lunes, 18 noviembre 2024 - 20:45

Así no va más, que el pueblo decida todo. Paremos el saqueo a los bolsillos populares

El país es una olla a presión, crece el descontento social, hay un estado de deliberación, inquietud, debates de todo tipo y preocupación de hacia dónde va esto, cómo termina todo. Se generan estas tensiones en medio de medidas de lucha, de reclamos salariales, de saqueos en algunas ciudades o intentos de saqueos, que tienen como base la enorme bronca y desesperación que se sufre ante la brutal subida de precios por la devaluación luego de las PASO. Todo un combo en un clima de conmoción social que anticipa posibles saltos de la bronca y una perspectiva de cambios bruscos para la que nos debemos preparar. Vendrán días más movidos en la calle, la dinámica indica que puede pasar cualquier cosa, inclusive no se puede descartar una crisis mayor antes de octubre que cuestione el tramo final del gobierno, o que asistamos como mínimo dos meses de muchos cambios, crisis y tensiones sociales hasta las elecciones de octubre. Y esto se profundice mucho más después.

El motor de todo esto es una combinación entre la desesperación de un importante sector que pasa hambre, el empobrecimiento de amplios sectores de trabajadores, con una fuerte crisis política que ha licuado y debilitado mucho más el poder del gobierno con su derrota en las PASO y combinado con la también derrota de Juntos por el Cambio pone en crisis al régimen de conjunto, mientras Milei aprovecha la situación para seguir escalando posiciones, ante la crisis que generan otros. Durante los días de saqueos en el conurbano, se expresaron elementos de cierto vacío, persianas de negocios que cierran, corridas, vecinos defendiendo sus casas, avisos de nuevos posibles saqueos, militarización de barrios, detenciones, todo lo cual trae el recuerdo de los últimos 40 años, donde las dos veces que pasó algo similar, terminó con la caída de gobiernos y en una crisis revolucionaria como la del Argentinazo.

El gobierno de Massa, el PJ y Unión por la Patria ha quedado grogui, paralizado y sin acertar ninguna respuesta que ponga freno a una crisis que escala, a partir de la paliza electoral. Pero lejos de tomar nota del malhumor social y las demandas de cambio, descargó una tremenda devaluación que se sumó al ajuste, la pobreza y el recorte de los salarios que se venía soportando. Y ratificó, viaje a EE.UU. incluido, los acuerdos de coloniaje con el Fondo, la hipoteca de los ingresos populares y la garantía de ganancias para las corporaciones.

En un día nos hacharon más de 22% en los salarios jubilaciones y planes sociales, la inflación de agosto ya asoma en dos dígitos y marcha hacia el 130% o 150% interanual. Los precios de la canasta se disparan sin freno, en un mar de remarcaciones y los indicadores sociales remedan los períodos de las peores crisis de nuestra historia. La brecha social se traduce en un aumento brutal del malhumor.

En este marco, no solo se incrementan los reclamos de los movimientos sociales y de varios gremios como el sector docente, los municipales, del neumático, sino que se desencadenaron conatos de saqueos en varias localidades del país y del conurbano. Un alerta roja que, más allá de las falsas acusaciones hacia el movimiento piquetero y la izquierda para descargar responsabilidades, tiene una dinámica incierta, en medio del salto en la miseria popular. Mas allá del manto de criminalización por el gobierno de Massa, también por el tándem Berni y Kicillof, acompañados por Milei, Bullrich y demás voceros de la derecha, abriendo el paraguas y apelando al aparato represivo, no pueden ocultar que -más allá de toda teoría conspirativa-, todo esto es un claro reflejo del hartazgo social y político.

Sucede todo por responsabilidad de los que nos gobiernan hoy y gobernaron antes, los verdaderos saqueadores de los bolsillos e ingresos populares. Es el mismo proceso de descontento que motivó el castigo electoral a ambas coaliciones, del PJ-Unión por la Patria y de Juntos por el Cambio, con el reclamo básico de poder comer, en un marco de insatisfacción general y postergaciones por décadas.

El fracaso de estas fuerzas, le abrieron la puerta a un personaje ultra reaccionario como Milei, al que debemos combatir y explicar las consecuencias que traería un eventual gobierno anti derechos y anti popular como el que propone. Al declarar una guerra con un ajustazo feroz, peor que el que exige el FMI, con privatizaciones, despidos masivos, reforma laboral y previsional, contra la salud y la educación pública. Por eso la salida, ante tanta derecha, es con más y mejor izquierda.

Una huelga general activa para imponer otra salida

En esta situación se hace necesario impulsar todos los reclamos sociales porque así no se puede vivir más. Además, le exigimos a la CGT, las CTA y a todos los gremios la convocatoria a un paro o huelga general activa contra todo el plan de ajuste. Como siempre, a dirigencia de la CGT, las CTA y de los grandes sindicatos, vienen de una larga siesta apoyando al gobierno, sosteniendo sus medidas, aislando las luchas y enterrando toda posibilidad de paro nacional. Ni siquiera hubo acciones callejeras de circunstancia. En los conflictos y hasta rebeliones que estallaron en provincias como Jujuy o Salta, o bien se alinearon con el poder político o no se pusieron al servicio de coordinar o fortalecer luchas que surgieron autoconvocadas o con direcciones combativas al frente.

No podemos depositar confianza en que la burocracia que apoya a Massa lo haga, igualmente tenemos que impulsar las luchas por abajo y coordinarlas Los reclamos se van a incrementar y debemos darle todo el apoyo, como ya se plantea en la docencia combativa y multicolor que, además de exigir el paro nacional, impulsan una jornada de lucha para el miércoles 6 de setiembre, a coordinar con otros sectores. Ese día puede ser una gran oportunidad para que confluyan en la calle reclamos obreros y populares de todo tipo, generando una gran acción que golpee fuerte el plan del Fondo y del gobierno.

La crisis en curso genera un mayor espacio entre los sectores sindicales, las y los trabajadores porque hay una crisis monumental de una burocracia que está paralizada, es cómplice del ajuste en curso y del que se viene y por eso debemos prepararnos para posibles crisis en las estructuras burocráticas, rupturas, nuevas organizaciones o confluencias y la recuperación de seccionales o incluso algún sindicato. Intervenir con audacia, apostando a dar salida para la base obrera y popular, para que la crisis la paguen los de arriba, quienes la generaron, los ricos, los gobiernos y el FMI.

Para eso debemos impulsar con fuerza la autoorganización por abajo, en las asambleas, los plenarios, cuerpos de delegados, comisiones internas. En cada lugar de trabajo y estudio, en cada barrio y movimiento social. El Plenario del Sindicalismo Combativo ya está preparando una nueva reunión de su espacio para definir iniciativas y medidas de acción. La cuales como en otras ocasiones pueden ser coordinadas con el movimiento piquetero, organismos sociales y de DDHH del EMVyJ y con el Frente de Izquierda impulsando ese camino.

Tenemos que frenar todo este ataque a derechos sociales y los planes reaccionarios que vienen, e imponer una salida con nuestra lucha, una salida que es política y de fondo para otro modelo de país opuesto al de los políticos de siempre, partidos tradicionales y a los nuevos personajes antiderechos. Para eso hay que cambiar todo y la izquierda tiene que jugar un rol activo para intentarlo.

Que se vayan todos y el pueblo decida

Lo que estamos presenciando, lógicamente, no es un reclamo parcial, ni una lucha social específica. Es la crisis de un gobierno y de todo un régimen político que cada día que pasa con el plan económico que aplican, y el que prometen aplicar los Milei o Bullrich, encaminan al país a una crisis todavía mayor, donde millones de familias trabajadoras vivirán muy mal. Todos ellos son responsables de lo que está pasando y por eso deberían irse. Porque además el gobierno actual no soluciona nada, y menos soluciones habrá en unas elecciones de octubre donde algún otro personaje nefasto como Milei pudiera ganar. No es de ese proceso electoral de donde vendrán las soluciones, más bien traerán peores consecuencias.

Por eso desde el MST en el Frente de Izquierda proponemos por un lado profundizar la lucha en las calles todo lo que más se pueda, porque en el fondo, la única solución para cambiar esta situación terrible, es hacer un nuevo argentinazo donde la clase obrera, el pueblo y la juventud pongan las cosas en su lugar.

Además, si todo está en crisis, cada vez peor y las decisiones las toma el Fondo, hay que romper ya con ese organismo de rapiña y generar un proceso democrático para que sea el pueblo el que decida sobre todos los grandes problemas económicos y sociales. Como podría ser una Asamblea Constituyente libre y soberana donde se debata todo con poder de decisión para cambiar y dar vuelta toda la situación a favor de las mayorías obreras y populares.

Las tareas del Frente de Izquierda

Y frente a toda esta crisis sistémica y en desarrollo, si desde el Frente de Izquierda Unidad queremos aparecer con fuerza y de verdad como alternativa para millones, no se puede estar centrando estos días en participar formalmente de una campaña electoral como si nada estuviera pasando. Como ya lo dijimos durante las PASO y como lo hicimos en Plaza Congreso junto a los compañeros del Partido Obrero, se trata de movilizar a miles a miles, se trata de que el FIT-U convoque a un nuevo y masivo Plenario de la Izquierda, para debatir y decidir entre miles de militantes y simpatizantes que hacer ante esta crisis. Se trata da darle protagonismo y poder de decisión a miles y miles de trabajadores y jóvenes, no de encerrarnos en pequeños actos y reuniones.

Podríamos llenar la Plaza de Mayo convocando a un gran evento democrático y abierto a otras organizaciones amigas y en lucha. Cuando las crisis adquieren semejante magnitud, la izquierda anticapitalista y socialista se tiene que poner a la altura de la situación, sin electoralismo, sin creer que dos o tres personas solucionan el problema o que alcanza con una intervención cada tanto en la televisión, menos aún alcanza si se hacen intervenciones políticas tibias. Lo necesario y urgente es hacernos sentir con todo, juntando toda nuestra fuerza política y social para impulsar cambios de fondo y la organización de miles y miles, para un programa de fondo hacia un gobierno de los trabajadores.

Medidas de emergencia y nuestro programa frente a la crisis

Mientras impulsamos todas estas iniciativas, tenemos que confrontar el programa de los partidos capitalistas con el nuestro, que es el único realmente alternativo. Para no seguir pagando los platos rotos de esta crisis capitalista, para poder comer en las barriadas populares y recomponer los ingresos de trabajadores, jubilados y sectores medios, tenemos que hacer que la crisis la paguen quienes la generaron, los ricos y el FMI. Son las corporaciones, banqueros, terratenientes, las mineras y los que se enriquecen a costa del pueblo trabajador y el saqueo de los recursos del país, quienes tienen que poner la plata para salir de esta verdadera catástrofe social. Porque son ellos o nosotros. Llamamos a luchar, como parte de un programa obrero y popular, por las siguientes medidas de emergencia.

1) Salario y comida para todos. Aumento general de emergencia de salarios, jubilaciones y planes sociales, con actualización automática según inflación real.  Ningún trabajador debe ganar menos del valor de la canasta familiar. Deben reabrirse ya todas las paritarias para recomponer ingresos. Universalizar y aumentar la ayuda social y la entrega de comida urgente en todos los barrios y comedores populares. Rebajar, congelamiento y control social de precios con la aplicación de la Ley de Abastecimiento a los remarcadores y formadores de precios. Abrir los libros contables de las empresas para verificar los costos reales, por parte de los trabajadores. Eliminar el IVA de la canasta familiar. Anular los tarifazos en la luz, gas, agua y transporte y reestatizar las empresas bajo control social.

2) Asegurar trabajo genuino. Plan de obras públicas y jornada de 6horas para generar trabajo. Prohibir por ley los despidos y suspensiones. Rechazar toda reforma laboral precarizadora.

3) Garantizar techo y vivienda para todos. Declarar la emergencia habitacional. Ley de alquiler social. Impuesto a la vivienda ociosa.

4) Conseguir recursos para las necesidades sociales. No al pago de la estafa de la deuda externa y la ruptura de los acuerdos con el FMI. Basta de especulación, fuga de capitales y concentración de riquezas. No a la devaluación. Nacionalizar la banca y el comercio exterior y prohibir toda salida de capitales. Créditos blandos a los pequeños comerciantes y productores. Reforma tributaria progresiva, comenzando por un impuesto permanente a las grandes fortunas y a las rentas minera, petrolera y financiera. Que paguen más los que más tienen.

Para luchar por imponer estas medidas de emergencia, exijamos la huelga general contra el ajuste que están aplicando y buscan profundizar por derecha Milei, Bullrich y también Massa. Hagamos sentir en el país que hay otra salida. Levantemos con fuerza una alternativa política por más y mejor izquierda, para hacer frente a tanta derecha. Sumate con el MST y el FIT Unidad para dar esta lucha en común.

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