri los presupuestos de la Ciudad. Estamos hablando de los planes de gobierno anuales de la derecha porteña.
  • De 2015 a 2023, la derecha ya con mayoría propia (consolidada a partir de acumular relación de fuerzas precisamente por el pacto PRO-K que instaló como denuncia pública nuestro partido a través del entonces diputado, Alejandro Bodart) ubicó al peronismo en un rol distinto, pero igualmente funcional: sus sindicatos dejaron correr toda la política de miseria y precarización salarial, sin mover un dedo. Los roles de SUTECBA y UTE hablan por sí solos, e incluso ATE o la conducción mayoritaria del Subte, que no pasaron en lo esencial, de discursos críticos, pero poca acción consecuente de lucha.

Por supuesto: en el recinto, en minoría, igualmente le votaron leyes nefastas a Larreta de negocios con lo público y nunca se pararon de manos para reparar otras injusticias como la exclusión de la enfermería de la Carrera Profesional.

Pero hay más: en la previa al inicio de la campaña electoral 2023, parecía que sí, surgía un ala crítica con Ofelia Fernández y La Cámpora, que amenazaron con listas internas en las PASO contra el candidato de Massa y el aparato del PJ, Santoro. Puro humo todo: a cambio de que les dejaran correr la candidatura de Grabois, para bloquear una migración de votos al FIT-Unidad (digamos todo), en CABA, Ofelia y cía. también defeccionaron e hicieron mutis por el foro.

Por eso, escuchar ahora a Santoro decir que hace falta un frente que abarca a la UCR y el partido de Carrió para ganarle al PRO en 2027, y que aunque con limitaciones es el armado posible, no es más que una profundización de esa trayectoria general: el peronismo porteño es la deserción política como identidad y el malmenorismo como propuesta resignada.

En campaña podrán hablar de educación, salud o ambiente, pero pretender gobernar con parte de lo más rancio de la política que bancó al macrismo todos estos años es una contundente confesión de impotencia política.

Moraleja profunda para muchos de sus honestos votantes verdaderamente progresistas y de izquierda: no es por ahí.

Sobran derechas: cambiar la Ciudad desde la izquierda

El Frente de Izquierda-Unidad tiene un espacio ganado y un activo político en la Ciudad, por su rol en el recinto y sobre todo por su compromiso extraparlamentario con las causas obreras, sociales, juveniles, ambientales, democráticas y género. Esto significa que tiene un valor clave como voz representativa de los de abajo al interior de la Legislatura Porteña.

En 2023, con el ingreso de Cele Fierro encabezando la lista de diputados, se reforzó un bloque que articuló su actividad alrededor de una agenda que nadie tomó con esa coherencia:

  • El drama social de los alquileres.
  • El lobby inmobiliario, la especulación, la falta de espacios verdes y la obscenidad impune del Código Urbanístico.
  • El abandono social de las comunas del Sur.
  • La discriminación a la enfermería profesional.
  • La defensa de la escuela pública contra las reformas privatistas, ajustadoras en todos los niveles.
  • La salud mental y su vaciamiento.
  • El subte como parte de las deficiencias del transporte público en CABA.

Acá podés ver todos los proyectos y opiniones.

Estuvimos siempre del mismo lado. Con la banca que nos tocó ocupar, en particular, fuimos protagonistas en el impulso de esas coordenadas programáticas. Esa actividad, consecuente y militante de abajo hacia arriba nos hizo conectar con delegados de base, activistas sindicales independientes, colectivos barriales, socioambientales, de la cultura, juveniles y muchos etcéteras. Con ellos va a ser fundamental la articulación que podamos encarar en la etapa que se viene. Y no hablamos exclusivamente de lo electoral: pensamos en cómo vertebrar desde la izquierda, un movimiento político real que aglutine militancias que sean bien anti-derecha y que no se resignen al campo del voto menos malo que al final, como pasó en el orden nacional, siempre le termine allanando el camino a más derecha reaccionaria todavía.

Cuestionar el modelo del PRO y las corporaciones capitalistas que representa, implica pensar una matriz que no coexista con ningún negocio, transa, injusticia o desigualdad. Y para eso, es fundamental no tener compromisos ni vacilar a la hora de combatir privilegios de clase, casta y grupo de élite en la ciudad más rica del país, que además es reserva de memoria, conciencia y compromiso en miles y miles.

La Ciudad de Buenos Aires no es todo derecha. Hay izquierda política, sindical y social, que más que nunca requiere superar las experiencias de unidad limitadas al campo de lo estrictamente electoral. El FIT-Unidad tiene una responsabilidad frente a eso. Nuestro partido, el MST, como parte fundamental de esa coalición en el territorio porteño convoca a asumir el desafío de una articulación más allá de las urnas, que al final es donde se termine definiendo lo decisivo: las calles, nuestro ámbito natural.

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