En medio de una escalada de precios que arrojó una inflación interanual en diciembre que superó el 200%, Javier Milei, hoy, en una entrevista radial, afirmó: “Si la inflación de enero es igual a la de diciembre sería un buen dato; si es menor sería para festejar”. En sintonía con lo dicho por el mes pasado, donde dijo que Caputo –ministro de Economía- había hecho un trabajo formidable por una inflación del 25,5%, vuelve a festejar un guarismo que seguiría liquidando los salarios e ingresos de las mayorías populares.
De nuevo, para festejar este asalto a los bolsillos, la estrategia discursiva del presidente es sobredimensionar los elementos de crisis económica que se arrastraban. En este caso apuestan a que la gente compro un 50% de inflación en dos meses, como el logro de haber detenido un proceso hiperinflacionario que en el año hubiese llegado al 15.000%. Esta demagogia, de todos modos, va contra lo que Milei y compañía sostenían como promesa de campaña: eliminar la inflación.
La catástrofe de magnitudes bíblicas que el presidente señalaba al asumir como futuro irremediable del país si él no llegaba al gobierno, se está haciendo realidad con La Libertad Avanza en la Rosada. Toda la aceleración de la suba de precios tiene que ver con elementos concretos que este gobierno es el responsable. En primer lugar, la devaluación brutal con la que Caputo inauguró su estadía en Economía, que fue de 120%. Posteriormente, la liberalización de precios en todos los rubros, pero centralmente en el aumento de combustibles que posteriormente impacta en el resto de las mercancías. Y, sin dudarlo, los premios a las empresas alimenticias que remarcan sin pausa volviendo una película de terror las góndolas para quienes viven de su trabajo.
Todo el paquete legislativo que incluye la Ley Ómnibus, donde también se encuentra el DNU, más allá de las modificaciones parciales que se hicieron para pactar con la oposición del PRO, UCR y el bloque de Pichetto un dictamen de mayoría y la aprobación del mismo, colaboran en igual sentido. Significarían una estocada más para los ingresos de las mayorías, debido a la desregulación económica que se encuentra en la letra del proyecto. En síntesis, un programa a favor de los ricos y con orientación explícita para cumplir con el mega endeudamiento de carácter ilegal con el FMI.
Detener la escala inflacionaria, nada tiene que ver con “dejar de pisar los precios” como dice Milei. Acá es necesario poner fin a los privilegios de quienes han sido los principales responsables de la crisis que se evidencia en nuestro país. Los sueldos, jubilaciones e ingresos no festejarían para nada una nueva marca del 25% de inflación en enero, es necesario congelar los precios y detener el curso de remarcación que admite el gobierno nacional. Y, de forma paralela, aumentar los salarios, jubilaciones y programas sociales al valor de una casta familiar, que se indexe de forma automática con la inflación.
Para imponer una salida de este tipo, es importante fortalecer el Paro General del próximo 24 de enero, exigiendo a la misma vez a las direcciones de las centrales sindicales un plan de lucha hasta derrotar este plan inflacionario y de crisis a nuestras condiciones de vida que representan la Ley Ómnibus y el DNU.