jueves, 14 noviembre 2024 - 16:20

Bancarrota del progresismo. El Grupo de Puebla felicitó a Fernández por el acuerdo con el FMI

El llamado Grupo de Puebla, que nuclea a 50 dirigentes del progresismo latinoamericano, entre los cuales se encuentran muchos amigos de Cristina y el kirchnerismo, acaba de emitir un comunicado por el cual respalda y felicita al gobierno de Fernández por su acuerdo con el Fondo. Los autotitulados “progresistas” pasan así del discurso pseudo antiimperialista a mostrar sin disimulo que terminan siendo felpudos de los banqueros internacionales.

Entre los firmantes de la “felicitación” se encuentran figuras como el ex presidente de Brasil, Lula da Silva; el ex presidente de Ecuador Rafael Correa; el ex presidente de Paraguay Fernando LLug; el ex presidente de España José Luis Rodríguez Zapatero; los representantes del gobierno mexicano de Manuel López Obrador; el ex presidente de Panamá Martín Torrijos; el coordinador del Grupo de Puebla, Ernesto Samper y representantes del actual gobierno español, entre otros.

En la nota de apoyo al acuerdo se señala “la abrumadora aprobación al mismo en el Congreso de la Nación”, refiriéndose a la aprobación de la media sanción del proyecto de ley que avala el endeudamiento en la Cámara de Diputados. O sea, festeja el acuerdo del 99% de la derecha argentina, empezando por Juntos por el Cambio, el bloque albertista, de Massa y los gobernadores del Frente de Todos, la traidora burocracia sindical cegetista, el conjunto de la burguesía y multinacionales que operan en el país que hicieron posible su aprobación.

Señalaron además que “estamos conscientes de que la deuda contraída durante el gobierno neoliberal de Mauricio Macri ha traído enormes consecuencias al pueblo argentino, y frente a eso, las actuales autoridades argentinas han obrado en la negociación siempre velando por los intereses de Argentina, y los que más lo necesitan”.

Al mejor estilo de Alberto, denuncian la estafa de Macri, pero avalan su convalidación con este nuevo acuerdo con el FMI y disimulan la traición a sus promesas de campaña cuando sostienen que vela “por los intereses de Argentina”, cuando en realidad se somete al país a un monitoreo diario de los buitres internacionales y se profundiza enormemente las políticas de ajuste que ya vienen sufriendo “los que más lo necesitan”, para cumplir con las exigencias de ajuste fiscal del FMI.

Afirman también que esperan que “el FMI no reproduzca los graves errores de las políticas recesivas” y “asegure el espacio necesario en política económica para que Argentina inicie una recuperación económica y social sostenida”.

Se pliegan así al coro de los cínicos que afirman que se puede crecer y pagar, cuando está absolutamente claro que del acuerdo no va a salir un solo dólar para invertir en el desarrollo de la economía del país y, al contrario, sus políticas de aumento de las tasas de interés, devaluación sistemática del peso, restricción de la capacidad soberana del país de emitir moneda, achique de subsidios y aumento brutal de las tarifas, depreciación constante del salario y las jubilaciones, junto al impulso de la actividad extractivista para juntar dólares para pagar la deuda externa, son una clara política recesiva y depredadora de los ingresos populares.

Por último denuncian “la violencia de la que fue objeto la oficina de la vicepresidenta de la Nación Argentina, Cristina Fernández”, sin hacer ninguna denuncia sobre la represión policial y persecución posterior sobre los manifestantes que participaron en las protestas frente al Congreso Nacional contra este nuevo pacto de coloniaje y miseria para el pueblo argentino firmado por el gobierno de Fernández, con el apoyo de la derecha y el grueso de la burguesía argentina.

Este agrupamiento de líderes progresistas, a la que suelen referirse los medios hegemónicos como una “alianza de la izquierda de la región” reúne diversos dirigentes. Desde Correa, que en sus primeros momentos tuvo fuertes roces con el imperialismo para luego ceder a sus presiones, o Lula, que fue parte de la resistencia a la aplicación del ALCA para la región, para convertirse luego en un interlocutor privilegiado del imperialismo y el Fondo en los tiempos de la “revolución bolivariana”; hasta personajes menores del imperialismo europeo como Zapatero. Ya no tienen el menor pudor en disimular sus lazos con el imperialismo yanqui, al que critican algún día de fiesta. Ahora muestran su verdadera esencia, acompañando a los que recomiendan el camino de la dependencia de nuestros países como lo único posible y sensato.

El bochornoso giro a la derecha de esta gente se debe a que ya no existen espacios para el antiimperialismo de pico, mientras se intenta administrar la crisis sin afectar los grandes intereses de la banca internacional y las multinacionales. Esa falta de espacio para estas maniobras es la que explica la profunda crisis del kirchnerismo y los que lo acompañan. Votan en contra del acuerdo o se abstienen, intentado despegarse del seguro castigo que su base electoral popular le va a propinar en las calles y en las próximas elecciones, continuando la enorme pérdida de apoyo sufrida en las elecciones pasadas; mientras continúan en sus cargos en el gobierno que empieza un nuevo ajuste brutal, ya que son incapaces de encabezar una resistencia a los planes imperiales.

Tal resistencia significaría romper con Fernández y el conjunto de la burguesía y movilizar por medidas como desconocer la fraudulenta deuda, que tienen una dinámica claramente anticapitalista. Por eso las banderas nacionales y populares han quedado en manos de la izquierda, que junto a las luchas de los trabajadores y sectores oprimidos por esta liquidación de nuestros más elementales derechos soberanos resiste a esta grave entrega del país. El Frente de Izquierda Unidad, que ha convocado a tres enormes movilizaciones contra este acuerdo con el FMI, se propone como alternativa política para encabezar esa pelea.

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