domingo, 24 noviembre 2024 - 22:18

Banco Central. Las medidas de Caputo queman las reservas

Los movimientos que se realizaron el 29 de julio pasado hicieron encender las alarmas de las reservas del Banco Central. En función de la intervención que realiza el staff económico del gobierno, encabezado por el ministro Caputo para mantener estable el precio de los dólares, se realizó la intervención más grande desde junio, dejando a las reservas en el nivel más bajo en los últimos cinco meses.

Buscando evitar una futura devaluación, el gobierno viene interviniendo en el mercado cambiario y con el movimiento que realizaron el pasado 29 hicieron que se quemen U$S 124 millones, dejando que las reservas queden en los U$S 27.132 millones, siendo este el monto más bajo de los últimos cinco meses del año. Por como se viene dando la dinámica en las intervenciones, el BCRA se encamina a cerrar por segundo mes consecutivo con un saldo negativo, es decir, que se vende más de lo que el gobierno estaría recaudando. 

Con esta última venta se acumula en lo que va del mes una liquidación de US$1.884 millones. Y en lo que va del año, la pérdida de reservas se registra en los U$S4.061 millones.

Este accionar que viene realizando el equipo económico del gobierno libertario busca frenar el movimiento del dólar y sobre todo de los dólares financieros, como lo son el MEP (Mercado Electrónico de Pagos) y el CCL (Contado con Liquidación). Esta intervención hizo que en esa jornada estos tipos de dólares paralelos no superen los $ 1.300, todo en función de mantener estática la brecha existente con el precio del cambio oficial.

La batería de medidas que vienen anunciando en tándem la cartera de Economía junto con el BCRA, en esta segunda etapa de emisión cero para la estabilización de la economía, tiene como objetivo próximo la liberación del mercado de cambio, una de las tantas exigencias del FMI. Pero a todo esto, el principal obstáculo al que se enfrenta el gobierno es la escasez de dólares. Es por esto que esta dinámica intervencionista tiene su límite. En lo inmediato el panorama no pinta de manera favorable para el gobierno de Milei, ya que se suma un nuevo elemento más, el precio mundial de la soja, la cual está tocando mínimos cercanos a los que se operaba en la época de la pandemia (U$S 392 por tonelada). La baja del precio de este commoditie afecta uno de los canales de recaudación más importantes de la economía argentina. Recordemos que este mercado venía con un nivel muy bajo de recaudación a causa de la exigencia de este sector por una nueva devaluación para tener más margen de rentabilidad a la hora de liquidar la cosecha.

A la caída de las reservas por la intervención en el mercado cambiario, más el embate por el precio mundial de la soja, también se agregan en los primeros días de agosto un nuevo pago del BOPREAL [i] y un desembolso de intereses al FMI por el acuerdo vigente. Un combo que volverá a generar un gran golpe en las reservas netas del BCRA.

Las reuniones realizadas, la semana pasada, entre Luis Caputo con la directora del FMI, Kristalina Georgieva y con la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, tenían como fin conseguir algún acuerdo y así obtener los fondos necesarios para poder capear esta falta de dólares. Todo en miras de poder levantar el cepo cambiario en un futuro próximo. Pero a pesar de las simpáticas publicaciones sobre estos encuentros los dólares no se consiguieron.

El gobierno proyecta que son necesario entre U$S 10.000 y U$S 15.000 millones para poder cumplir este reclamo sobre la finalización del cepo y lograr la liberación del tipo de cambio, además de que con esto podrían frenar de alguna manera la sangría que vienen sufriendo las reservas. Actualmente la gestión de Milei para conseguir estos fondos parecería depender de un acto de fe. El gobierno apuesta a una nueva presidencia de Trump, en donde el FMI facilitaría el desembolso de los capitales necesarios, ya que trabajaría bajos los designios de la nueva dirección que tendría el Tesoro estadounidense bajo una gestión trumpista.   

Claro está que, en toda esta arquitectura, la variable de los trabajadores no entra en juego en ningún momento. Más allá de que cualquier cálculo que salga de manera positiva o negativa para el gobierno, golpea de manera directa en las condiciones de vida de las mayorías trabajadoras. Producto de todas estas medidas la recesión continúa profundizándose, acercándose cada vez más a una depresión económica. Si el gobierno consigue o no esos fondos, no saca de la hoja de ruta la posibilidad de una nueva devaluación y la aplicación de un ajuste mucho más violento para los trabajadores y los sectores populares. Las necesidades a atenderse en estos movimientos son las de los sectores más concentrados de la economía y del Fondo Monetario, no la de la recuperación del empleo y el salario.


[i] Bono emitido en dólares para hacer frente a la deuda existente con los importadores

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