jueves, 21 noviembre 2024 - 13:23

Evento de ANCLA. Bodart sobre la clase obrera en la pospandemia

El sábado pasado, con una gran participación de más de cien trabajadoras y trabajadores, realizamos un interesantísimo encuentro de nuestra Agrupación Nacional Clasista Antiburocrática (ANCLA) de CABA. El tema: la situación de la clase obrera en la post pandemia. Contamos con la clara exposición de Alejandro Bodart, dirigente del MST y coordinador de la Liga Internacional Socialista (LIS), que nos brindó un panorama general de la perspectiva para nuestra clase. Con un importante debate con muchas intervenciones que desde la particularidad de cada sector constataron la homogeneización de la situación en la clase y la necesidad de la salida política. A continuación compartimos la desgrabación de su intervención que no tiene desperdicio.

APERTURA

Mi idea era poder traer el debate de las tendencias más generales del mundo hacia la próxima década, porque esto que está pasando va a tener trascendencia y va a provocar cambios muy grandes que se van a ir manifestando, que ya se están manifestando, pero que se van a ir profundizando los años que vienen. La primera definición importante es que estamos presenciando acontecimientos que pasan cada 100 años. O sea, no estamos ante fenómenos que se dan cíclicamente, sino a fenómenos históricos. Y no me refiero solo a la pandemia, que ya de por sí es un fenómeno histórico, sino a la magnitud de la crisis económica que se está manifestando. Las comparaciones con esta crisis nos remontan a las grandes crisis del capitalismo.

Yendo un poquito al tema pandemia, en nuestro país no hemos llegado al colapso del sistema sanitario como sí se ha producido en otros países ricos, como por ejemplo Italia, Estados Unidos, después se trasladó a Perú, Ecuador. Pero acá todavía no lo hemos visto. Sin embargo, lo que parecía que estaba controlado se está descontrolando, por lo tanto, puede ser que veamos el colapso. De hecho, en algunas provincias están empezando a optar a quién le dan la posibilidad de pasar a una cama de terapia intensiva. Incluso puede haber algunos lugares donde haya cama, pero no profesionales. ¿Por qué digo esto? Porque el golpe en la cabeza si esto pasa acá, o ya por verlo en otros lugares, que se está produciendo o se va a producir, es tremendo. Eso va a marcar a toda una generación e incluso va a poner en evidencia a dónde nos trajo el capitalismo. El desastre de la salud pone en evidencia ante millones de personas el como han destruido el sistema sanitario con ajustes permanentes. La gente va a sacar cuentas de que la propia pandemia tiene que ver con el capitalismo ya que si no fuera por los niveles de producción y súper explotación al que está llevando el capitalismo al planeta, no se producirían estos saltos de virus entre especies, por ejemplo. Acá, por ejemplo, estamos en un país en el que nos quieren meter millones de chanchos que pueden provocar más virus y más pandemias. La propia pandemia, el desastre de los sistemas de salud ponen todo en cuestión.  Estos hechos son golpes tremendos en la cabeza, en la conciencia de millones.

Ahora, la población no tiene mucha claridad, todavía, de la magnitud de la crisis económica que estamos atravesando. Nosotros cuando decimos que es una crisis comparada a la que dieron inicio a las dos guerras mundiales, estamos hablando de una crisis de una magnitud tremenda. Y todavía está en sus inicios. Las consecuencias se van a ir viendo cuando termine la pandemia. Vamos a un mundo completamente distinto desde el punto de vista del trabajo. La crisis económica se profundizó con la pandemia, pero la crisis no está relacionado con la pandemia, sino que con la mecánica del sistema capitalista. Tiene que ver con que el capitalismo, la burguesía y el imperialismo, para sostener su tasa de ganancia cada vez invierten menos en la producción y cada vez más apuestan a la timba financiera. Esto va generando grandes burbujas y una de ellas explotó en 2008 que fue el inicio de todo esto. En ese momento desde los Estados se volcaron enormes sumas de capital para salvar a los bancos y las corporaciones, pero en vez de ir a la producción gran parte de ellos volvieron a ir a la especulación financiera y por eso la crisis en la que estamos tiene que ver con la dinámica propia que ha tomado el capitalismo en su etapa de descomposición. Y ahora, que nuevamente se están volcando sumas siderales para salvar a las corporaciones, otra vez se van a invertir para salvar nuevamente a los bancos y grandes grupos económicos y solo una migaja ira a la gente. Pero esas corporaciones no van a destinar ese dinero esencialmente a la producción porque no les da la ganancia que les da la especulación y la timba financiera. Por lo tanto, el capitalismo ha entrado en una espiral de crisis, la cual va a tender a profundizarse cada vez más.

La pandemia y las cuarentenas que se vieron obligados a implementar término agudizando todas estas tendencias y ha provocado la crisis prácticamente de ramas enteras de la producción, que va a ser difícil que se recuperen. Posiblemente, estamos viendo el fin de algunas.

Por ejemplo, en el tema del petróleo se ha producido una crisis de superproducción enorme que ha bajado los precios a niveles históricos. Porque como se han paralizado regiones enteras  del mundo, se ha dejado de utilizar petróleo. Por lo tanto, hay una crisis de tal nivel que ya no saben dónde ponen el petróleo que sacan. No se ponen de acuerdo en bajar la producción, se sigue produciendo, y ya se han agotado los lugares donde guardarlo, por lo tanto, eso ha bajado los precios y  ha hundido a un sector de países que son esencialmente proveedores de petróleo, como  Venezuela, que es uno de los más golpeados.

Hay otras ramas muy golpeadas, por ejemplo la automotriz, porque en la medida que en muchos países las cuarentenas han impedido la circulación, la gente compra menos autos y eso ha provocado una crisis del sector metalúrgico, no solo en las automotrices. También otras, como las ramas ligadas al turismo, al transporte aéreo, la hotelería, la gastronomía, que mueven a millones y millones de personas. Ya se está viendo, por ejemplo, el hecho de que hay decenas de millones de personas que han perdido el empleo fruto de esto. Pero esto recién empieza.

Hay pronóstico de los organismos internacionales, de la OIT, del Banco Mundial que hablan de que aproximadamente la mitad de la fuerza laboral “estable” del mundo, que serían alrededor de 3000 millones de personas, van a sufrir consecuencias en su trabajo. Es decir, que posiblemente 1500 millones de personas tendrán problemas con su empleo, algunos lo van a perder aumentando el ejército de desocupados, otros van a perder la estabilidad y van a pasar trabajos de menor calidad, sobre todo flexibilizados, precarios, con contratos completamente distintos a los que tienen en la actualidad. A esto hay que sumarle que se va a profundizar la hambruna de unos 1600 millones que se calcula que son los trabajadores independientes, cuentapropistas, que hacen changas, etc.

Vamos a una crisis de una magnitud tremenda. Por eso nosotros creemos que la mejor comparación con lo que está pasando es la crisis de fines del siglo 19, que desembocó en la Primera Guerra Mundial o en la gran depresión del 30 que desembocó en la Segunda Guerra Mundial. Estamos hablando de fenómenos de esa magnitud. Todavía la clase obrera y los sectores más empobrecidos de la sociedad no tienen conciencia de la magnitud de lo que está en desarrollo, ni todavía se están viendo todas las consecuencias. Pero se van a entrar a ver rápidamente y todo el mundo de una manera u otra se va a ver afectado por todo esto. Van a intentar producir cambios regresivos en las legislaciones laborales y ya estamos viendo algunos de ellos, como el teletrabajo, las aplicaciones y por esa vía la precariedad laboral a niveles indignantes. Esto es lo que explica el surgimiento de nuevos sectores que se suman con fuerza a la lucha, como los repartidores, a los que las patronales les niegan el carácter de trabajadores y con cinismo los presentan como socios. Están surgiendo toda una serie de mecanismos nuevos que van a afectar al mundo del trabajo, a la baja por supuesto.

Otro elemento muy importante que viene generando la crisis es la incentivación de los roces interimperialistas. No podemos descartar que terminen en un plazo relativamente corto en niveles similares a los previos a las guerras mundiales. O sea, la disputa interburguesa entre Estados Unidos, que sigue siendo el jefe del mundo, pero que está en decadencia, con China, que es la potencia ascendente, se ha profundizado con la pandemia y con la crisis económica. Y tiene una razón esencial: no hay lugar para todos. El crecimiento de uno tiene que darse sobre la base de la crisis de otro. Y eso es lo que genera los enfrentamientos que estamos viendo. Se habla de que ya hay una guerra fría entre los dos países, que se ve en casi todos los órdenes: comerciales, etc. Fría porque todavía no pasó al grado de caliente, que implicaría la posibilidad de confrontaciones militares. Ustedes saben que una Tercera Guerra Mundial pondría en debate la propia existencia de la raza humana, por los niveles de destrucción masiva con que cuentan cada uno de los ejércitos. De hecho, la Segunda Guerra mundial se frena cuando Nagasaki e Hiroshima largan la primera bomba nuclear y se sabe que no se puede seguir. Si bien no vemos en lo inmediato esta posibilidad, porque esto actúa como un freno, sí vemos que se va a mayores enfrentamientos, cada vez mayores y a guerras regionales. Porque la crisis y los roces interimperialistas también se generan roces interburgueses. Estamos viendo que en cualquier momento, por ejemplo, Turquía y Grecia pueden empezar a los balazos y eso puede ser una tendencia. O sea, vamos a ir a más guerras, más revoluciones, más crisis. Todos los elementos muestran que estamos ante un mundo que está cambiando, que la dinámica es a mayor confrontación.

La centroizquierda y los reformistas hablan de que como esta crisis ha dejado tan en evidencia la debilidad del Estado y que es el Estado el que ha tenido que salir a actuar para atacar los problemas de la pandemia, vamos a ir a un mundo con tendencias a fortalecer el Estado. Es decir, ellos ven un mundo donde el Estado va a jugar un rol mayor y ellos, por supuesto, se proponen como alternativa para hacer eso. Ellos ven que se ha debilitado la democracia y se proponen para fortalecerla… Nosotros creemos que son unos vendedores de pirulines tremendos.

El mundo al que vamos, lejos de ser un mundo en que se va a fortalecer el Estado de bienestar, lo que vamos a ver es ajustes cada vez más brutales, para pagar los costos de esta crisis y los miles y miles de millones de dólares, de euros que se han invertido para salvar a las empresas. Nosotros no vemos ninguna condición para nuevos planes Marshall. Hay algunos sectores que levantan que frente a esta crisis, la burguesía va a ser algo parecido a lo que hizo en la Segunda Guerra mundial, que para salir del pozo de la crisis invirtió muchísimo dinero que salió de Estados Unidos hacia Europa, con eso se reconstruyó Europa y por esa vía el capitalismo tuvo una sobrevida y recuperó cierto dinamismo. Nosotros no vemos que este planteado algo ni siquiera mínimamente similar. Primero, porque en aquel mundo Estados Unidos era un imperialismo que estaba en ascenso y que tenía condiciones de reconstruir Europa, por ejemplo. Hoy en día, Estados Unidos está en crisis absoluta.

Se acaba de aprobar un fondo de la Unión Europea que aparenta ser mucho, unos 750.000 millones de euros para ayudar a los países que están en peores condiciones; pero la mitad de ese dinero tendrá que ser devuelto y para ello tendrán que llevar adelante nuevos ajustes y la otra mitad se irá entregando si se aplican reformas estructurales como más flexibilidad laboral y reformas en las pensiones para aumentar la edad de jubilación, etc.

O sea, el capitalismo en esta etapa de crisis no va a dar nada de nada, sin lucha, sin peleas fuertísimas. Vamos a ir a una agudización de los ataques a los derechos de los trabajadores y los pueblos. Junto con esto, creemos que vamos a vivir una intensificación del autoritarismo. Porque para el mundo que se viene, donde van a tener que flexibilizar las relaciones laborales a la mitad de la fuerza laboral, despedir a millones, llevar adelante ajustes salvajes para pagar los costos de la crisis económica, va a haber resistencia y la única forma que tiene la burguesía para enfrentarlo es prepararse para hacerlo con represión. Por eso, pese a la crisis, hay  aumentos enormes de los gastos que tienen que ver con el reforzamiento de las fuerzas de seguridad. Y ya hay cambios en algunos regímenes. Francia, por ejemplo, está militarizada desde que surgieron los chalecos amarillos. Allí se ha  producido tal grado de represión, que ha dejado a miles de personas presas y lisiadas. Pero esto no ha detenido las luchas. Después de los chalecos amarillos, vino una de las huelgas generales más grandes de la historia. En general hay una tendencia en todo el mundo a aumentar los rasgos autoritarios. Se aprovechan de la pandemia y las cuarentenas. Todavía la burguesía sigue apostando a la democracia burguesa ya que no tiene fuerza como para ir a regímenes dictatoriales, aunque son democracias burguesas cada vez más recortadas. No podemos descartar que en determinado punto del camino, ya no les sirvan y tengan que ir directamente regímenes más autoritarias. Eso está planteado como una opción de la burguesía para lograr salir de la crisis.

Ahora, nosotros frente a este panorama sombrío que estoy desarrollando, creemos que va a haber una resistencia tremenda de la clase obrera y los pueblos. Creemos que toda esta situación va a incentivar rebeliones y revoluciones como nunca vimos desde la última posguerra, estamos convencidos. De hecho incluso antes de la pandemia, ya habíamos visto una incentivación tremenda de la lucha de clases con rebeliones y revoluciones en Latinoamérica. Ecuador y Chile fueron las más importantes, pero hubo otras rebeliones en Haití, en Puerto Rico, en Colombia hubo una Huelga General enorme (después me voy a detener porque tiene que ver con la clase obrera). Ya lo habíamos visto con las Primaveras Árabes en Medio Oriente y el norte de África y nuevamente hubo un ascenso tremendo que tuvo al Líbano, Irak, Irán a la vanguardia hace muy poquito, octubre-noviembre del año pasado. Hemos visto cosas nuevas en la pandemia, incluso en Estados Unidos que es una cosa cualitativa. La rebelión que comenzó en respuesta al asesinato de George Floyd no para, sino que se sigue profundizando cada vez más. Nosotros creemos que la tendencia va a ser esa: vamos a ir a un mundo de rebeliones y revoluciones. Donde también se van a producir giros a izquierda de masas. Porque los enormes cambios que se están dando van hacer reaccionar a una franja de masas y los va a volcar hacia la izquierda.

A fines del año pasado hablábamos de que se habían empezado a dar situaciones pre-revolucionaria en regiones enteras. Ahora posiblemente estemos entrando en una situación prerrevolucionaria a nivel mundial. ¿Por qué no revolucionaria como alguna vez hemos dicho en el pasado? Porque creemos que son situaciones de rebeliones y revoluciones donde está muy débil el factor subjetivo. Por eso nos parece mejor tomar esta definición. Pero es un hecho que la dinámica apunta a una situación pre revolucionaria a nivel mundial.

Hay organizaciones de izquierda que siempre le dan más peso a lo negativo que a las nuevas posibilidades que se abren. No ven o no quieren ver la dinámica que está tomando la situación. Le dan un peso determinante al hecho de que están surgiendo por todos lados expresiones de derecha e incluso de ultraderecha. Pero solo ven una parte de la realidad.

Es un hecho que existe una fuerte polarización social. Acá en Argentina también lo vemos. Cuando Macri asumió no lo había ido a vitorear ni la madre, y después término el mandato con cientos de miles movilizados en todo el país. Esto pasa en todo el mundo. Trump, por ejemplo, llama a sus seguidores a salir a las calles a confrontar con los que se movilizan contra la policía y el gobierno y algunos salen y matan gente en las movilizaciones. En Europa también hay una fuerte polarización. Ahora bien, para nosotros esto confirma que estamos entrando en una situación pre revolucionaria mundial, porque siempre cuando la revolución avanza, la contrarrevolución aparece y se produce polarización social.

Esto pasó en las grandes crisis que afronto la humanidad. No me voy a detener en la primera gran crisis de fines del siglo 19 y principios del siglo 20. Pero hay que recordar que dio como resultado la Primera Guerra mundial y también la conformación y fortalecimiento del partido bolchevique, que terminó tomando el poder abriendo una situación revolucionaria en toda Europa, que casi termina en el triunfo en Alemania, en Grecia y en otros países. Contra los bolcheviques y la revolución que se extendía la contrarrevolución fortaleció sus garras. Se desato una guerra civil sangrienta, 19 ejércitos intentaron derrotarlos y en toda Europa la situación se polarizo.

La crisis del 30 y la Segunda Guerra mundial tuvo como uno de sus componentes al fascismo y luego desencadeno un proceso que termino en la expropiación de la burguesía en un tercio de la humanidad. Hubo una polarización enorme en todos lados, en España por ej., a la par de la  revolución surgió la contrarrevolución y por el rol nefasto del estalinismo la revolución se terminó perdiendo y ganó Franco, que instalo décadas de dictadura. Esto se dio también en Italia donde se dio una pulseada enorme entre la revolución y la contrarrevolución, que produjo primero el triunfo de Mussolini y luego su caída y la posibilidad concreta de destruir el capitalismo. Posibilidad que se extendió a toda Europa al fin de la guerra, cuando las masas derrotaron al fascismo y se volcaron hacia la izquierda, abriendo la posibilidad de tomar el poder y darle un golpe mortal al capitalismo en toda Europa, si no fuera nuevamente por el rol traidor del estalinismo que pacto en Yalta y Postdam con EEUU e Inglaterra la división Europa y el mundo en zonas de influencia. Fue así que en Europa del este se expropió a la burguesía y  el capitalismo se salvó en la otra mitad, en Francia, Italia, Alemania, donde los trabajadores tenían el poder en sus manos.

Estas crisis profundas, generan fenómenos de gran polarización, a niveles nunca vistos. De la derecha por un lado, pero también de fortalecimiento de las perspectivas revolucionarias. Y esto tiene que ver con un hecho, del que tenemos que ser muy conscientes: en época de crisis los únicos dos programas que permiten salir de la crisis son los de la extrema derecha y los de la extrema izquierda. Porque por un lado, la salida de la burguesía pasa por lograr un nivel de súper explotación brutal de la clase obrera, que es el programa que tiene la ultraderecha y por eso se hace fuerte, porque tiene un programa de salida: llevarnos a la barbarie, que la gente acepte la súper explotación y niveles nunca vistos de flexibilizaciones laborales, de ajustes, de miseria. Y la otra propuesta de salida es el programa que levantamos desde la extrema izquierda, la revolución socialista para lograr socializar los medios de producción y planificar la economía en función de las necesidades de los trabajadores y el pueblo. Las crisis ponen en evidencia los únicos programas de salida y no es casual que se fortalezcan esos dos polos. Lo que se va a licuar cada vez más, lo que cada vez va a quedar más diluido y se va a mostrar cada vez más utópico, son las ideas de la centroizquierda, de los frente populistas, de los que dicen que se puede reformar esto. ¡Porque esto no tiene reforma compañeros! ¡O avanza un plan de contrarrevolución económica brutal para que el capitalismo salga de la crisis, o se abre la posibilidad de cambios revolucionarios! Nosotros desde ya vamos a apostar a lo segundo. Y va a haber elementos que nos permitan fortalecer nuestras organizaciones y mucha gente que saque esta conclusión. Que en Estados Unidos, la mitad de la juventud blanca, no sólo la juventud negra, haya llegado a la conclusión de que el problema es el capitalismo y que la salida es el socialismo, más allá de las confusiones que les meten después los dirigentes socialistas reformistas de ese país, preanuncia un mundo donde nuevamente va a haber franjas de masas que lleguen a esta conclusión. Porque el capitalismo en su esencia de barbarie va a demostrar que hay que buscar otra salida. Un sector la va a encontrar por el lado de la ultraderecha, sobre todo los sectores más marginales, una franja de la pequeña burguesía desesperada que va a creer el cuento de que para salir de la crisis hay que reventar a los extranjeros, que hay que reventar a los desocupados y a los pobres, para mantener los niveles de vida. Pero va a haber otro sector que va a resistir y va a mirar a la izquierda.

Nosotros creemos que vamos a ese mundo camaradas, muy polarizado pero donde va a haber franjas que avancen hacia la izquierda. Y va a haber fenómenos de todo tipo. Muchas veces, vuelvo al principio, en la dinámica local se tienden a perder las perspectivas más generales, y muchas direcciones actúan para inculcar escepticismos de todo tipo,  que no se puede, que no hay relación de fuerza, etc. Hasta que de un día para el otro las cosas cambian, y nos encontramos por ejemplo con lo que pasó acá en el 2001, donde cambia absolutamente todo. Donde franjas enteras de trabajadores y d la clase media giraron a la izquierda, donde surgieron los piqueteros, donde se cantaba “piquete y cacerola, la lucha es una sola”. Donde surgían asambleas, y ahí se discutía el poder, se discutía de todo, como pasa siempre cuando se dan procesos de este tipo. El Líbano era un país tranquilísimo hasta octubre del año pasado, donde las sectas religiosas controlaban todo. Y de golpe se pudrió todo y hoy ya el Líbano es completamente distinto. Antes las distintas sectas religiosas lograban controlar la situación incentivando el odio entre sectores para dividir. Hoy existe un Líbano unido contra ese régimen, contra todo lo que pasa allí. Otro ejemplo es Chile, que hasta octubre del año pasado era el país que vendían como el más tranquilo de todo Latinoamérica, ejemplo mundial de cómo la gente aceptaba ser súper explotada con una sonrisa.  De golpe, de un día para otro, se pudrió todo. Bueno, esa es la dinámica del mundo al que vamos y vamos a ver en cada vez más lugares esta dinámica de cambios bruscos, donde se producirán giros a izquierda. Acá vivimos un giro a izquierda en el 2001 que fue acompañado de un giro a izquierda continental, que provocó rebeliones y revoluciones en muchos países, como en Venezuela. Y nuevos fenómenos políticos surgieron en esos momentos. Acá surgió Proyecto Sur, por ejemplo. Después de la crisis de 2008 surgió Syriza en Grecia y otros fenómenos políticos de giro a izquierda del movimiento de masas. Nosotros creemos que vamos a un mundo donde esto se va a volver a dar, va a volver a haber fenómenos, incluso superiores, porque en muchos lugares se ha hecho la experiencia con los reformistas. En Chile se hizo la experiencia con el Frente Amplio, qué fue lo que había surgido del primer ascenso. Vamos a un mundo muy convulsionado, de muchas oportunidades.

Ahora, el problema de los problemas es el de la dirección revolucionaria en estos procesos. El movimiento de masas va a dar todo lo que puede dar. El problema es que seguimos teniendo una dificultad tremenda: hay un vacío de dirección revolucionaria que todavía no se termina de cubrir. Por eso yo hablaba antes de situación pre revolucionaria y no revolucionaria. Pero va a haber oportunidades para construirla, porque la dirección revolucionaria no se construye de manera evolutiva. Esto fue un debate en la Conferencia del FIT-U, donde tenemos ciertos debates con otras organizaciones que son muy anticuados y anti marxistas. La dirección revolucionaria se construye dando saltos. El Partido Bolchevique no se construyó sumando uno por aquí otro por allá. Se construyó precisamente porque hubo una revolución en 1905, porque vino la Primera Guerra mundial y se produjo una catástrofe. Se construyó en un periodo convulsionado, ando respuesta a nuevos fenómenos, como se construyen los partidos revolucionarios. Lo que es muy importante es llegar con cierta acumulación a esos momentos, para poder aprovechar en su magnitud la situación que se da. Creemos que va a haber muchas posibilidades para construir herramientas revolucionarias, para sacarse de encima a los burócratas sindicales. Para eso, hay que tener una política correcta. Porque puede pasar todo esto y uno tiene una política equivocada, y ve pasar el momento, y no lo aprovecha. Por eso los debates tan fuertes que nosotros tenemos con otras fuerzas de la izquierda, para ver si nos podemos poner de acuerdo en cómo aprovechar esos momentos y cómo no desaprovecharlos.

El rol de los trabajadores

Es evidente que la clase trabajadora en todas las rebeliones que se está dando, de arranque no juega un rol determinante. Porque más bien son rebeliones y revoluciones populares, donde participa la clase obrera, pero participa disuelta en la movilización más de tipo general, mezclada con sectores de la clase media, con la juventud. La dinámica que estamos viendo es que en cada proceso que se da, hay un rol un poco mayor de la clase obrera. En Chile hubo tres paros generales, que la burocracia se vio obligada a llamar por la situación, y es una de las burocracias más podridas, ligada incluso al pinochetismo y ha sido parte de los pactos. En Bielorrusia, arrancó con una movilización de los sectores medios y de la juventud, pero rápidamente se sumó la clase obrera, empezó a haber comités de huelga, el Sindicato Independiente, que se ha mantenido durante años con un asedio enorme de la burocracia, terminó transformándose en un polo tremendo. El día de hoy está en huelga indefinida. En Bolivia la COB, que era un organismo que la burocracia había logrado desprestigiar, volvió a transformarse en un organismo centralizador. Y de hecho ha jugado un rol en las dos crisis revolucionarias que se dieron en octubre y en noviembre. Les recomiendo que vean el último programa del Panorama Internacional, que hemos hecho con los compañeros con los que estamos entablando relaciones allá. En Francia, después de los chalecos amarillos, que fue una movilización más popular, porque eran los sectores medios y trabajadores de las ciudades del interior, que quedaron completamente en la ruina (como acá cuando se reventó el ferrocarril, muchas poblaciones quedaron destruidas) se realizó una Huelga General histórica, que duró semanas y la burocracia no la podía levantar. En India, una parte del mundo que nosotros no conocemos mucho, nos avisan los compañeros de Pakistán que el año pasado se realizó una de las mayores huelgas de la historia, donde participaron más 200 millones de trabajadores. En Colombia, yo les dije, desde el año `77 no había un paro como el que se hizo en noviembre del año pasado. Y surgió un organismo, “el comité por el paro indefinido, donde los sectores mas consecuentes de la izquierda se reúnen para combatir a la burocracia. En Egipto fue crucial el rol del movimiento obrero en la primavera árabe y esto se repite en muchos países.

La clase obrera cada vez va ganando más protagonismo en el ascenso, porque es la más castigada por las medidas que la burguesía está llevando adelante. Y acá me quiero detener en el tema de la conciencia. Otro gran debate en la izquierda, porque muchos tienden a ver que la esencia de la conciencia es atrasada, y parten de ahí para decir que no se puede hacer nada. Primero, la conciencia no es una cosa estática sino que dinámica. Si fuera estática, no podría haber ninguna revolución. Lo que les pregunto es lo siguiente: la gente antes del 2001, ¿qué conciencia tenía? ¿Qué pasó cuando en el 2001, salió a la calle? Se produjo un cambio en la conciencia, porque la conciencia cambia, la dinámica de la conciencia es que cambia. Creemos que la conciencia va a tender a cambiar, aunque está muy ligada también a la dirección revolucionaria. No se puede hablar de conciencia desligada de la construcción de partido revolucionario. Como tampoco se puede hablar de organismos democráticos de la clase, que muchas veces faltan en las grandes movilizaciones revolucionarias, sin hablar del partido revolucionario. Porque la burguesía aprendió. Después de las grandes revoluciones que se dieron en la posguerra, y sobre todo después de la Primera Guerra, la burguesía aprendió, y trabaja para evitar que haya organismos, para evitar que haya democracia obrera. Compra dirigentes precisamente para evitarlo. Sólo la existencia de un partido revolucionario puede lograr que avance la conciencia y que surjan organismos democráticos y barrer a la burocracia.

Nosotros, compañeros, creemos que en las rebeliones y revoluciones que se vienen, va a estar planteado el problema del poder. Se va a volver a plantear el problema del poder, como se acaba de plantear en Bolivia, y como posiblemente se plantee nuevamente en los próximos meses ahí. O como está planteado en el Líbano, donde hay elementos de vacío de poder, por eso el imperialismo está pensando en intervenir desde Francia, para ver si ordena la cosa. Aunque tiene miedo de que eso provoque otra rebelión. Y en ese proceso, con una política correcta, los revolucionarios podemos lograr construir un partido fuerte y disputar la dirección del movimiento obrero y de masas. Pero para eso tenemos que ser conscientes de algo: el problema de dirección es político, no es sindical. La pelea sindical es crucial, que peleemos por los organismos de la clase obrera es crucial. Pero no se va a resolver el problema de dirección ni vamos a voltear a la burocracia, desde lo sindical, peleando por los sindicatos. Sólo podemos voltear a la burocracia, como casta integral, desde lo político. De hecho, los grandes cambios sindicales que se han producido, han venido siempre acompañados de cambios políticos. La burocracia que tenemos nosotros tiene que ver con lo que fue el peronismo en su momento, y sin barrer al peronismo no vamos a barrer a la burocracia sindical argentina. Por eso es tan importante comprender la necesidad de construir partido revolucionario, si queremos realmente que en el proceso de revolución avance la conciencia, más allá de lo que va a avanzar por sí misma, surjan organismos democráticos, barrer a la burocracia, es necesario que surja un gran partido revolucionario.

Les digo otra cosa también, si nosotros no le explicamos a la clase obrera que, por la crisis que atraviesa el capitalismo, para lograr tener condiciones dignas de trabajo, si no le explicamos a las compañeras que para voltear al patriarcado, si no le explicamos a las y los jóvenes que pelean por el medio ambiente, que sin una revolución socialista estamos jodidos y no vamos a lograr ni trabajo digno, ni  igualdad, ni que no destruyan el planeta. Y que por eso el socialismo es una necesidad cada vez más inmediata. Tenemos que lograr explicarle a la vanguardia que está surgiendo, que el proceso se va a polarizar de tal forma, que si queremos evitar incluso que surjan expresiones fascistas, autoritarias, si queremos defender derechos, no basta con intentar pelear por reformas. Tenemos que pelear por la revolución socialista. Y es una necesidad que tenemos de explicarle a la vanguardia, porque es la única forma de ganarla para un programa estratégico en esta etapa, más allá de que por supuesto tenemos que ser los campeones en pelear por las reivindicaciones más sentidas, como salario, el trabajo, etc. Pero hay que explicarles a los trabajadores que no vamos a lograr derrotar al capitalismo en su etapa de descomposición, si no empezamos a discutir y pelear por otro sistema. Y esto nos cuesta muchísimo, porque los trabajadores, incluso los trabajadores organizados en los partidos revolucionarios, tienen una tendencia natural a caer en el sindicalismo, a caer en la pelea coyuntural, nos cuesta explicarle estas cosas más generales a los trabajadores. Y al no hacerlo, muchas veces no terminamos de ganar compañeros para el partido, que es la única herramienta que nos puede permitir no solo alcanzar triunfos parciales, sino también abrir otro panorama estratégico.

Cierre de Alejandro Bodart

Mi idea era dar un panorama general que ayude a ver las tendencias que se van a terminar dando y que ya se están dando en el país y el mundo. Estamos en un momento donde todo lo que sucede a diario son un mazazo sobre la cabeza y la conciencia de millones de trabajadores. Y esos golpes en la cabeza van a generar fenómenos de todo tipo. El movimiento obrero a nivel mundial no está derrotado, sino todo lo contrario: está resistiendo los avances del capitalismo y por eso no estamos todavía en la barbarie. Esta es una definición muy importante y compleja al mismo tiempo. Porque muchas veces hay compañeros que dicen “bueno, pero nos fijamos año tras año y estamos peor”, pero el capitalismo para salir de su crisis necesita pegar un salto de tal magnitud en la súper explotación que sólo puede pasar sobre la base de una derrota tremenda de los trabajadores. Y eso no ha sucedido y los trabajadores van a luchar, se van a rebelar, como estamos viendo, todos los días. Como estamos viendo en LATAM, como estamos viendo en cada uno de los procesos que se dan en la lucha de clases. Y fundamentalmente lo que se van a producir son rebeliones y revoluciones.

Es muy importante tener claridad hacia qué mundo vamos. Vamos a un mundo donde el imperialismo y la burguesía van a intentar descargar cada vez más brutalmente la crisis sobre nuestras espaldas. Ya lo están haciendo, pero van a intentar ir por más y va a haber una resistencia brutal de los trabajadores y los sectores populares. Y se van a producir quiebres, como acá se produjeron en el 2001. Y que se van a volver a repetir en el país, porque el país no es una isla en este mundo tan convulsionado, que todas las semanas nos permite ver cómo en un país explota una rebelión, una revolución.

Puede ser que ya pasen tantas cosas que uno se acostumbra, pero lo que está pasando en Bielorrusia por ejemplo es de una profundidad tremenda, porque era un país que tenía una estabilidad desde hace 30 años. Yo viajé alli el año pasado, estuve en Bielorrusia, y uno de los debates con los compañeros del sindicalismo independiente, que son compañeros nuestros, era “bueno, vayamos lento, acá no pasa nada”… Y de golpe, de un día para el otro, se produjo una rebelión y hoy la situación ha cambiado completa y absolutamente. Pese a que hay una represión enorme, cada vez hay más movilización y en la cabeza de los trabajadores hay un hervidero. Con lo que pasa en el Líbano, lo mismo.

Lo que pasa en Bolivia, un compañero preguntó qué opinamos de Bolivia. Nosotros escribimos un artículo, yo hice un artículo, para la nuestra revista, donde explicamos que para nosotros Bolivia era parte del ascenso, no era parte del retroceso. Porque tenemos una caracterización que para nosotros se demuestra en Bolivia, y es que en el continente hay una situación pre-revolucionaria. Por lo tanto, en Bolivia no fue un golpe lo esencial del proceso. Lo central, lo que inició el proceso boliviano fue una insurrección del pueblo, de los trabajadores y de los sectores populares contra Evo Morales. Los que rajaron a Evo Morales no fueron los militares, fueron los trabajadores y los sectores populares, porque hubo una insurrección contra el tipo. Porque el fraude fue la última gota que colmó el vaso de ataques brutales que venía haciendo este muchacho contra los campesinos. Porque había firmado con la DEA los pactos para liquidar el cultivo de la coca, del cual viven los campesinos en Bolivia, había atacado a los mineros. Fue una rebelión generalizada. Fíjense ustedes que lo que paso en Bolivia fue muy parecido a lo que pasó acá en el 2001. Porque cuando se va Evo Morales, la burguesía desesperada entra en crisis y no sabía a quién poner. Y a la primera que llama es a la presidenta del Senado, que era del MAS, era de Evo Morales. Pero en vez de asumir el poder, la tipa huye desesperada, porque sabe que si sube, la movilización se la come cruda. La burguesía llama a que suba al poder al segundo en la línea de sucesión presidencial constitucional que era la presidenta de la Cámara de Diputados, también del MAS, y la tipa no se anima a asumir. Y por eso termina asumiendo la Yañez está. No nos comamos que ahí el proceso central fueron los milicos o la policía, que es lo que nos quieren vender desde el progresismo o la izquierda impresionista. Acá en el Argentinazo nos querían hacer creer que no habían sido las masas las que habían tirado a De la Rúa y a los 5 presidentes que cayeron en menos de un mes, sino que había sido el peronismo, que habían armado una especie de golpe desde las sombras, para evitar que las masas se hagan conciencia de su poder. En Bolivia es lo mismo, son las masas las que han sido las protagonistas. Por supuesto, frente al vacío dirección después subió esta mujer, que es de derecha, y que empezó a aplicar planes de derecha. Como acá terminamos con Duhalde, que es el facho que hace pocos días salió a decir que acá hacía falta un golpe de Estado, el que mató a Kosteki y Santillán. Pero el proceso no fue que Duhalde dio un golpe de Estado en la Argentina para quedarse con el poder en el 2001. Fueron las masas las que tiraron abajo precisamente al Gobierno y no dejaron estabilizar a la burguesía, hasta mucho después. Yo creo que Bolivia confirma la regla. Más allá de que, por supuesto por el vacío de dirección, si no surge una dirección revolucionaria que logre disputar la dirección de la COB y tomar el poder, la burguesía se reconstruye.

Por todo esto la situación mundial es pre-revolucionaria. Porque van a haber revoluciones por todos lados, pero que si nosotros no logramos construir una dirección revolucionaria para que la capitalice, va a ir para cualquier lado ese proceso. Nosotros creemos que hay más condiciones ahora que antes en el mundo para construir esa dirección revolucionaria. Porque las revoluciones hacen avanzar la cabeza de una manera acelerada: en un mes de revolución la cabeza avanza más que en 30 años. Y el compañero que ayer lo vemos atrasado y qué opina “boludeces”, porque se come el verso de la opinión pública, de los medios, porque es lo único que ve como alternativa, de un momento a otro tira todo eso y avanza aceleradamente en su nivel de conciencia. Como pasa en las luchas en pequeño, como lo que contaban los compañeros de LATAM, donde hasta ayer había compañeras que defendían a la empresa y hoy son las primeras que están en cada acción y se dan cuenta de lo que pasa.

En una revolución pasa esto a 1000 x 1000. Y en el mundo están pasando revoluciones. Lo que está pasando en EEUU es tremendo, es el corazón del imperio, no se veía desde hace decadas. En Francia, países centrales… Y esto se va a generalizar. La dinámica que vemos es a más revoluciones, porque va a haber resistencia a la salida capitalista y a lo que quieren hacer todos estos tipos. Y en esa resistencia la cabeza va a avanzar  y se van a crear más condiciones. Lo que no va a pasar es que la gente llegue sola a la conclusión de que tiene que tomar el poder, hacer el socialismo. Eso lo tiene que lograr el partido revolucionario. Solo un partido revolucionario puede convencer al movimiento de masas frente a esa situación. Y si no está ese partido, se desaprovecha la oportunidad. Ahora, hay más condiciones cuando pasa todo esto. Porque las revoluciones van acompañadas de un giro a izquierda del sector del movimiento de masas, que empieza buscar por fuera de lo tradicional. Y yo creo que ahí es donde está la oportunidad para los revolucionarios. En Argentina, ahí me gustó mucho lo que dijo Majo, la clase obrera Argentina no es la vieja clase obrera peronista, hubo un cambio tremendo, generacional. Son los hijos del 2001, yo creo que eso está presente y que cuando hay rebelión la gente rápidamente recuerda sus momentos de constitución, y es como que se vuelve a enganchar con lo que pasó. Creo que el 2001 está latente en Argentina, está latente el “que se vayan todos”. Han convencido a un sector de que la salida venía por el lado del Frente para la Victoria, de que no es lo mismo que el peronismo, por eso hay un quilombo bárbaro en el Gobierno entre los sectores que ha convencido el Frente para la Victoria y el PJ tradicional. El peronismo en Argentina es de derecha total, el peronismo es Menem. Se tuvieron que reconfigurar y un sector conformar el Frente para la Victoria, para canalizar el 2001. Pero ese sector va a entrar en contradicciones cada vez mayores, ya está en contradicciones. Muchos de los que están en las tomas de tierra, están ligados a movimientos piqueteros que apoyan al Gobierno. Y entran en contradicción con un Gobierno que termina dándole manija a Berni para que lo saque a patadas. O con Vicentin, con cada una de las cosas que pasan.

Tenemos que ver en dinámica y de manera dialéctica el futuro, que va a ser muy convulsionado y lleno de oportunidades. También lleno de peleas y de allí la necesidad de organizarse para peleas brutales que tendremos que dar contra las patronales. Y se va a tender a polarizar el mundo, como ya se está polarizando. El gran problema es si nosotros somos los que configuramos un polo dentro de eso. Porque el problema no es que crezca la derecha, va a crecer la derecha. Porque la derecha tiene un programa para salir de la crisis. El problema es si crece el polo de la izquierda revolucionaria en los procesos. Por ejemplo, nosotros estamos dando una pelea en Argentina, para que deje de dormir la siesta el FIT. Porque el FIT-U podría ser el polo alternativo. Le estamos regalando la calle a la derecha. Los únicos que salen acá a dar banderazos y todo, es la derecha. Cuando tendría que ser la izquierda la campeona en salir a disputarle. Esa es la batalla que estamos dando, y tenemos un problema, hay una visión sindicalista de PO, que dice que no hay que hacer política, que política solo se hace en la época electoral, una cosa demencial. Y estamos tratando de ver si convencemos de que tenemos que salir. Porque es ahora la oportunidad de salir a presentar una alternativa. No hay que esperar que venga la revolución en Argentina para salir, tenemos que tratar de acumular fuerzas en nuestro país y hay condiciones. Parte del 2001 es también el caudal que ha seguido a la izquierda en estos años, que no es un caudal menor. Hay un millón de personas que más o menos se consideran de izquierda en este país, que te votan, que te acompañan, si vos lo alimentas, pueden ser 2 o 3 millones rápidamente. Y frente a una futura crisis revolucionaria, podría pegar un salto enorme en el país, porque nada es en vano, el 2001 no fue en vano. Los procesos revolucionarios quedan en la conciencia de la gente, se congela en el momento de calma, pero se reactiva cuando nuevamente el proceso revolucionario pasa al frente. Por eso se producen las revoluciones.

El trabajo es alienante, el estar en el lugar de trabajo nos hace permanentemente, no a nosotros que somos revolucionarios, pero si al conjunto de la clase obrera tener una visión estática, esquemática, ver solo lo que pasa en el lugar. Las direcciones actúan para que se vea la contraofensiva de la patronal y no la fuerza que tenemos nosotros, los trabajadores. Ahora, nosotros que somos revolucionarios, en esta situación y si tenemos claridad de que lo que se viene es más ajuste, pero también más resistencia, posibles revoluciones y rebeliones que van a actuar sobre el país aunque no se den acá, y que finalmente algo va a pasar en el país más temprano que tarde, de lo que se trata hoy, en este momento, además de la lucha sindical que es fundamental y de las peleas en curso (porque si no intervenimos las luchas concretas y cotidianas para que triunfen, sino tenemos un programa de salida para cada una de las luchas, no podemos hablar de nada, no tenemos autoridad absoluta para hablar de nada), es incorporar también el debate y llevar la discusión de que acá el problema es el capitalismo y que si no queremos ir a la barbarie, porque ahí nos están llevando, tenemos que dar una pelea por un sistema distinto. Y esa pelea hay que darla junto con la lucha sindical. Y que es ahora que la tenemos que dar.

Tenemos que ser campeones en explicar en el movimiento feminista, que nunca va a terminar el patriarcado sin el socialismo. En los lugares donde tienen peso los derechos humanos, que cada vez va a haber menos democracia en el capitalismo, que la única forma de democracia es yendo a otro tipo de sociedad, donde sean los trabajadores a través de sus organismos los que dirijan todo. Que no va a haber ninguna posibilidad de frenar el ecocidio que se está produciendo, fruto de que el capitalismo cada vez es más salvaje, si no hacemos el socialismo. Es ahora la oportunidad que tenemos .Y que eso va de la mano de construir un partido revolucionario. Es ahora cuando tenemos que empezar a dar esos debates con fuerza, y saber que lo sindical es fundamental, pero limitado. Y a nosotros nos cuesta esto, porque en lo sindical uno tiende a tener políticas para acordar con todos. En cambio en esto, nos va a costar que un sector nos acompañe. Pero es fundamental empezar a hablar de esto ahora, porque cuando venga la hecatombe y mucha gente se abra,  muchos de los que nos van a seguir van a ser con los que empezamos a discutir ahora, aunque hasta ahora no nos hayan seguido.

Por eso creo que es muy importante aprovechar los debates actuales, para empezar a meter el tema. Por ejemplo, el peronismo se prepara con la mano derecha para este momento, porque sabe que lo que se viene es la rebelión, ya no puede ir con la mano izquierda intentando dar. No, va a tener que dar palo. Por eso lo preparan a Berni como alternativa, para disputarle parte de la base social al macrismo. La burguesía es una clase consciente. El proletariado tiene un problema de vacío dirección, que no tiene la burguesía. La burguesía tiene una dirección, que se prepara, que planifica, que es consciente de para dónde vienen los fenómenos. No se están preparando ahora para prometer que van a dar concesiones al movimiento de masas, porque saben que la próxima etapa van a tener que ajustar. Por eso se preparan para formar dirigentes y alternativas de derecha, para pegar, pegar y golpearte en la cabeza. Ellos se preparan, pero tenemos que ver cómo también nos preparamos nosotros y le agarramos los debates. Por ejemplo, Berni salió a decir que hay que defender la propiedad privada frente a las tomas de tierras, y nosotros tenemos que ser campeones en discutir que acá todas las tierras se las robó la burguesía y así se construyó la oligarquía y la burguesía actual en el país. Y que nosotros lo que defendemos, no es la propiedad privada para que un grupo de vivos tenga el conjunto de las tierras, que tenga el conjunto de la riqueza. Queremos la propiedad colectiva a cargo de la sociedad, como única salida. Hay que agarrar los debates de fondo en esta etapa. Y yo creo que es muy importante que ustedes, los trabajadores, se formen y armen para dar estas peleas también. No solo dar las peleas sindicales, sino también dar estas peleas más de fondo. Porque, de última, la clave para que alguna vez podamos resolver el problema del socialismo es si ganamos un sector de la clase obrera para que acompañe las ideas de la revolución socialista, y a un sector para que milite. No van a militar todos, pero no hay revolución sin un fuerte partido, pero también sin un sector importante de la clase obrera que siga las ideas de la izquierda revolucionaria también, y que vea y empiece a creer que la salida frente a la crisis no es más capitalismo, sino una sociedad completamente distinta. Por eso sirve discutir situación mundial, para saber cuál es la dinámica del mundo. Y la dinámica es a más revolución, es a que haya giros a izquierda, a que haya más polarización, a que se fortalezca también la derecha, y a que vayamos a choques cada vez más claros entre las dos únicas propuestas que existen en la humanidad para que la humanidad deje la crisis. Las dos implican salir del capitalismo. Una es ir a la barbarie, que es la que nos propone la derecha, porque ya el capitalismo no puede dar respuesta de conjunto a la situación. Y del otro es la revolución socialista, y el socialismo con democracia. Hagámonos campeones de pelear en las luchas concretas, pero con esa perspectiva, que te lleva a construir partido, te lleva a construir organización revolucionaria.

La clase obrera va a jugar un rol cada vez más determinante en las revoluciones, pero no van a surgir organismos democráticos sin un fuerte partido que lo impulse. Fíjense que hasta hay sectores de la izquierda que son burocráticos, lo que nos ha pasado con todos los sindicatos que ganamos, lo que nos ha pasado en docentes. En los plenarios sindicales algunos partidos como el PO que han declarado que están en contra de que la base decida. Por eso, van a surgir organismos democráticos si hay un fuerte partido defensor de la democracia obrera, si educa desde ahora en la democracia, en la necesidad de que decida aunque se equivoque la clase obrera. Tiene derecho a equivocarse, porque durante años le han impedido hasta que opine. Tiene que haber un partido para barrer a la burocracia, no va a caer sola, y ahora es la oportunidad de empezar a meter esto. A lo mejor hace unos años era un poquito más complejo, porque la situación era contradictoria. Sigue habiendo complejidades, pero cada vez va a haber más oportunidad para meter estos debates. Y si no los metemos nosotros, no los va a meter nadie. Y ahí es cuando se desaprovecha la oportunidad. Me gustaron muchas de las intervenciones, porque creo que entre todos nos abrimos la cabeza para entender lo que pasa y para prepararnos para lo que se viene.

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