domingo, 26 enero 2025 - 03:35

Barra afuera. La Casa Rosada despide al Procurador del Tesoro

En un movimiento que expone las grietas internas del oficialismo, el gobierno de Javier Milei decidió despedir al Procurador del Tesoro, Rodolfo Barra. La decisión, según trascendió, responde a la emisión de un dictamen que, a juicio del Ejecutivo, no defendió adecuadamente los intereses del Estado en el caso de una empleada pública que reclamaba la restitución de un incentivo salarial.

La medida generó repercusiones inmediatas, tanto dentro como fuera del gobierno. Según fuentes cercanas a la Casa Rosada, el despido de Barra sería parte de una estrategia para consolidar la línea dura del Ejecutivo frente a funcionarios que no se alineen plenamente con las directrices presidenciales. “Esto no se trata de un dictamen puntual, sino de una serie de acciones que evidencian una falta de compromiso con el proyecto del gobierno”, señalaron desde el entorno de Milei.

Problemas en las alturas

Sin embargo, el despido de Barra no se limita a una cuestión técnica. Este episodio es el más reciente en una serie de decisiones que han encendido alarmas sobre la creciente concentración de poder y la falta de tolerancia hacia voces disidentes. En las últimas semanas, el Ejecutivo también desplazó al titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), Ignacio Yacobucci, acusado de no seguir las instrucciones oficiales en causas vinculadas a la corrupción.

La salida de Barra, es percibida como un mensaje claro hacia otros funcionarios: cualquier disenso o independencia de criterio será sancionado. A pesar de las críticas, desde la Casa Rosada aseguran que las decisiones apuntan a “garantizar la cohesión interna” del equipo gubernamental y remarcaron que “no hay espacio para dobles lealtades”.

Pero la decisión no está exenta de polémica. Desde sectores opositores y algunos aliados moderados, señalan que la remoción de Barra evidencia tensiones crecientes dentro del oficialismo. Legisladores de la oposición calificaron la situación como “un intento por imponer disciplina mediante el miedo”.

A medida que el gobierno avanza en sus reformas económicas y políticas, las fracturas internas podrían volverse más evidentes. El despido de Barra no solo pone en cuestión la estabilidad del equipo de Milei, sino también el modelo de liderazgo que busca imponer el Ejecutivo, caracterizado por un férreo control interno y un alto costo para quienes no se pliegan completamente a su línea.

La decisión abre interrogantes sobre el futuro del gobierno, donde las tensiones internas parecen estar alcanzando un punto crítico. Mientras tanto, en los pasillos de la Casa Rosada, el mensaje es claro: no hay espacio para disidencias.

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