sábado, 23 noviembre 2024 - 23:18

CABA. El Consejo de Derechos hiere gravemente a pibes en un centro cerrado

Este viernes 13 de septiembre pibes del Centro de Régimen Cerrado Manuel Belgrano, perteneciente al área de Responsabilidad Penal Juvenil del Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de CABA (CDNNYA), tomaron la decisión de retener a un guardia y así amotinarse dentro de la institución en protesta ante las autoridades, y estas, lejos de ordenar la situación cuidando de lxs 19 jóvenes allí alojadxs, dieron como respuesta la violencia ejercida por personal de seguridad.

Disciplinamiento para todes

En tiempos donde lo que imperan son los palos para los jubilados, los gases pimienta y las balas de goma para las manifestaciones de protesta de lxs trabajadores por despidos, tarifazos, contra la Ley de Bases que atropella derechos de la clase trabajadora en su conjunto, por reclamar por la libertad de detenidxs por luchar que deja dicho: no te reveles ni reclames lo que es justo porque recibirás garrote, ¿cómo no esperar que el disciplinamiento llegue también a lxs pibes?

Queda en evidencia que todo acto de proclamación de un propósito no será permitido, ni aceptado por lo tanto ha de ser censurado, prohibido y condenado al castigo de la fuerza opresiva en acción. Ante el régimen cada vez más autoritario que se desarrolla en todo el país por el gobierno nacional, el Poder Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires, si bien como se conoce pertenece a otro partido político, exhibe sus mismas herramientas de control social, validadas desde el discurso de aquel, utilizando a la seguridad, no ya para proteger sino para castigar al sujeto a preservar.

Se observa ejecutado un viejo concepto referido por Marx describiendo al Estado como instrumento de represión y de violencia. Así actuaron las autoridades, desplegando su abuso de poder en manos de 50 agentes del Cuerpo Especial de Seguridad y Vigilancia, meros ejecutores de órdenes que no se cuestionan sino reproducen lo delineado desde arriba de manera verticalista, reconociéndose de esta forma.

Película de terror o la peor pesadilla

Frente al horror del ensañamiento de la policía con los viejos, que hace alzar la voz de quienes diariamente luchamos por un mundo mejor, con el grito “con los viejos no”, y después de azorarnos porque una niña es rociada con gas pimienta por un agente de la policía en la cara, hoy nos toca indignarnos y denunciar la aberración del despliegue de la fuerte contención mecánica sobre los pibes, la requisa y la posterior represión una vez ya conducidos a sus módulos, dentro del organismo que la Ley 114 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha creado para protegerlos. No deben sorprendernos ya sus prácticas, cuando venimos denunciando que de órgano de protección le va quedando poco y nada. Cuando desmantelar programas de asistencia y vaciar de recursos las políticas de protección es una moneda constante en el Poder Ejecutivo metropolitano, del cual depende directamente. Porque además de igualar al Estado nacional en descuidar trabajadores que protegen, promocionan y restituyen derechos con salarios de miseria que los dejan por debajo de la línea de indigencia, prolongando la nueva pobreza que ya no es de aquellxs que no poseen empleo sino de empleadxs con sueldo que no alcanzan para satisfacer necesidades básicas. Mantienen a un 80% de sus trabajadores en la informalidad, reafirmando la máxima ya conocida de que el Estado es el que más precariza sus trabajadores, replicando lo que el mismo Estado declara como ilegal. Y sostiene una línea de acción, para protocolizar las intervenciones, fundada en la ideología punitiva y de criminalización de la pobreza, líneas que se perpetúan en discursos de directores operativos de áreas que afirman que las medidas excepcionales de protección de derechos, más que excepcional serán lo corriente ya que es lo que hay que “salir a tomar en territorio”, fundamentando esta solución ante la falta de recursos para apoyar a las familias que brindaría condiciones necesarias para que puedan garantizar derechos a lxs pibes como así lo pide la ley a los Estados, para que no lleguen a vulnerar estas mismas sus derechos.

Es entonces y ante la interpelación de profesionales que desde la dirección operativa refieren que “este es el capitalismo” y que “esto es lo que hay”. Sin más, replicando, estos sucesos a modo de ejemplo de lo mal que se trabaja en el organismo a otrxs compañerxs, narrando los hechos, estxs mismxs exclaman “es que es muy difícil trabajar con pibes que delinquieron y que tienen problemas con la ley, es necesario contenerlos con toda la fuerza que sea posible, porque son peligrosos, es para tenerles miedo”. Pareciera ser que estamos en el mundo del revés.

Distintas miradas, distintas voces frente a los mismos hechos

Ante estos hechos la Junta Interna del Consejo no hizo más que aludir a la necesidad de protección de lxs trabajadores sin hacer mención alguna respecto de la violencia ejercida de parte de lxs adultes cumpliendo funciones de cuidadores dentro del dispositivo mencionado.

Por otro lado, la SerPaJ (Fundación Servicio Paz y Justicia) expresó su repudio por las heridas recibidas de manos de las personas que se encuentran al cuidado de lxs pibes del Centro de Régimen Cerrado Manuel Belgrano, exigiendo la “sanción correspondiente para este personal”, que aprovechando su asimetría presiona con fuerza física al adolescente. Siendo que la Dirección General de Responsabilidad Penal Juvenil es la encargada de la instrumentación (diseño, coordinación y supervisión) de los programas y servicios esenciales para la implementación de las políticas públicas relativas a la temática de Responsabilidad Penal Juvenil. La misma es caracterizada por la página virtual del CDNNYA como respetuosa de los derechos humanos en general y de los derechos de los adolescentes en particular, con estricta observancia de la normativa internacional, nacional y local vigente. Pero queda a las claras que lo que prima no es el respeto por los derechos humanos, ni la responsabilidad, ni mucho menos la observancia de la normativa que lxs que protege.

Asimismo, la defensora general de la Niñez ha tuiteado que debe usarse la fuerza de forma racional y proporcionada para reducir las acciones realizadas por los adolescentes ingresados en el dispositivo de referencia. Por su parte, nuestra legisladora porteña del MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores) dentro del FIT Unidad, presentó un proyecto que solicita al Poder Ejecutivo un informe sobre el suceso violento acontecido en el Centro mencionado.

Más que “es lo que hay”, puede hacerse algo más

Cabe preguntarse qué impulsa a estos sujetos a aprovechar su lugar de poder para descargar la violencia que descargaron sobre estos pibes, qué sustento tienen sus acciones. Conociendo los pormenores con lo que uno se encuentra en la práctica cotidiana de las intervenciones que realiza como profesional de la niñez y la adolescencia dentro del marco de esta institución, tales como bajadas de líneas de acciones verticalistas con aumento de las penas y castigo como solución a las problemáticas sociales que se abordan, ejecución de tareas profesionales revictimizantes, inexistencia de recursos indispensables para lxs pibes y sus familias, falta de espacios de supervisión, ausencia de construcción transdisciplinar de lxs profesionales y personal a cargo del cuidado de lxs pibes, cabe también preguntarse hasta dónde llegarán en el ataque a las consecuencias y nunca encarar las causas de un sistema perverso como el mencionado capitalismo, que direcciona las armas hacia las víctimas y jamás hacia los victimarios, siempre en forma arbitraria y causando más daño, antes que un verdadero trabajo socioeducativo con afecto que vaya en rescate del valor de cada unx de lxs pibes y los potencie como sujetos de derecho. Ir a la causa que provoca que el pibe tenga problemas con la ley rescataría a la sociedad completa.

Para desterrar estos actos de violencia que no son más que la validación del ejercicio de la barbarie sobre lxs pibes es imprescindible la denuncia de la crueldad, el repudio a la autoridad que permite que esto suceda, la interpelación del mismo trabajador de la niñez que justifica esta respuesta como único modo de contención, y, por otro lado, la búsqueda verdadera de alternativas reales que es lo que estos pibes necesitan.

Natalia Marengo
Lic. en Trabajo Social.
Trabajadora del Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de CABA. Dentro de la Dirección Operativa de Programas Especiales de Seguimientos y Egresos

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