Continuó el juicio por el “Villazo”, que tiene como imputados de ser responsables del “Operativo Serpiente Roja del Paraná” a miembros jerárquicos de la empresa ACINDAR, corresponsables civiles, integrantes de las fuerzas policiales, miembros de las fuerzas parapoliciales de la Triple A y la burocracia sindical de la UOM, dirigida en aquel entonces por Lorenzo Miguel. En el día de ayer, en una audiencia histórica, declaró uno de los integrantes del Comité de huelga y miembro del PST en 1975: Oscar “Pacho” Juárez.
La audiencia que comenzó temprano, cerca de las 9 de la mañana, en el edificio del Poder Judicial que se encuentra en Villa Constitución, tuvo como anticipo el arribo de un conjunto de militantes del MST en el FIT-Unidad, encabezada por los dirigentes nacionales Alejandro Bodart y Cele Fierro. También estuvieron presentes Vilma Ripoll, Pablo Vasco, Mariano Rosa y, además, Jime Sosa en representación de la regional Santa Fe junto a un combativo contingente de la regional de Rosario.
Allí, previo al ingreso para dar testimonio, Oscar “Pacho” Juárez dio unas palabras para el conjunto de la militancia donde señaló la importancia de continuar la pelea por este juicio y mantener en alto las banderas de Memoria, Verdad y Justicia. Como también la lucha por la “Memoria Completa”, en alusión a los crímenes de lesa humanidad cometidos por las bandas de la Triple A, como antesala a la dictadura, que organizó el último gobierno de Perón bajo el mando de López Rega.
Huellas históricas del Villazo, una lucha obrera y popular
El inicio del testimonio de “Pacho” estuvo atravesado por una alta emotividad. Su relato, donde rememoró su militancia sindical, siendo delegado con tan sólo 20 años, en un complejo fabril de más donde habitaban grandes metalúrgicas, Metcon era donde él se encontraba empleado, ilustró un clima de época, de militancia, propio de la década del ‘70. Momento histórico donde el sindicalismo clasista y combativo estaba a la orden del día.
También, durante la audiencia, “Pacho” supo comentar el proceso de la lucha del ‘74, en Villa, que funcionó como puntapié para que la lista marrón ganase al aparato burocrático de Lorenzo Miguel, que contaba con la complicidad del gobierno nacional de turno.
En otras partes también se encargó de denunciar todo el plan que existió, denominado “Operativo Serpiente Roja del Paraná” para poner fin, a través de métodos represivos, a una nueva dirigencia sindical que se forjaba al calor de las batallas contra los derechos laborales. Mixturando las formas en que actuaba el frente que agrupaba a las patronales, el gobierno nacional, las fuerzas policiales, parapoliciales y la Triple A, “Pacho” también relató la solidaridad existente en el pueblo por aquel entonces.
Una solidaridad que se encarnó en todo el pueblo, ayudando con recursos de todo tipo para sortear el plan represivo que asesinó y desapareció a aquellos trabajadores que quisieron tildar de “terroristas”. Todo lo contrario, a lo que aquellos obreros de Acindar y Metcon, entre otras fábricas, representaban para la vieja Villa Constitución de no más de 25.000 habitantes.
La verdad completa en tiempos de claroscuros
La gesta del “Villazo” no fue un hecho más. Fue un hito histórico que, como reflejamos, demostró cómo el último gobierno de Perón sirvió para dar paso a la última dictadura genocida. “Pacho”, como todos aquellos que participaron del Comité de Huelga de aquella pelea, son la muestra de una batalla por la construcción desde abajo por un modelo sindical diferente, opuesto por el vértice al de la burocracia sindical. Pero también es una muestra de una pelea política por otro modelo de país, de sociedad distinto, donde desde abajo se puede enfrentar al poder real.
En tiempos donde la falsa teoría de los dos demonios pretende resucitar, es necesario fortalecer y rodear este juicio como la continuidad de una pelea histórica. Una necesidad para derrotar a esos claroscuros, hoy encarnados en Milei y Villarruel, con el horizonte presente de que la fuerza de la unidad, la lucha y la movilización, pueden hacer que se consigan objetivos que a primera vista parecen poco posibles.