sábado, 23 noviembre 2024 - 01:00

Asimetrías. La Navidad en tiempos de crisis

Aunque tiene un origen religioso, la Navidad se entremezcla con tradiciones y costumbres oriundas de cada región donde se celebra. En Argentina, a través de los años ha ido perdiendo su sentido religioso y en la gran mayoría de los casos se trata de un evento de tipo social o familiar.

Cuando llegan las fiestas en tiempos de crisis, la carestía de vida se expone aún más y el malestar general se hace sentir. El gobierno y las patronales, responsables de la decadente situación social se desesperan por mantener la paz social, e intentan poner algunos “mangos” efímeros en el bolsillo de miles de trabajadores empobrecidos. El único “regalo” del gobierno es para el FMI, le desembolsó 1.892 millones de dólares por la deuda, y le promete más ajuste.

Consumismo y desigualdades

La tradición de hacer regalos en las fiestas es aprovechada para incentivar el consumo de todo tipo de mercancías. Semanas antes de la Navidad se despliegan millonarias campañas de publicidad para impulsar la compra masiva y darle un empujón a las ganancias de las grandes empresas. De ahí el famoso chiste sobre que “Papá Noel es empleado de Coca Cola”.  En el marco del capitalismo, toda la actividad humana contribuye a concentración de la riqueza del capitalista. Y en tiempos de ajuste y crisis, como el que transitamos, la desigualdad se acentúa.

En épocas donde el capitalismo gozaba de mejor salud, los empresarios derrochaban trabajo humano produciendo a gran escala baratijas, creando las condiciones para que se conviertan en una necesidad para la población y aumentando considerablemente la huella ambiental, entre otros efectos negativos.

La Navidad era la ocasión perfecta, por ejemplo, para colocar en el mercado aparatos electrónicos basura, construidos para dañarse antes de la próxima navidad y así sostener un ritmo regular de ventas. Pero la crisis tremenda que castiga particularmente a la clase trabajadora y los sectores populares ha aumentado las desigualdades y estos sectores no reciben ningún “derrame” de la opulenta mesa de los de arriba. La mesa popular está en el límite de la pobreza.

Contradicciones en tiempos de ajuste

Un economista reformista yanqui acuñó la frase: “El capitalismo incrementa los deseos pero reduce la posibilidad de satisfacerlos”. La navidad en tiempo de crisis económica expone la desigualdad. Los regalos se vuelven un privilegio de las clases acomodadas y las mayorías populares optan por presentes simbólicos. Hasta la tradicional cena navideña se vuelve más escasa debido a los escandalosos precios de los alimentos.

Esto crea mucho malestar entre lxs trabajadorxs. Por eso se amplía la lucha por salario y ayuda social. En medio de una crisis económica brutal, con salarios de miseria, precarización laboral y desempleo tenemos que exigir festejo de Navidad y Año Nuevo para todos los trabajadores.

Con los indicadores socioeconómicos de nuestro país, no hay celebración que aguante. En promedio, la carne acumula un aumento anual del 50%. Algunos productos de la canasta navideña aumentaron con respecto al año anterior hasta un 70%. Y a partir de enero aumentan las tarifas de luz y gas. Por solo dar algunos datos.

Reflexión

Las fiestas también son tiempo de reflexión, viendo como se expresa en ellas la esencia del capitalismo y los gobiernos que lo sostienen. Por eso las posturas individualistas “anti-consumistas” no sirven para herir al sistema y combatir la desigualad. La única manera de combatir y terminar con la desigualad social es con la lucha obrera, popular, de las mujeres y la juventud, que empiece por derrotar el ajuste y echar al FMI y pelear por un plan económico donde la crisis la paguen los capitalistas y no el pueblo. Para ello, es fundamental fortalecer el Frente de Izquierda Unidad como herramienta política para el cambio. En eso estamos desde el MST. Solo cuando lxs trabajadorxs dirijamos democráticamente la producción, y esta se ordene en primer lugar por las necesidades sociales, y de forma sustentable, el goce de la vida será un derecho para todxs. Y podremos festejar libremente, de la forma que y con quienes queramos. El mejor regalo para esta Navidad es un 2022 lleno de lucha por estos objetivos.

Juan Russo

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