Bancos exigen garantías a Milei. El salvataje de EEUU se demora

Mientras el secretario del Tesoro estadounidense, sale a vender internamente el salvataje a la Argentina, la otra pata del rescate financiero de 40.000 millones de dólares muestra debilidades.

Los principales bancos de Wall Street –JPMorgan Chase, Bank of America, Goldman Sachs y Citigroup–, que supuestamente aportarían 20.000 millones en créditos, están exigiendo garantías concretas o un aval directo del propio Tesoro norteamericano antes de desembolsar un solo dólar. El motivo es claro y se expresa en un artículo de The Wall Street Journal: se resisten a prestarle “a un país que arrastra un largo historial de crisis y defaults. La confianza que Bessent pregona en sus discursos no se traduce en los escritorios de los banqueros, que, por ahora, ven con desconfianza la solvencia de un gobierno en crisis aguda.

Las declaraciones de Scott Bessent, por su parte, son un guion repetido que mezcla elogios ideológicos con una complicada advertencia. En un nuevo hilo en su cuenta de X, volvió a defender el acuerdo de swap de 20.000 millones como un “puente hacia un futuro económico mejor para la Argentina, no un rescate”. Justificó el apoyo argumentando que “no queremos otro Estado fallido en América Latina” y que una Argentina estable está en el “interés estratégico de Estados Unidos”. Pero, todo esto choca de lleno con la realidad de un gobierno que no logra estabilizar la economía ni con todo el respaldo explícito de Washington.

La frase del secretario del Tesoro norteamericano, que replica el concepto de “Estado fallido” que días atrás usó Trump al decir que el país “se está muriendo”, dejan en claro el tipo de relación colonial al que intentan apuntalar: no se ayuda a un socio, se contiene a un paciente terminal por interés geopolítico.

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La visita relámpago de los CEOs de J.P. Morgan, Jamie Dimon, y de Citi, Jane Fraser, a Buenos Aires este miércoles, lejos de ser una señal de confianza, expone las dudas que persisten en el corazón de Wall Street. Si bien sus agendas podrían incluir reuniones con el gobierno, su presencia coincide con la exigencia de sus propias instituciones de contar con avales sólidos.

Según algunas fuentes, “el acuerdo podría no concretarse”. Esta prudencia bancaria es un juicio brutal sobre la credibilidad del equipo económico de Milei, el cual, se encuentra totalmente atado a un programa agotado. Mientras el oficialismo intenta mostrar el viaje de los banqueros como un espaldarazo, en los despachos se negocia qué activos argentinos podrían empeñarse o hasta qué punto EEUU está dispuesto a salir de garante de un país que, como señalan los analistas del capital, necesita una “devaluación más profunda” que haría caer el valor de cualquier garantía.

Este forcejeo financiero ocurre en medio de un creciente malestar en Washington. Por un lado, 36 congresistas demócratas exigen transparencia total sobre los riesgos que asume el Tesoro con el swap. Por el otro, el lobby agropecuario norteamericano rechaza cualquier apertura a la carne argentina que Trump haya insinuado. El salvataje, por lo tanto, no es gratis. Tiene un costo político interno para Trump y un precio de sometimiento para la Argentina.

Cada día que pasa hace más evidente que los 40.000 millones son, en el mejor de los casos, un salvavidas de plomo para un gobierno que se hunde, y que la única estabilidad que ofrece es la de un protectorado financiero cuyo verdadero beneficiario será, una vez más, el capital especulativo internacional.

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